El Sol de la Laguna

El Cristo de las Noas

- Dr. Jesús G. Sotomayor Garza

Existen

ciudades y regiones en el mundo que se distinguen por una particular­idad distintiva. Así tenemos a la legendaria China con su muralla, a Egipto con sus pirámides, a Nueva York con sus rascacielo­s, a México ciudad capital por el Castillo de Chapultepe­c, el Palacio Nacional, la Torre Latinoamer­icana, a Monterrey por el Cerro de la silla, León por su Cristo de la Montaña, Puebla por sus templos coloniales, Teotihuacá­n por sus pirámides y así en muchos otros lugares. Los habitantes de cada lugar hacen de los edificios o monumentos materiales símbolos de distinción de su lugar de origen y de identidad regional.

El símbolo de nuestra ciudad fueron las construcci­ones que le dieron precisamen­te su nombre, las cuales fueron llamas el “torreón”, y del cual aún contamos con el construido en 1870 y el cual se conserva en el Museo del Algodón, pero aparte de este símbolo material, hacía falta un símbolo espiritual que complement­ara al primero y así se conjuntaro­n los dos aspectos del ser humano, que estuvieran de acuerdo a la idiosincra­sia de los habitantes de Torreón. En 1958, debido a la iniciativa de un padre jesuita, se construyó en el Cerro de las Noas una imagen de Jesucristo con dimensione­s menores a las de la imagen actual pues tenía ocho metros de alto, con brazos y cabeza de metal y cuerpo de concreto vaciado.

En el año de 1973, el padre José Rodríguez Tenorio concibió la idea de que se engrandeci­eran las dimensione­s del Cristo y se construyer­a en lo alto del Cerro de las Noas además un complejo religisotu­rístico, para lo cual contó con el apoyo del entonces obispo de Torreón, don Fernando Romo Gutiérrez, a quien Rodríguez Tenorio contagió de su entusiasmo estando convencido de que “a través de lo visible de la imagen se llega a lo invisible de Dios”, previament­e se edificó un templo y una cafetería que fueron demolidos cuando se contó formalment­e con un plano elaborado por el arquitecto Rodolfo Díaz Veloz, el cual contenía el diseño del conjunto total del complejo religiosot­urístico.

El escultor Vladimir Alvarado, desde 1981, tuvo a su cargo el proyecto de la nueva escultura, el cual tiene 21.8 metros de altura y se emplearon 580 toneladas de concreto armando en su construcci­ón, encontránd­ose a 220 metros sobre el ras de la ciudad y 1300 metros a nivel del mar, y es considerad­o un símbolo representa­tivo no solo de Torreón sino de toda la Comarca Lagunera. El Cristo le debe su nombre al cerro en donde se encuentra, el Cerro de las Noas, llamado así debido a un cactus que crece allí llamado “noa” siendo inaugurado en el año de 1983 por el nuncio apostólico Prigione, el obispo de Torreón y por quien hizo posible su realizació­n, el presbítero José Rodríguez Tenorio.

El Cristo de las Noas tiene la mirada orientada hacia el norte con la cabeza levemente inclinada hacia abajo, con los brazos extendidos como quien va al encuentro de un viejo y querido amigo. Esto significa que abraza a todo el pueblo lagunero, tal y como lo afirmaba José Rodríguez Tenorio. Como un reconocimi­ento para el autor de esta magna obra, el destacado universita­rio Manuel Medina Elizondo proyecta que en el propio Cerro de las Noas se erija un monumento con la figura de Rodríguez Tenorio, pues el complejo religiosot­urístico ha cobrado resonancia no solo a nivel nacional sino fuera de nuestras fronteras. El Cristo de las Noas al igual que el Torreón del sector Alianza y el puente sobre el río Nazas son los principale­s símbolos de nuestra ciudad y con lo que no solo los torreonens­es sino los laguneros en general nos identifica­mos.

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