Otro México
”La tecnología podrá sustituir a los maestros en la mayoría de la impartición de conocimientos como las matemáticas, la geografía, la historia, etc., pero nunca podrá sustituirlos en la enseñanza de los valores éticos.”
He recibido, por distintos medios, una serie de sugerencias y reflexiones que, de llevarlas a la práctica, considero que no habrá duda alguna que tendríamos otro México; el México que anhelamos, de una manera u otra, con sus luces y penumbras, pero no en la oscuridad, como ahora.
Estas sugerencias, dispersas en varios artículos que he publicado con anterioridad ahora han sido reunidas en un documento que invita, no solo a un cambio en la actividad sino, sobre todo, a cambiar la actitud que día a día habremos de tener ante la vida.
Ciertamente, a muchas personas les será sumamente difícil modificar su actitud radicalmente… por miedo, ya que es el camino correcto que va desde la más elemental lógica hasta la consolidación de un hábito cotidiano y que deberá volverse lo natural, lo normal, lo correctamente debido tanto en lo personal, familiar, social, política, economía como, sobre todo, en lo ético, en lo moral.
Todo radica en la realización de acciones simples, sencillas pero, a fin de cuentas, acciones, ya que si no nos gusta lo que está pasando en México, en nuestras manos está el cambiar la situación; de nosotros depende pero, hay que participar de manera activa,
definitiva y no claudicar.
Desde que los “ínclitos” miembros del Congreso de la Unión y las Legislaturas de los Estados accedieron a modificar el texto original del artículo 22 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se incrementaron de manera alarmantemente los homicidios con todas las agravantes; creció el número de salteadores de caminos; los plagiarios; el abigeato; la piratería pero, lo que es peor, la impunidad. En fin, ni caso tiene quejarse ya que los representantes del pueblo sabio y que no se equivoca, lo decidieron.
Sin embargo, si hay forma que, como pueblo, contrarrestemos todas esas pillerías, sean del sector público o del privado, ya que los del sector privado, si no dan gratificaciones, no les dan trabajo; no les compran; no les permiten ser proveedores pero, ya estando “en la jugada” se les permite que cobren lo que quieran para que se recuperen; que la calidad de sus productos esté por debajo de la media; que los servicios estén muy mal, etc.
Así, una alternativa de solución está en exigir facturas de todas nuestras compras; que no se compre en puestos ambulantes, sobre todo si venden partes “usadas”, ya que todos sabemos que son mal habidas; si le rinden a quien que tenga dinero ilícito es porque creen que eso les da “categoría”. No admiremos a esos tipos, repudiémoslos. No hay que dar “mordidas”; “gratificaciones”; “embutes”; “chayotazos”; etc., aunque no los citen en los medios. Solo quienes no trabajan o lo hacen con deficiencia, requieren de los medios para darse a conocer.
Le molesta que un montón de personas le avienten agua jabonosa al parabrisas de su vehículo y luego lo chantajeen para que les de alguna moneda, o que les pongan cara de lástima, les extiendan una mano y con la otra hagan señas que es para comer, no de nada, canalice su ayuda, directamente a un orfanato, a algún asilo, a instituciones para personas discapacitadas, cruz roja, etc., o alguna institución de confianza y todo con recibo. Es más, ni siquiera aporte para los famosos “boteos”… porque, además, “ordeñan” los botes… hasta los de la cruz roja.
Molestan las inundaciones, si, pero no insultemos a la autoridad por no tener fluidos los drenajes, simplemente ya no tiremos basura en la vía pública, hagámoslo en los basureros o tengámosla con nosotros hasta que lleguemos a un lugar destinado para ello.
No adquiramos entradas a eventos por medio de revendedores, todo ello es una cadena de corrupción, mejor comprémoslos con anticipación y, si dicen que los mejores lugares ya fueron vendidos, verifiquemos con los revendedores y constataremos que ellos son quienes tienen esos lugares para la reventa.
Molestan las personas arbitrarias que se estacionan en doble o triple fila porque consideran que con solo encender las luces intermitentes ya están autorizadas para hacerlo, no lo hagamos nosotros; practiquemos educadamente el “uno por uno” en los cruceros. ¿Se han dado cuenta que hay personas que prefieren dañar sus amortiguadores o suspensión al pasar rápido un tope con tal de ser ellas las primeras en pasar aunque no puedan seguir adelante por otros carros que están detenidos? No les digamos nada, ni los volteemos a ver. No lo entenderían. No tienen capacidad para comprender el entorpecimiento que causan.
La inseguridad prevalece. Ya la autoridad fue superada. Ahora son otros los que mandan y no son las autoridades constitucionales. Los derechos humanos tienen paralizada a la autoridad que, temerosa de perder su fácil y seguro ingreso económico, así como la posibilidad de perpetuarse en diversos puestos, prefieren seguir poniendo en riesgo a la población con promesas marrulleras diciendo que van a llegar las fuerzas celestes a resolverlo y, lo peor, es que hay quienes se lo creen.
Quien tenga la capacidad económica, que invierta dentro de sus posibilidades; produzca con calidad, ofrezca servicio de primera. Ciertamente, a veces no basta con ser competitivo en los precios pero si le es posible bajar el precio garantizando una legítima ganancia y utilidad, baje sus precios pero no su calidad, ni su servicio y sea más puntual que un inglés.
Pague sueldos dignos, no explote a sus trabajadores. Permita que sus empleados le brinden bienestar a sus respectivas familias, que sus hijos tengan educación e instrucción de manera que eviten caer en las garras de la delincuencia.
Recuerden que, lo normal, es que de una familia integrada, no sale un delincuente. Universalmente les deseo, hoy y siempre, Salud, para que logremos nuestros objetivos en la vida. Fuerza, para que no nos desalentemos ante las adversidades y, Unión, para que no seamos divididos en nuestras convicciones. Prohibida su reproducción parcial o total. La copia o distribución no autorizada de este artículo por el autor y, en su caso, su correspondiente imagen, infringe los derechos de autor.