CAJA NEGRA
Sin duda que este será el proceso electoral más caro en la historia del país, pero también será el proceso donde el protagonista desde ahora es el enojo, coraje, traición, incertidumbre, amenazas, acusaciones, descrédito y que en la agenda nacional no est
Las últimas renuncias que se han dado en los partidos políticos tienen ese matiz. Personajes que han renunciado a su presunta militancia por convicción deja claro su verdadero interés: no haber formado parte de las negociaciones para seguir en sus aspiraciones políticas. Es claro, quien se inscribe a un concurso no necesariamente debe ser el ganador.
Pero eso se ve así. Un ejemplo en botón es la renuncia de la diputada Beatriz Hernández Cruz quien fuera presidenta de la Comisión de Justicia en el Congreso de Guanajuato y vicecoordinadora de Agenda Legislativa del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional. Este lunes anunció su renuncia aunque, desde hace varias semanas estaba cantada porque los grupos de poder en Salamanca no la dejaron llegar competir por la alcaldía de su partido, por una diputación federal o bien por la reelección consecutiva.
Hoy se apunta a ser la tercera diputada sin partido en el Congreso. El primero fue el leonés David Alejandro Landeros Torres quien renunció a Morena por diferencias con su partido. La segunda fue la diputada irapuatense Irma Leticia González Sánchez quien renunció al PRI por diferencias con su partido. Esta vez la diputada Salmantina Beatriz Hernández Cruz esgrimió el mismo argumento: diferencias con su partido, el PAN.
Por si no fuera poco con la violencia que viven los ciudadanos en su entorno y como si el coste de la vida fuera una cosa de risa, los partidos políticos se encargan un día sí y el otro también, de reprochar en la cara a los electores que los partidos políticos solo son una vía de acceso al poder y financiamiento. El servirse de ahí, no llegar para servir.
No solo en el legislativo. Son ya un sinfín de tránsfugas que van de un lugar a otro. La más reciente reyerta dentro de Morena tiene su origen en eso. El partido que se anuncia como la esperanza de México no es más que otro coto de poder que pretende crecer al amparo del financiamiento público.
Personajes como David Aguilar Romero, ex vocero de la presidencia municipal en el gobierno panista de León entre 2009 y 2012 hoy opera con Morena. El propio diputado federal panista Ricardo Sheffield Padilla se deja querer por Morena, partido desde donde dicen, se ha generado una corriente nacida desde el PRD (hoy en alianza con el PAN) para impulsar a panistas. Y los ciudadanos no están invitados a ser protagonistas en esa historia. Solo son patrocinadores, los que pagan, dicho momento que ha estresado a la vida nacional.
Sí, la política dejó de ser cosa de ciudadanos. El acceso al poder ya es imposible para la gente que busca sin lograrlo, abrir a como de lugar un mínimo diálogo con los protagonistas de la vida pública.
Pronto vendrán las sonrisas, abrazos, fotos, muchas fotos, promesas, muchas de ellas, donde se convocará a participar a los “ciudadanos de a pie”, los mismos a quienes poco importan los conflictos internos que se hacen públicos… sí, los ciudadanos a quienes poco se toma en cuenta a la hora de hacer una política pública para ellos. Así las cosas.