El Sol de Irapuato

El Ombligo de México

- Armando Hernández Origel VICISITUDE­S Armando Hernández Origel El Maestro de la Seguridad 16 de febrero de 2018

Al inicio de la semana pasada recibí dos correos por la Presidenci­a Municipal. En ellos me hacían una invitación para asistir a los eventos conmemorat­ivos de los Cuatrocien­tos Setenta y Un Año de la Fundación de nuestra ciudad, de nuestro querido Irapuato.

Me llamó la atención el tener un comunicado por parte del Presidente Municipal y su Honorable Ayuntamien­to, para asistir a esta serie de eventos que se habían programado de forma especial para este gran acontecimi­ento. Fue muy rápido y corto el tiempo para mí el recibir dicha invitación porque me la hicieron a dos días de que éste se celebrara, poniéndome en un predicamen­to pues ya tenía algunos compromiso­s por atender.

Me solicitaro­n nuevamente mis datos para hacerme llegar la invitación, aunque de forma digital ya la había recibido. No tuve problema alguno en volvérselo­s a facilitar, a los departamen­tos municipale­s que me los requiriero­n: Comunicaci­ón Social de la Presidenci­a de Irapuato y Relaciones Públicas del Municipio de Irapuato.

He de comentar que en las administra­ciones pasadas recibía las invitacion­es de manera sistemátic­a y formal, y ya dependía de mí si asistía o no a los eventos a los cuales me hacían una invitación, tratando siempre de estar en ellos.

Con la presente administra­ción se habían acabado tales invitacion­es, y en un principio se me hizo extraño, sin embargo, nunca cuestioné nada, y supuse que era por cuestiones presupuest­ales, ya que de alguna forma u otra siempre estos eventos representa­n una erogación para el municipio y no estamos en condicione­s de gastar por gastar, o gastar por quedar bien, cuando las necesidade­s de nuestra población son muchas.

Reconozco que me dio gusto el recibir tal deferencia porque en este tipo de eventos te das cuenta de lo que está pasando en nuestro municipio, de lo que se ha hecho, se sigue haciendo, se ha dejado de hacer o se hará en un futuro.

Se percata uno de la importanci­a de participac­ión que tiene el pueblo, la ciudadanía, en la toma de decisiones que se tienen que tomar, para solventar todo tipo de proyectos, programas sociales y educativos, y dar solución a la infinidad de problemáti­cas que toca a todos atender y remediar.

No es para que salga uno en la foto o para quedar bien con las autoridade­s, o con la finalidad de relacionar­se, sino de sentirse parte del pueblo, de la ciudadanía que tiene interés por un Irapuato mejor, próspero y seguro, y solamente participan­do en acciones concretas y propositiv­as se puede hacer mucho por mejorar.

Es probable que sí haya quienes acuden a este tipo de eventos para establecer contactos y relaciones más cercanas al círculo del poder y del servicio, estar bien con ellos porque representa una oportunida­d de destrabar algún conflicto personal o social.

Sí puede que haya ese tipo de ventajas, pero en el fondo, todos tendrían la oportunida­d de ser atendidos de igual forma, sin necesidad de conocer a los funcionari­os y servidores públicos. No caer en el “tú estás bien conmigo, yo estoy bien contigo, y todos en paz”. “Tú me conoces, yo te conozco, te puedo atender mejor o tengo la confianza para saludarte”. Eso, por cualquier lado que lo veamos, no es lo conducente.

Así que agradezco al Arq. Ricardo Ortiz por la invitación a esta fiesta de nuestra ciudad, por su amable y fina atención. Como deseo en el fondo que en alguna otra ocasión se haga extensiva la invitación personal a un obrero o trabajador­a del pueblo, a una persona de limpieza, a un zapatero, a un jardinero, lustrador de calzado, vendedor de pepitas, en fin a gente del pueblo para que tomen un lugar especial en el presídium y no sólo a los altos mandos que están al frente de las diversas dependenci­as públicas y privadas, o por representa­ntes de partidos políticos. Sería padre que esto lo tomara Ricardo en cuenta en cuenta.

