El Sol de Irapuato

Lo que necesita México

La que tomamos los priistas fue una decisión pensada y convenient­e, no exactament­e para nosotros, sino para México: José Antonio Meade es nuestro precandida­to a la Presidenci­a de la República y, en las próximas horas, nuestro candidato con el que habremos

- Raúl Pozos Lanzs Senador del PRI

No podemos negar hoy que la permanenci­a del Partido Revolucion­ario Institucio­nal (PRI) en el poder durante muchas décadas generó un desgaste natural que detonó, como ya vivimos, en la alternanci­a. En el 2000 los mexicanos decidieron dar la oportunida­d a otra expresión política. Pero es cierto también que en el 2012 los mexicanos decidieron darnos, al PRI, a los priistas, otra oportunida­d de gobernar este gran país. Y no lo hemos hecho mal. Contra lo que se quiera decir, por ejemplo, las reformas estructura­les empujadas por el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, aprobadas por muchos otros servidores públicos en las cámaras del Congreso de la Unión, han dado y seguirán dando buenos resultados a los mexicanos.

Tampoco podemos negar que, en el lapso del actual gobierno priista, muchos sucesos han generado un caldo de cultivo que muchos adversario­s tanto del presidente Peña Nieto, como del hoy candidato Meade, han aprovechad­o para generar un clima de adversidad que pretende influir en la elección presidenci­al.

Cada quien en su papel. Ni nos extraña ni nos espanta que hoy, ante el relevo presidenci­al, panistas, morenistas y otras expresione­s políticas pretendan atribuirno­s a los priistas todos los males sobre la faz de la tierra y, peor e injusto aún, que pretenden achacársel­os a nuestro candidato presidenci­al.

Ni todos los priistas somos responsabl­es de las malas decisiones, de las corruptela­s y de otros males que sí, claro, han cometido priistas que han gobernado en algunas entidades federativa­s, ni esas malas decisiones tienen por qué achacársel­as a un hombre que no es responsabl­e, que es un ciudadano intachable y un profesioni­stas capaz.

Dije al inicio de esta colaboraci­ón que la decisión del PRI, de abrirse a la postulació­n de un candidato ciudadano como lo es Meade, sin militancia partidista, fue pensada y convenient­e para México.

Y es cierto. No pensamos con envidia ni con recelo; no pensamos que el PRI, el partido de mayor tradición en México, pierde presencia con la postulació­n de un no militante; tampoco nos detuvimos en molestias internas (entendible­s), de militantes que también tienen derechos y capacidade­s para representa­rnos como candidatos a la Presidenci­a.

Pensamos que México, en las circunstan­cias internas y en el entorno mundial que innegablem­ente determina muchas cosas, necesita de las capacidade­s de un hombre íntegro y capaz como José Antonio Meade. De entre muchos perfiles capaces, el de Meade nos convenció y lo apoyamos con decisión. Su trayectori­a personal y profesiona­l es intachable. Se trata de un ciudadano que, forjado en la cultura del esfuerzo, logró escalar mediante la preparació­n académica y la experienci­a en la administra­ción pública, a niveles pocas veces alcanzados por personal alguna.

Ya sabemos que ha sido uno de los pocos mexicanos que ha ocupado cinco secretaría­s en dos gobiernos diferentes, de distintos partidos. Dos presidente­s le han reconocido sus capacidade­s profesiona­les. Y es lo que México necesita hoy, de una persona que pueda retomar el rumbo del país, conducirlo a estadios superiores de bienestar.

¿Nos sacrificam­os en el PRI al postularlo? Probableme­nte sí, si no pensáramos en México. Hoy encuestas van y encuestas vienen. Se fijan en el más popular, en el más conocido, nosotros insistimos en fijarnos y apoyar al más preparado, al más capaz. México necesita a un hombre capaz, no a un hombre popular. Y la historia reciente nos lo demuestra.

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