El Ombligo de México
Al inicio de la semana pasada recibí dos correos por la Presidencia Municipal. En ellos me hacían una invitación para asistir a los eventos conmemorativos de los Cuatrocientos Setenta y Un Año de la Fundación de nuestra ciudad, de nuestro querido Irapuato.
Me llamó la atención el tener un comunicado por parte del Presidente Municipal y su Honorable Ayuntamiento, para asistir a esta serie de eventos que se habían programado de forma especial para este gran acontecimiento. Fue muy rápido y corto el tiempo para mí el recibir dicha invitación porque me la hicieron a dos días de que éste se celebrara, poniéndome en un predicamento pues ya tenía algunos compromisos por atender.
Me solicitaron nuevamente mis datos para hacerme llegar la invitación, aunque de forma digital ya la había recibido. No tuve problema alguno en volvérselos a facilitar, a los departamentos municipales que me los requirieron: Comunicación Social de la Presidencia de Irapuato y Relaciones Públicas del Municipio de Irapuato.
He de comentar que en las administraciones pasadas recibía las invitaciones de manera sistemática y formal, y ya dependía de mí si asistía o no a los eventos a los cuales me hacían una invitación, tratando siempre de estar en ellos.
Con la presente administración se habían acabado tales invitaciones, y en un principio se me hizo extraño, sin embargo, nunca cuestioné nada, y supuse que era por cuestiones presupuestales, ya que de alguna forma u otra siempre estos eventos representan una erogación para el municipio y no estamos en condiciones de gastar por gastar, o gastar por quedar bien, cuando las necesidades de nuestra población son muchas.
Reconozco que me dio gusto el recibir tal deferencia porque en este tipo de eventos te das cuenta de lo que está pasando en nuestro municipio, de lo que se ha hecho, se sigue haciendo, se ha dejado de hacer o se hará en un futuro.
Se percata uno de la importancia de participación que tiene el pueblo, la ciudadanía, en la toma de decisiones que se tienen que tomar, para solventar todo tipo de proyectos, programas sociales y educativos, y dar solución a la infinidad de problemáticas que toca a todos atender y remediar.
No es para que salga uno en la foto o para quedar bien con las autoridades, o con la finalidad de relacionarse, sino de sentirse parte del pueblo, de la ciudadanía que tiene interés por un Irapuato mejor, próspero y seguro, y solamente participando en acciones concretas y propositivas se puede hacer mucho por mejorar.
Es probable que sí haya quienes acuden a este tipo de eventos para establecer contactos y relaciones más cercanas al círculo del poder y del servicio, estar bien con ellos porque representa una oportunidad de destrabar algún conflicto personal o social.
Sí puede que haya ese tipo de ventajas, pero en el fondo, todos tendrían la oportunidad de ser atendidos de igual forma, sin necesidad de conocer a los funcionarios y servidores públicos. No caer en el “tú estás bien conmigo, yo estoy bien contigo, y todos en paz”. “Tú me conoces, yo te conozco, te puedo atender mejor o tengo la confianza para saludarte”. Eso, por cualquier lado que lo veamos, no es lo conducente.
Así que agradezco al Arq. Ricardo Ortiz por la invitación a esta fiesta de nuestra ciudad, por su amable y fina atención. Como deseo en el fondo que en alguna otra ocasión se haga extensiva la invitación personal a un obrero o trabajadora del pueblo, a una persona de limpieza, a un zapatero, a un jardinero, lustrador de calzado, vendedor de pepitas, en fin a gente del pueblo para que tomen un lugar especial en el presídium y no sólo a los altos mandos que están al frente de las diversas dependencias públicas y privadas, o por representantes de partidos políticos. Sería padre que esto lo tomara Ricardo en cuenta en cuenta.
Dando respuesta a esta invitación acudí por la mañana del jueves, día de la celebración de la Fundación de Irapuato, a la explanada del Templo de Hospitalito donde se desarrollaría la Guardia de Honor a Tata Vasco de Quiroga, fundador de nuestra ciudad.
Llegué a las siete cuarenta y cinco de la mañana, porque
teóricamente la ceremonia comenzaría, al menos así lo decía el programa oficial, a las ocho horas.
Estuve sentado en una de las bancas de la Plaza de los Fundadores, esperando el inicio del evento, pero no sucedía así. Ricardo Ortiz llegó a las ocho cinco, y todo parecía que comenzaría pero me equivoqué, porque aún faltaban algunas autoridades por llegar, sobre todo la Gobernador de nuestro Estado, Miguel Márquez Márquez, quién hizo su arribo a las ocho treinta y cinco; eso marcaba mi reloj.
Mientras llegaba el Gobernador se fueron acomodando a las personas invitadas; fueron tomando su lugar las fuerzas armadas, un grupo de ellos, así como la escolta militar y la banda de guerra; había mucho movimiento; la gente pasaba de un lado a otro, esperando la hora de iniciar.
Se dieron las indicaciones para tomar los lugares respectivos y el evento comenzó cuarenta minutos tarde. Se hicieron los Honores a la Bandera, y posterior a ello tomó la palabra el Presidente Municipal, haciendo alusión al significado el mural de Don Salvador Almaraz. Ricardo fue desglosando poco a poco el significado de todo el mural.
Terminando la participación de nuestro Presidente Municipal, le cedieron la palabra a Miguel Márquez, nuestro Gobernador Constitucional, quien dirigió un mensaje relativo a la importancia que tiene nuestra ciudad a nivel nacional, del significado que tiene Irapuato en nuestra región, en el Bajío y en el país, haciendo referencia al lugar estratégico que ocupa en nuestro territorio nacional, y al progreso industrial, así como la transformación que ha tenido, salvando todo tipo de obstáculos y tragedias vividas en décadas pasadas. Recordó que desde que era niño escuchaba decir que Irapuato era el ombligo de México.
Cuando el gobernador terminó su intervención se procedió a que las autoridades y los miembros de ayuntamiento pasaran frente al monumento a Don Vasco de Quiroga para montar la Guardia de Honor.
Una vez terminado este acto protocolario, los invitados regresaron a su lugar para entonar con la ciudadanía presente nuestro Himno Nacional. Se hicieron nuevamente los Honores a la Bandera para cerrar el acto cívico.
Por primera ocasión se realizó un desfile militar en esta fecha, haciendo acto de presencia integrantes del ejército, de la policía militar, la policía federal y la policía y tránsito municipal. Con el desfile se cerró este evento, de acuerdo con el programa establecido, mismo que fue terminando a las nueve cuarenta y cinco del día.
Quienes tuvieron oportunidad de hacerlo se fueron retirando para dirigirse al desayuno convocado por la Presidencia Municipal; dados los compromiso adquiridos con anterioridad me fue imposible asistir a compartir y degustar los alimentos.
Lo importante era el evento cívico y ahí estuve. Algo parecido como cuando somos invitados a un bautizo o a una boda, donde pocos acuden a la celebración religiosa pero en donde todos hacen presencia en la fiesta organizada por compartir con los agasajados. Seguramente estarán de acuerdo conmigo que lo importante es la unión religiosa, a la que pocos acuden; al evento social, a la fiesta, no fallan.
Tengo mucho que comentar aún sobre esta seria de actividades que se programaron para festejar a nuestra ciudad, pero no tengo más espacio para hacerlo. Mis estimados lectores, el Señor les dé su paz.