Impresiones de México: última llamada
A México lo retrataron sus artistas en cuadros y murales, pero también en las portadas y láminas de incontables publicaciones: libros de lectura para primaria, revistas culturales, semanarios de actualidad, álbumes para coleccionistas, poemarios, cancioneros, historietas, carteles cinematográficos, hojas volantes…
Este legado se presenta en el Museo Nacional de la Estampa, ya solamente hasta el domingo 10 de noviembre. Impresiones de México, la estampa y las publicaciones ilustradas en el siglo XX (1900-1968) constata que, en muchas ocasiones, los muralistas producían también portadas y viñetas: José Clemente Orozco, Carlos Mérida, Roberto Montenegro, Alfredo Zalce, Fermín Revueltas, Saturnino Herrán. Había especialistas en la ilustración, como Juan Bautista Urrutia, el gran precursor de la historieta mexicana y, naturalmente, Ernesto Chango García Cabral, uno de los mejores caricaturistas del mundo entero.
Menos recordado es Antonio Gedovius, quien durante décadas creó portadas e ilustraciones para los libros de lectura, entre ellos Iris (1927), del profesor Atenógenes Pérez y Soto; otros talentos fueron Audifred, Adolfo Mexiac, Ramón Alva de la Canal, Rafael Freyre, Guasp, Fanny Rabel, Mariana Yampolsky, Fermín Revueltas, María Izquierdo, Julio Prieto y muchos otros más.
La muestra rescata el esfuerzo emprendido por los ilustradores porfirianos y posrevolucionarios para expresar la identidad mexicana: Félix Parra, Antonio Cortés, el veterano José María Velasco, el joven Herrán y muchos otros artistas se nutrieron de las culturas mesoamericanas y de la época colonial para las ediciones institucionales.
Después de la Revolución, el modernismo geométrico hoy llamado art déco encontró unas fuentes inapreciables en el mundo prehispánico y en el barroco virreinal: Diego Rivera, maestro del cubismo, lo comprendió así.
El Museo Nacional de la Estampa expone unos tesoros bibliográficos que merecen la reedición, como
Iglesias de México, de Manuel Toussaint, en varios volúmenes, con láminas de Gerardo Murillo y fotografías de Guillermo Kahlo.
Otro tanto sucede con las ilustraciones de Mérida para el Popol Vuh, con las de Zalce para Poemas patrióticos y amorosos, de Ignacio Torres Guzmán o con las de Fermín Revueltas para El pajareador, de Rojas González. Un cartel de Guasp anuncia el debut fílmico de Tin Tan y su carnal Marcelo en El hijo desobediente
(1945), de Humberto Gómez Landero.
Hay piezas reveladoras: la prensa huertista mentía abiertamente al presentar como triunfo federal la toma de Torreón por los revolucionarios. Es significativa la falsificada imagen del general Villa: en vez del norteño de espesos bigotes castaños, ojos claros y cabello crespo, se presentaba a un personaje de fuertes rasgos indígenas, conforme a los prejuicios sociales.
Nadie debería perderse esta exposición.