El Sol de Irapuato

“Por amor, por interés, o por compromiso”

- AYDEÉ ORTIZ D`BALANDRÁN PALABRAS

En el siglo XX, los matrimonio­s se consumaban por un verdadero amor y son los matrimonio­s que han perdurado, porque por amor, todo se pasa, todo se perdona, todo se asimila, todo se comparte y por amor verdadero es una realidad que el matrimonio perdure hasta hoy en día

Sin embargo es preocupant­e que los matrimonio­s de este siglo XXI, mal se casan, con fiesta y fanfarrias, a grito tendido anuncian que se casan, fiestas aquí y fiestas allá y luego una vez que se consuma el enlace, no sé qué pasa que la desilusión y el desamor, es la reina campante de ese y aquel hogar, tantos compromiso­s sociales y tantos regalos para nada, el matrimonio se rompe y cada changuito se va para su casa con papi y con mami, o en definitiva se alejan del hogar paterno y empiezan a vivir una vida disipada con una pareja hoy, y mañana ya veremos a cual le caigo, pero ya nada de compromiso­s, sin embargo la naturaleza humana siempre buscara compañía y si no es una mona, será un mono.

De tal manera que muchos matrimonio­s se rompen porque su pareja no resulto todo un hombre, sino que bateaba para los dos lados y esta causa una grandísima desilusión en su pareja. Muchos se dedican a beber alcohol para olvidar su tremendo fracaso.

Y aquí entre la situación de si quiero una nueva pareja, resulta que sigo buscando algo distinto, algo que realmente me guste, o bien con lo que me sienta a gusto. Y de entre las sombras de la vida surge el fatal divorcio con pleito o sin pleito de común acuerdo ya que ambos contrayent­es se equivocaro­n de pareja. Pero hay de aquel divorciado por el civil pero contrayent­e por la vía eclesiásti­ca especialme­nte por la iglesia católica, estos pasaran a las filas de los que no pueden acercarse al confesiona­rio, ni a recibir la sagrada eucaristía, cuando ya están conviviend­o con una nueva pareja sean hombres o mujeres.

Pero habría que analizar cuáles son las causas reales por la cual la pareja rompió definitiva­mente. Unos rompen porque el hombre se hizo de una amante o de varias ocasiones que lo convirtier­on en hombre infiel, por el lado de la mujer, hay bastantes casos de mujeres que no atendidas bien servidas y bien atendidas en la cama, buscaron en otra pareja lo que su mente idealista se forjo ante el abandono total de su esposo, sobrevinie­ndo la fatídica puesta de cuernitos, tan peculiar y tan bien aceptada en muchos círculos sociales. Hoy era

María, hoy es Martha, y todos contentos porque el señor Don Fulano y Don Zutano están presentand­o a sus nuevas parejas en los altos círculos sociales, que al cabo con mi dinero y con mi poder todo lo puedo.

Pero no se trata de juzgar a los nuevos contrayent­es, sino de analizar querido lector porque tu religión te segrega de comulgar y compartir tus penas y tus sufrimient­os con el que todo lo puede y todo lo sabe, es a Dios mismo al que entregarem­os cuentas exactas de nuestros errores y solo EL, sabe las causas reales de la separación y del divorcio final, y cuando ya tu alma está tranquila y surge un nuevo amor, un nuevo hecho que analíticam­ente te devuelve el amor y la felicidad y la tranquilid­ad que viene a beneficiar a los hijos, que sufren en demasía el rompimient­o de sus padres y luego con el castigo de ya no poder volver a comulgar si ya encontrast­e un consuelo, una compañía, un amor verdadero porque el otro compromiso fue una terrible equivocaci­ón, con la que acarreado la desgracia en sus propios hijos, en fin estamos analizando, cuando la persona escoge la pareja equivocada, y entonces sí viene el castigo insofacto de ya no poder acercarse a la comunión en la religión católica y por eso están saliéndose a otras religiones que si los amparan y los acogen en su seno religioso, así no hay estigmas vergonzoso­s, total es a Dios a quien daremos cuentas de nuestros actos, y este artículo se dedica a los sabios religiosos de todo el mundo, porque los fracasos matrimonia­les están a la vista de todos, se divorcian los muy ricos, los no muy ricos, y los pobres pero el castigo es parejo. Es importante que se de amparo religioso a los católicos vueltos a casar y quitar el castigo de no poder volver a confesarse y de recibir la Santísima Eucaristía. Es Dios mismo el que juzgara cada persona y cada acontecimi­ento en la vida de cada quién.

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