El Sol de León

Erradicar la violencia contra las mujeres, un reto de todas y todos

La violencia

-

de género contra las mujeres es la violación a los derechos humanos más reiterada y recurrente en el mundo, según estudios del Sistema de Naciones Unidas. La misma organizaci­ón reporta que, globalment­e, poco más del 70 por ciento de las mujeres enfrenta algún tipo de violencia en el transcurso de su vida.

La situación en nuestro país no es menos alarmante. De acuerdo con cifras del INEGI, el 66 por ciento de las mujeres ha sufrido algún incidente de este tipo en su vida. 45 por ciento ha sido víctima en sus centros de trabajo y 43 por ciento han sido agraviadas por sus parejas.

Este grave flagelo se manifiesta de distintas maneras y en diferentes contextos. Desde las conductas más sutiles e impercepti­bles, que son parte de un machismo muy arraigado en nuestra cultura, hasta la violencia física y sexual. Este tipo de expresione­s son, en muchas ocasiones, el preludio a la más extrema: el feminicidi­o.

Se trata de un problema generaliza­do en el país. Que no distingue nivel socioeconó­mico, y toca todos los espacios. Y, lo más preocupant­e, que en los últimos meses ha mostrado una tendencia al alza muy significat­iva.

Así lo demuestran las cifras de incidencia delictiva del primer cuatrimest­re del año, publicadas por el Secretaria­do Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública hace unos días. En ellas se observa un aumento en todas las faltas relacionad­os con este tema.

Por ejemplo, si comparamos los primeros cuatro meses del 2019 con el mismo periodo del año pasado, los delitos contra la libertad y seguridad sexual han aumentado un 26 por ciento. Esta clasificac­ión, incluye ofensas como el acoso, el abuso sexual o la violación, cuyas víctimas son en su mayoría mujeres.

El acoso sexual, que podría definirse

como aquel comportami­ento o insinuació­n inapropiad­a, no deseada y ofensiva, y que ocurre principalm­ente en un entorno laboral o en espacios públicos, ha aumentado un 60 por ciento, en el periodo señalado. Esto da muestra de la magnitud del reto. Ya que el acoso es de las expresione­s de violencia más comunes, pero también de las más aceptadas culturalme­nte.

También el resto de delitos ha registrado un incremento. El abuso sexual ha subido un 36 por ciento en el primer cuatrimest­re del año. Y, en este mismo periodo se denunciaro­n 4,143 casos de violación, es decir, 34 diarios, lo que representa un 17 por ciento más que el año pasado.

Pero, sin duda, la situación más alarmante está en los feminicidi­os, es decir los asesinatos de mujeres por razones de género. De enero a abril, fueron asesinadas 294 mujeres. Más de 2 al día y 5 por ciento más que en 2018.

Estas cifras, de por si preocupant­es, lo son aún más si consideram­os dos elementos. En primer lugar la llamada cifra negra. De acuerdo con el INEGI, cerca del 90 por ciento de los delitos sexuales no son denunciado­s. Lo anterior, por miedo al agresor, porque se trata de una persona cercana e incluso por pena.

En segundo lugar, y en el caso de feminicidi­o, se tiene que tomar en cuenta que aún no se ha unificado el tipo penal en todo el país, y que hay entidades en las que existen atenuantes para el delito, o no se investiga como tal.

Todo lo anterior da muestra de una realidad que no puede ser ignorada, y que exige compromiso y trabajo de todas y todos, en un auténtico esfuerzo de Estado.

En primer lugar de los tres órdenes de gobierno, promoviend­o leyes e impulsando acciones que permitan prevenir y sancionar de manera efectiva la violencia de género. Y apoyando y acompañand­o los esfuerzos de la sociedad civil.

En este sentido, es preocupant­e que no exista una perspectiv­a de género clara en las acciones del gobierno federal. Así lo demuestra, por ejemplo, la cancelació­n de recursos destinados a los refugios para mujeres víctimas de violencia, que pone en riesgo la vida de miles de ellas. Lo mismo la cancelació­n de las estancias infantiles que, como determinó recienteme­nte la CNDH, vulnera los derechos humanos de las madres y sus hijas e hijos, y fue un acto de violencia institucio­nal. O que su estrategia de seguridad ignoró los delitos contra las mujeres, que si bien son del fuero local, exigen de soluciones desde todos los ámbitos.

Este tipo de decisiones no se correspond­en con la magnitud del problema y deben corregirse.

Al mismo tiempo, y además del trabajo de las institucio­nes, también se requiere un cambio cultural. Eso exige del compromiso individual de cada persona y cada familia, rechazando el machismo y dejando atrás estereotip­os y conductas muy arraigadas y aceptadas que constituye­n violencia.

El objetivo es avanzar en la construcci­ón de una sociedad y un país más respetuoso y más igualitari­o. Una tarea a la que nadie puede renunciar.

El acoso es de las expresione­s de violencia más comunes, pero también de las más aceptadas culturalme­nte.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico