La cara auditiva de las personas
La voz humana es el sonido más importante de nuestro entorno, y posiblemente el que más escuchemos a lo largo de nuestra vida. A nivel cerebral hay un conjunto de neuronas que se activan selectivamente con sonidos vocales (independientemente de que contengan o no información semántica) situadas en lo que se denomina Las técnicas electrofisiológicas también aportan evidencia de la existencia de una actividad neuronal específica para la voz, conocida como “respuesta sensible a la voz”, que se da ante sonidos vocales y no ante otros sonidos naturales.
La voz, junto con información lingüística, transmite también información ligada a las características físicas y emocionales del hablante. Por ello, la voz no es sólo el principal y más primitivo vehículo del lenguaje, sino que además es nuestra “cara auditiva”. Cada hablante tiene unas características acústicas específicas que vienen marcadas por la forma de su aparato vocal. Cuando el aire pasa a través de las cuerdas vocales de la laringe, éstas vibran produciendo un sonido complejo con una frecuencia fundamental que depende de la longitud y el grosor de las mismas.
Este sonido básico va resonando a través de las cavidades superiores -faríngea, oral y nasal-, concentrando la energía sonora en determinadas bandas de frecuencias y dando como resultado los formantes. Por lo general, la voz de las mujeres presenta un patrón de frecuencias o timbre más alto que el de los hombres, tanto (entre 165 y 225 Hz para las mujeres, frente a entre 85 y 180 Hz para los hombres) como en sus correspondientes formantes. Por lo tanto, analizando estos parámetros podemos identificar una serie de características físicas del hablante (edad, género, altura, peso) y generar una imagen visual a partir de la voz.
Cuando escuchamos a alguien hablar, aunque no lo veamos ni conozcamos, obtenemos diferentes tipos de información a partir de su voz: su mensaje lingüístico, su estado emocional y también, una imagen de sus características físicas, una especie de “cara auditiva”. Si el hablante es alguien conocido, podemos además saber quién es, es decir, podemos identificarlo únicamente por la idiosincrasia de su voz. Cuando voz y cara aparecen juntas, la información obtenida a partir de ambas modalidades sensoriales se integra para crear una imagen global y completa del hablante.
Se parecen mucho la forma de hablar de padres-madres a la de sus hijos (as), por eso, cuando se reciben llamadas en los teléfonos frecuentemente puede haber confusión entre familiares. La voz es una cualidad particular de cada persona.
Desde que nacemos, asimilamos y adaptamos la voz hablada imitando lo que escuchamos. Cuando el ser humano comienza a hablar, lo hace desde la experiencia de
las voces familiares y ésta comunicación tiene gran contenido afectivo.
Reconocemos a la voz como expresión particular, individual y única, como las huellas digitales. Podemos reconocer a alguien por su voz, sin necesidad de verlo.
En musicoterapia utilizamos el concepto de cuerpo que concibe la Gestalt, es decir, el cuerpo es el lugar donde residen las emociones y los sentimientos es donde ocurre la experiencia y en donde habita el potencial humano. En una sesión de musicoterapia se trabaja haciendo consciente lo que está en el cuerpo de la persona. Es mediante el sonido de la voz, el grito y el canto por lo que podemos lograr una buena catarsis, quizá sea por eso que tiene tanto éxito ahora el karaoke.
La voz de una persona es como su huella digital. No existe una voz exactamente igual a otra. Nuestra voz manifiesta nuestra esencia sonora. Es una forma de hacer que podamos escuchar que nuestro cuerpo habla y tiene su timbre y frecuencia única.
Si las vibraciones pueden producir cambios en la estructura molecular, el canto y la vibración del sonido, pueden generar cambios en nuestro cuerpo.
Cada persona puede aportar mucho a esta propuesta de la musicoterapia en particular a la construcción de un canto comunitario, porque de lo que se trata es de eso precisamente, de hacer comunidad. Aquí nadie es dueño o dueña absoluta de la verdad, sino que entre todas y todos la vamos haciendo.
Se trata de potencializar un recurso que está al alcance de todos. Es despertar nuestra conciencia. Es hacernos conscientes del poder que tenemos de sanar, de armonizar, tanto a nosotros mismos como a nuestros semejantes.
Escuchemos a nosotros mismos y vibremos de acuerdo a nuestra “cara auditiva” que es una de las mejores formas de contactar con nuestro interior. Es verdadera música para nuestros oídos y una forma de generar paz.