La NFL en el país de las cancelaciones
No soy cronista deportivo y creo que nunca lo seré; lejos de ello solo soy un simple aficionado a los deportes en general y al futbol americano de la NFL en particular. Mi gusto por este deporte se ha visto reafirmado a partir del pasado lunes. En el ya tradicional y estelar Monday Night, los equipos de los Carneros de Los Ángeles y los Jefes de Kansas City se jugaron tremendo partido. No era para menos, ambos equipos llegaron parejos en juegos ganados y perdidos y junto con los Santos de Nueva Orleans, son lo mejor que hay en este momento en aquella famosa liga.
La NFL ha sacado su circo de tres pistas fuera de los estadios de la Unión Americana, exhibiéndolo en otros países, entre ellos, Alemania, Inglaterra y México. ¿Cómo es que un deporte tan autóctono y propio de los gringos logra llenar estadios fuera de su país? La respuesta es simple: la NFL no es solo una liga de futbol, es una enorme empresa de espectáculos.
El reciente partido que menciono tuvo que llevarse a cabo en el Estadio Coliseo de Los Ángeles, no como estaba previsto, sino por causas ajenas a la organización. Resulta que el duelo del año tendría lugar en el Estadio Azteca de la Ciudad de México, pero la negligencia y la escasa seriedad mexicana, dieron al traste con ese objetivo. Es una pena que la Ciudad de México se haya perdido de presentar un juego inolvidable, la exposición internacional hubiera resultado por demás positiva, pero todo quedó en incumplimiento de contratos y pérdidas millonarias. Si este país puede darse el lujo de enterrar millonadas en la cancelación de megaproyectos públicos, ¿qué problema habría en cancelar un simple partido?
La NFL es un gran negocio sumamente rentable. Cada una de las franquicias que lo integran suele estar valuada por encima de los mil millones de dólares. Tan solo los Vaqueros de Dallas lo están en 4.1 billones de dólares, no hay equipo de futbol soccer que le supere. La parafernalia que rodea a los equipos de la NFL es un modelo a seguir en cuestión de publicidad, tecnología y comercialización. Los estadios son de suyo un espectáculo y quien se acerque a presenciar un partido, aunque no le interese ni conozca las reglas, seguramente saldrá impresionado. Ni hablar del Super Bowl y toda la inercia económica que genera.
Aunque todo eso parece no importar mucho a los administradores del Estadio Azteca, quienes lejos de procurar las mejores condiciones a la altura del evento, terminaron por dejar un chiquero donde se supone debería haber una cancha, lo cual evidentemente, fue rechazado por jugadores y autoridades de la NFL. El tema no es pueril, de hecho la relevancia es tal que el mismo López Obrador —tan renuente él a los eventos que podrían parecerle fifís— tuvo que reunirse con el Comisionado de la NFL para garantizar que el año que viene si habrá partido de la temporada regular en nuestro país. Claro que tal reunión no garantiza que así será, ya se sabe que nuestro presidente electo suele ser proclive a desconocer sus compromisos.
El incumplimiento de las condiciones contractuales contraídas con una empresa internacional como lo es la NFL, no puede quedar como una simple anécdota; desde luego, habrá onerosas penalizaciones que tendrán que cubrir los organizadores mexicanos, además de que se han perdido los recursos fiscales que el Gobierno Federal, a través de la Secretaría de Turismo ha aportado para la promoción del evento. Pero lo más grave del caso, es que nuevamente la imagen de México queda como la de un país donde no resulta una buena idea arriesgar capitales ni celebrar contratos.
De por sí, el clima político, económico y social no es precisamente propicio para los negocios ni para la inversión extranjera en México; la situación se mira compleja, dados los eventos sucedidos desde el primero de julio a la fecha, periodo que ha sido aprovechado por López Obrador para actuar como si ya fuese presidente en funciones. Las expectativas de inflación del Banco de México se han visto rebasadas; el dólar se ha disparado frente al peso; las tasas de interés han subido y las calificadoras han tasado al alza el riesgo-país, de manera que el panorama no presenta el mejor de los horizontes, como para que todavía nos demos el lujo de incumplir con nuestras obligaciones ante el mundo.
De acuerdo con el Informe Global de Riesgos 2018 del World Economic Forum, (www.marsh. com), según la percepción de cerca de 280 ejecutivos encuestados a nivel nacional, México genera preocupación principalmente en cinco rubros: 1. Fracaso del Gobierno; 2. Inestabilidad social; 3. Comercio ilícito; 4 Alteración de los precios de la energía; y 5. Altos niveles de desempleo.
sobre las 3 razones para endeudarse, sin embargo, toda historia tiene su lado B y esta no es la excepción, así que aquí van:
A fin de sortear ese adverso clima de incertidumbre, el régimen venidero bien haría por comenzar a garantizar las condiciones de certeza jurídica a la inversión tanto exterior como nacional, y ello no se conseguirá en la medida en que pensemos que cumplir o no con los compromisos adquiridos es optativo. No hay razón para generar innecesariamente más aumentos negativos en la percepción riesgo-país; estamos obligados y urgidos de honrar los compromisos contractuales ya sea con la constructora de un aeropuerto, ya con la NFL o con quien sea, de ello depende la viabilidad financiera del país y la creación de fuentes de trabajo. No más cancelaciones arbitrarias y negligentes. Seamos serios. 3 MOTIVOS PARA NO PEDIR PRESTADO
Falta de claridad. Desconocer el destino del dinero que deseamos podrá parecer poca cosa, sin embargo, pensemos cuántas veces hicimos una mala compra pensando que “luego me servirá” y termina arrinconada en algún lado. Además, abre la puerta a gastarlo en cosas que no redituarán a la empresa como decoraciones, mejoras estéticas no indispensables, etc.
Costo del préstamo. Si bien es cierta la frase “no hay dinero más caro que el que no se tiene”, es necesario comparar las diferentes opciones de los intermediarios financieros, existen opciones adecuadas para todos los gustos y requerimientos.
Cuando queremos gastar pero no lo necesitamos. En estas fechas navideñas es muy frecuente que sintamos la emoción del cierre de año, próximo inicio de ciclos, tener el aguinaldo en la mano, entre otros factores y pensemos en cosas que se nos antojan o queremos quedar bien con compañeros, jefes, parientes, familia política y amigos, entonces entramos a intercambios, organizamos fiestas, barrios, posadas y cenas navideñas, etc. Lo que resulta en deuda que en enero es una verdadera tortura ya que se dificulta realizar los pagos.
Consideremos esto antes de pedir dinero, usémoslo sabiamente para evitar impagos o arrepentimientos.