Dando respuesta a esta invitación acudí por la mañana del jueves, día de la celebració­n de la Fundación de Irapuato, a la explanada del Templo de Hospitalit­o donde se desarrolla­ría la Guardia de Honor a Tata Vasco de Quiroga, fundador de nuestra ciudad.

Llegué a las siete cuarenta y cinco de la mañana, porque

teóricamen­te la ceremonia comenzaría, al menos así lo decía el programa oficial, a las ocho horas.

Estuve sentado en una de las bancas de la Plaza de los Fundadores, esperando el inicio del evento, pero no sucedía así. Ricardo Ortiz llegó a las ocho cinco, y todo parecía que comenzaría pero me equivoqué, porque aún faltaban algunas autoridade­s por llegar, sobre todo la Gobernador de nuestro Estado, Miguel Márquez Márquez, quién hizo su arribo a las ocho treinta y cinco; eso marcaba mi reloj.

Mientras llegaba el Gobernador se fueron acomodando a las personas invitadas; fueron tomando su lugar las fuerzas armadas, un grupo de ellos, así como la escolta militar y la banda de guerra; había mucho movimiento; la gente pasaba de un lado a otro, esperando la hora de iniciar.

Se dieron las indicacion­es para tomar los lugares respectivo­s y el evento comenzó cuarenta minutos tarde. Se hicieron los Honores a la Bandera, y posterior a ello tomó la palabra el Presidente Municipal, haciendo alusión al significad­o el mural de Don Salvador Almaraz. Ricardo fue desglosand­o poco a poco el significad­o de todo el mural.

Terminando la participac­ión de nuestro Presidente Municipal, le cedieron la palabra a Miguel Márquez, nuestro Gobernador Constituci­onal, quien dirigió un mensaje relativo a la importanci­a que tiene nuestra ciudad a nivel nacional, del significad­o que tiene Irapuato en nuestra región, en el Bajío y en el país, haciendo referencia al lugar estratégic­o que ocupa en nuestro territorio nacional, y al progreso industrial, así como la transforma­ción que ha tenido, salvando todo tipo de obstáculos y tragedias vividas en décadas pasadas. Recordó que desde que era niño escuchaba decir que Irapuato era el ombligo de México.

Cuando el gobernador terminó su intervenci­ón se procedió a que las autoridade­s y los miembros de ayuntamien­to pasaran frente al monumento a Don Vasco de Quiroga para montar la Guardia de Honor.

Una vez terminado este acto protocolar­io, los invitados regresaron a su lugar para entonar con la ciudadanía presente nuestro Himno Nacional. Se hicieron nuevamente los Honores a la Bandera para cerrar el acto cívico.

Por primera ocasión se realizó un desfile militar en esta fecha, haciendo acto de presencia integrante­s del ejército, de la policía militar, la policía federal y la policía y tránsito municipal. Con el desfile se cerró este evento, de acuerdo con el programa establecid­o, mismo que fue terminando a las nueve cuarenta y cinco del día.

Quienes tuvieron oportunida­d de hacerlo se fueron retirando para dirigirse al desayuno convocado por la Presidenci­a Municipal; dados los compromiso adquiridos con anteriorid­ad me fue imposible asistir a compartir y degustar los alimentos.

Lo importante era el evento cívico y ahí estuve. Algo parecido como cuando somos invitados a un bautizo o a una boda, donde pocos acuden a la celebració­n religiosa pero en donde todos hacen presencia en la fiesta organizada por compartir con los agasajados. Segurament­e estarán de acuerdo conmigo que lo importante es la unión religiosa, a la que pocos acuden; al evento social, a la fiesta, no fallan.

Tengo mucho que comentar aún sobre esta seria de actividade­s que se programaro­n para festejar a nuestra ciudad, pero no tengo más espacio para hacerlo. Mis estimados lectores, el Señor les dé su paz.

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