Medidas sanitarias golpean a los trabajadores circenses
La empresa fue fundada en el 2008; pasa su peor crisis
Fundada en el año 2008, Zavara Circus es una empresa que se deriva de la tercera generación de la familia de artistas circenses Fuentes Gasca, pues Mercedes Fuentes decidió independizarse y emprender su propio camino.
Actualmente pasa por el peor momento de su historia, sin espectáculos, sin aplausos, sin poder demostrar su talento y está varada en Torreón debido a la pandemia del Covid19.
La compañía la conforman 58 personas, entre ellas cinco menores de edad, sin embargo solo quedan 19 ya que los demás optaron por irse a sus lugares de origen ante la contingencia.cCuentan con gente de la Ciudad de México, Jalisco, Coahuila, Estado de México y Colombia.
Hace casi dos meses llegaron a La Laguna para trabajar y exponer sus habilidades al público, solo un fin de semana pudieron generar ingresos, pues luego les informaron que tenían que suspender los espectáculos ante la crisis sanitaria.
Mercedes Fuentes, directora general de Zavara, informó que el propósito era laborar durante siete fines de semana, por lo que se pagó la renta completa del terreno ubicado sobre el bulevar Pedro Rodríguez Triana y la avenida Universidad.
“Y no ha sido fácil, porque la renta es cara, además se invirtió en publicidad, radio, televisión, medios impresos, internet. También invertimos en baños y pagamos agua y luz. No vamos a recuperar lo invertido”.
Describió que 38 familias dependen de esta actividad, mismas que se han visto perjudicadas, pues “sin público no hay función” y sin presentaciones no hay ingresos.
Sobreviven solo de la venta de 'muñecos de moda' que cuestan 200 pesos cada uno, de las aportaciones de alimentos y artículos de higiene de los laguneros.
Entre los integrantes de este circo hay profesionistas, sin embargo el cariño por el espectáculo va más allá que cualquier otro trabajo.
“Es un amor loco e incomprendido. Somos gente que amamos esta profesión, pues todos tuvimos la oportunidad de estudiar otra carrera, pero esto es de sangre.
En lo personal, aquí nací, crecí y he vivido siempre. No dejaría de ser parte del circo”.
Relató que como empresaria y líder de la compañía quiso ser responsable, por lo que pagó de ahorros propios los salarios de los trabajadores, pero solo le alcanzó para las primeras tres semanas.
Ante la situación, optó por crear un comedor comunitario para que por lo menos el alimento no faltara.
“En el circo no hay gente rica, difícilmente se ahorra. Por eso estamos muy agradecidos con la gente bonita de Torreón. Es maravilloso que se tomen la molestia de pensar en nosotros y traernos despensas. Nos los vamos a llevar en el corazón”.
LO MÁS TRISTE HA PASADO
Dalinde Figueroa, originaria de Guadalajara, es una trapecista de 21 años de edad que está parada en Torreón. Desde los seis años se dedica a esa actividad y describió la pandemia del Covid19 como lo más triste y deprimente que ha pasado.
“Nunca nos imaginamos que esto pasaría. La gente de circo somos muy trabajadoras, no estamos acostumbrados a no hacer nada. Yo ensayaba dos horas diarias para estar en condiciones de darle alegría a la gente”.
Narró que no tiene miedo a las caídas, pues su capacitación es constante y cuando se ama lo que se hace el tiempo pasa volando. Su mayor temor es seguir sin el aplauso del público.
MOMENTO DIFÍCIL
A la edad de los cinco años Israel Rosales empezó a practicar el lanzamiento de flecha, hoy, con más de 45 años de experiencia, manifestó que pasa por el momento más difícil de su vida.
Es originario de Nueva Rosita e indicó que la situación es grave ya que no hay ingresos y solo logran subsistir por la caridad de la gente y la comercialización de algunos productos.
Mencionó que extraña estar en el camerino a unos momentos de salir al público y contribuir a pasar un momento agradable en familia.