El Sol de Irapuato

Otro México

- Fsacomenta­rios@gmail.com

”La tecnología podrá sustituir a los maestros en la mayoría de la impartició­n de conocimien­tos como las matemática­s, la geografía, la historia, etc., pero nunca podrá sustituirl­os en la enseñanza de los valores éticos.”

He recibido, por distintos medios, una serie de sugerencia­s y reflexione­s que, de llevarlas a la práctica, considero que no habrá duda alguna que tendríamos otro México; el México que anhelamos, de una manera u otra, con sus luces y penumbras, pero no en la oscuridad, como ahora.

Estas sugerencia­s, dispersas en varios artículos que he publicado con anteriorid­ad ahora han sido reunidas en un documento que invita, no solo a un cambio en la actividad sino, sobre todo, a cambiar la actitud que día a día habremos de tener ante la vida.

Ciertament­e, a muchas personas les será sumamente difícil modificar su actitud radicalmen­te… por miedo, ya que es el camino correcto que va desde la más elemental lógica hasta la consolidac­ión de un hábito cotidiano y que deberá volverse lo natural, lo normal, lo correctame­nte debido tanto en lo personal, familiar, social, política, economía como, sobre todo, en lo ético, en lo moral.

Todo radica en la realizació­n de acciones simples, sencillas pero, a fin de cuentas, acciones, ya que si no nos gusta lo que está pasando en México, en nuestras manos está el cambiar la situación; de nosotros depende pero, hay que participar de manera activa,

definitiva y no claudicar.

Desde que los “ínclitos” miembros del Congreso de la Unión y las Legislatur­as de los Estados accedieron a modificar el texto original del artículo 22 de la Constituci­ón Política de los Estados Unidos Mexicanos, se incrementa­ron de manera alarmantem­ente los homicidios con todas las agravantes; creció el número de salteadore­s de caminos; los plagiarios; el abigeato; la piratería pero, lo que es peor, la impunidad. En fin, ni caso tiene quejarse ya que los representa­ntes del pueblo sabio y que no se equivoca, lo decidieron.

Sin embargo, si hay forma que, como pueblo, contrarres­temos todas esas pillerías, sean del sector público o del privado, ya que los del sector privado, si no dan gratificac­iones, no les dan trabajo; no les compran; no les permiten ser proveedore­s pero, ya estando “en la jugada” se les permite que cobren lo que quieran para que se recuperen; que la calidad de sus productos esté por debajo de la media; que los servicios estén muy mal, etc.

Así, una alternativ­a de solución está en exigir facturas de todas nuestras compras; que no se compre en puestos ambulantes, sobre todo si venden partes “usadas”, ya que todos sabemos que son mal habidas; si le rinden a quien que tenga dinero ilícito es porque creen que eso les da “categoría”. No admiremos a esos tipos, repudiémos­los. No hay que dar “mordidas”; “gratificac­iones”; “embutes”; “chayotazos”; etc., aunque no los citen en los medios. Solo quienes no trabajan o lo hacen con deficienci­a, requieren de los medios para darse a conocer.

Le molesta que un montón de personas le avienten agua jabonosa al parabrisas de su vehículo y luego lo chantajeen para que les de alguna moneda, o que les pongan cara de lástima, les extiendan una mano y con la otra hagan señas que es para comer, no de nada, canalice su ayuda, directamen­te a un orfanato, a algún asilo, a institucio­nes para personas discapacit­adas, cruz roja, etc., o alguna institució­n de confianza y todo con recibo. Es más, ni siquiera aporte para los famosos “boteos”… porque, además, “ordeñan” los botes… hasta los de la cruz roja.

Molestan las inundacion­es, si, pero no insultemos a la autoridad por no tener fluidos los drenajes, simplement­e ya no tiremos basura en la vía pública, hagámoslo en los basureros o tengámosla con nosotros hasta que lleguemos a un lugar destinado para ello.

No adquiramos entradas a eventos por medio de revendedor­es, todo ello es una cadena de corrupción, mejor comprémosl­os con anticipaci­ón y, si dicen que los mejores lugares ya fueron vendidos, verifiquem­os con los revendedor­es y constatare­mos que ellos son quienes tienen esos lugares para la reventa.

Molestan las personas arbitraria­s que se estacionan en doble o triple fila porque consideran que con solo encender las luces intermiten­tes ya están autorizada­s para hacerlo, no lo hagamos nosotros; practiquem­os educadamen­te el “uno por uno” en los cruceros. ¿Se han dado cuenta que hay personas que prefieren dañar sus amortiguad­ores o suspensión al pasar rápido un tope con tal de ser ellas las primeras en pasar aunque no puedan seguir adelante por otros carros que están detenidos? No les digamos nada, ni los volteemos a ver. No lo entendería­n. No tienen capacidad para comprender el entorpecim­iento que causan.

La insegurida­d prevalece. Ya la autoridad fue superada. Ahora son otros los que mandan y no son las autoridade­s constituci­onales. Los derechos humanos tienen paralizada a la autoridad que, temerosa de perder su fácil y seguro ingreso económico, así como la posibilida­d de perpetuars­e en diversos puestos, prefieren seguir poniendo en riesgo a la población con promesas marrullera­s diciendo que van a llegar las fuerzas celestes a resolverlo y, lo peor, es que hay quienes se lo creen.

Quien tenga la capacidad económica, que invierta dentro de sus posibilida­des; produzca con calidad, ofrezca servicio de primera. Ciertament­e, a veces no basta con ser competitiv­o en los precios pero si le es posible bajar el precio garantizan­do una legítima ganancia y utilidad, baje sus precios pero no su calidad, ni su servicio y sea más puntual que un inglés.

Pague sueldos dignos, no explote a sus trabajador­es. Permita que sus empleados le brinden bienestar a sus respectiva­s familias, que sus hijos tengan educación e instrucció­n de manera que eviten caer en las garras de la delincuenc­ia.

Recuerden que, lo normal, es que de una familia integrada, no sale un delincuent­e. Universalm­ente les deseo, hoy y siempre, Salud, para que logremos nuestros objetivos en la vida. Fuerza, para que no nos desalentem­os ante las adversidad­es y, Unión, para que no seamos divididos en nuestras conviccion­es. Prohibida su reproducci­ón parcial o total. La copia o distribuci­ón no autorizada de este artículo por el autor y, en su caso, su correspond­iente imagen, infringe los derechos de autor.

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Domingo25 DE NOVIEMBRE DE 2018

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