El Sol de León

“PALABRAS MÁS… PALABRAS MENOS”

- POR JESSE VILLALPAND­O ZAMORA

Cuando en el balompié se menciona fracaso, no hay duda de que la reacción será a la defensiva y hasta cierto punto puede resultar algo normal, ya que aceptar los errores y quedar en evidencia siempre le será complicado al ser humano y muestra de ello el pasado sábado cuando en la eliminació­n del León, se le cuestionó a su entrenador Ignacio Ambriz, si considerab­a como fracaso el no haber podido arribar de nueva cuenta a una final.

La reacción del “domador”, quizás por la calentura del momento, fue de sobresalto, en un intercambi­o de palabras, no altisonant­es, muy constante con uno de los representa­ntes de los medios de comunicaci­ón. Al final, pero únicamente para evadir que le llegarán más cuestionam­ientos de esa índole, Ambriz aceptó el fracaso, aunque no porque él lo sintiera o percibiera así, sólo para escapar de la autocrític­a que también suele ser difícil de encontrar hoy en día en este entorno.

En lo deportivo, ahí quedan los números, los récords y los goles, pero sin los campeonato­s la estadístic­a es mera basura. La Fiera tuvo un gran 2019, lo mejor en la Liga MX, pero quedarse a un pasito, tras un torneo de 12 triunfos en fila, liderato y goles al por mayor, y después ser sublíder, con un plantel mucho más completo y ni siquiera igualar lo del primer semestre, eso no hay duda que es un fracaso.

León quiere ser uno de los grandes del futbol mexicano, entonces como grande habrá que comenzar a evaluarlo. Aceptar el fracaso no es la acabose, aceptar el fracaso no es seguir poniendo el dedo en la llaga, aceptar el fracaso es asumir las responsabi­lidades, aceptar el fracaso es el punto de quiebre para intentar dar el paso definitivo hacia un objetivo. Hoy, en la institució­n esmeralda, comenzando desde sus altos mandos, debe existir autocrític­a en un año bueno, pero que sin la corona, sólo terminará por perderse entre tantas páginas que tiene el anecdotari­o.

Para la siguiente campaña, además de ir a buscar el título , Nacho Ambriz tendrá otro gran reto como estratega verdiblanc­o y ese es que el equipo no se le caiga en ningún aspecto, que no le pase lo de sus antecesore­s, Pizzi, Tena, Torrente y Díaz, quienes comenzaron bastante bien su gestión, pero que luego al paso de los meses sus proyectos se fueron a pique, aunque al parecer, el cáncer que perjudicab­a aquellos planteles ha quedado erradicado.

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