Viven dura situación en el Valle La Rosita
Los carromateros son un sector vulnerable de la sociedad que demanda apoyo alimentario. Con la pandemia, llevar comida a la mesa se ha vuelto un problema tanto para los integrantes de la familia como para sus animales.
Modesta Ponce Molina es la madre de una familia de seis hijos, aunque en su casa vive junto con su esposa y su nuera. El paro de actividades los ha llevado a la desesperación, pues no hay trabajo y las bocas que tienen que alimentar no se dan abasto.
Modesta además de ser ama de casa, trabajaba limpiando un hogar en otro sector de esta ciudad, pero con el confinamiento la despidieron y se quedó sin ese ingreso.
Aún así, sale a barrer banquetas pues lo poco que sale no les alcanza. Vive modestamente en Ampliación Valle La Rosita, su esposo e hijos varones se ganan la vida como carromateros. “Ahorita estamos escasos, los tiraderos eran para los carreros, pero ahora ya metieron camionetas y nos quitaron el trabajo y tenemos que andar pepenando lo que caiga”.
Sus animales que jalan los carros también la están pasando mal, dice que a veces solo comen zacate, hojas de elote y hasta desperdicios de comida, porque para colmo, uno de sus carromatos se quebró el martes cuando andaban buscando algo de trabajo.
Modesta refiere que se está batallando para llevar comida a la mesa. “Todo está caro, es muy difícil para nosotros. Solo queremos salir a trabajar, si no salimos no salimos no hay nada”. “Nos estamos malpasando, no trabajamos, no hay. A veces hay gente que nos ayuda con algo de la despensa, pero lo mejor es que haya trabajo, ese es el apoyo que nosotros necesitamos”.
En su colonia tampoco tienen agua, no saben a qué se debe pero ya ni en la noche se puede juntar en los contenedores para hacerle frente a la escasez de agua.
Para colmo de males, un carromato de la familia de doña Modesta se quebró, cuando buscaban la forma de llevar algo de dinero a la casa.