16 Análisis
en una conversación alguien expresaba ¿en quién podemos confiar?, queriendo decir con esto, lo difícil que resulta más y más hoy en día poder confiar en las personas en cualquier campo de su actividad.
Esta situación se da en una sociedad cada vez más materializada que pasa por alto la responsabilidad hacia los demás, donde sólo se busca la ganancia personal, generando consecuencias destructivas. Todas las personas necesitamos el servicio de otras, sea en el área mercantil, profesional, académica, etc. y buscamos honestidad en sus servicios, ya que para muchos de nosotros esto es de mayor peso, mucho más que la preparación técnica, profesional, científica etc. que han recibido, ya que esto último abunda en una sociedad como la nuestra, donde las facilidades para capacitarse en las distintas carreras y oficios se han puesto al alcance de muchos.
Con esto, nos encontramos con una gran explosión de profesionistas en las diversas ramas del conocimiento humano pero con un enorme déficit moral. Un militar norteamericano Omar Nelson Bradley, ya en su generación lo expresó de esta manera: El nuestro es un mundo de gigantes nucleares e infantes éticos.
Este panorama no es alentador cuando reflexionamos en sus consecuencias, pues ¿qué se puede esperar de una sociedad con una gran explosión de personas capacitadas en las distintas profesiones y oficios pero en las cuales no se puede confiar por su falta de calidad moral?
La confianza sólo puede venir como resultado de una sujeción de las personas a la ley moral correcta, es decir, el problema no es que en México las personas no consideren un código moral para gobernar sus vidas, sino en ¿cuál es ese código moral? Si fuera el correcto ¿por qué la enorme desconfianza en la vida política del país, en el sistema de justicia, en los matrimonios entre marido y mujer, entre padres e hijos, en la información que escuchamos en los medios de comunicación, entre compañeros de trabajo y el patrón, entre proveedores de servicios y clientes, entre líderes religiosos y feligreses, entre vecinos y entre personas en general?
Sin la ley moral correcta que nos guíe
no podemos esperar buenos resultados, no puede desarrollarse la confianza entre personas, y esta confianza es indispensable para el desarrollo sostenido de una nación en el área personal, familiar, económica, política, educativa y social. ¿Cómo se torna la vida en el hogar cuando la desconfianza gobierna entre sus miembros? es una carga difícil de llevar, esto mismo se transfiere a la vida en sociedad, imposible que pueda haber verdadero progreso.
Cuando reflexionamos en esto, podemos comprender nuestra necesidad de desarrollarnos como personas de confianza. El reconocido periodista inglés ex editor del Sunday Telegraph, Dominic Lawson, en una reseña del libro de Niall Ferguson, Civilisation: The West and the Rest (Civilización: El occidente y el resto) se refiere a una cita donde un prominente líder de negocios de Wenzhou (China), un cierto Sr. Hanping Zhang dice: “una falta de confianza ha sido uno de los factores principales que ha estancado a China; pero él siente que puede confiar en sus hermanos cristianos porque sabe que serán honestos en sus tratos con él.”
Los valores cristianos, aquellos que predominaron en las comunidades cristianas de los 3 primeros siglos, son los únicos que nos pueden guiar en la moral correcta, ya que estos primeros seguidores de cristo entendieron el valor y el compromiso de aplicar la ley moral bíblica en su pureza para aprender a desarrollar sus vidas y su relación con los demás, muy lejano al cristianismo religioso y denominacional. Sólo la moral bíblica nos permitirá florecer como personas y una nación de confianza.
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