El Sol de León

Hablemos de la brecha de ingresos

- Asociada de COMEXI y directora de Sociedad incluyente del IMCO.

Es común

escuchar que las mujeres ganan menos que los hombres. Sin embargo, corroborar esta afirmación no es algo trivial. ¿Sabes cómo se mide y qué implicacio­nes tiene? ¿Sabes si se comporta igual en cada estado? Vayamos por partes.

En cuanto a la medición, lo ideal sería verificar que existe igualdad salarial. A pesar de este desafío, hay una ruta alterna para quienes analizamos este tema: la brecha de ingresos con la que se mide, a partir de estadístic­as oficiales, las diferencia­s entre los ingresos promedio de hombres y mujeres. Así sabemos que, en México, las mujeres tienen ingresos promedio 14 por ciento menores que los de los hombres. Otra forma de verlo es que por cada 100 pesos que genera un hombre, una mujer genera 86.

A nivel estatal, la brecha de ingresos cambia. Un estudio reciente del IMCO encontró que, en todos los estados, a excepción de Chiapas, los hombres ganan más que las mujeres, pero difieren en magnitud. Los tres estados con mayor brecha son: Oaxaca (27.1 por ciento), Colima (25.3 por ciento) e Hidalgo (249 por ciento). En contraste, los estados con menor brecha son Veracruz (6 por ciento), Ciudad de México (77 por ciento) y San Luis Potosí (8.4 por ciento).

Cada estado tiene su propia historia. Por ejemplo, Veracruz es uno de los estados que menos capta el talento de sus mujeres (con 37 por ciento) de mujeres en edad de trabajar con un empleo durante más de 34 horas a la semana) y quienes acceden al mercado laboral enfrentan condicione­s laborales tan deteriorad­as como las de los hombres, por lo que la brecha de ingresos es pequeña.

En contraste, la Ciudad de México es una de las entidades con mayor tasa de participac­ión económica de mujeres (con 43 por ciento), y tiene caracterís­ticas que permiten que ellas tengan mejores empleos: están más preparadas con estudios de educación media superior y superior, dedican menos tiempo en tareas del hogar y las condicione­s laborales son mejores (menor informalid­ad y mayores salarios).

En Oaxaca, las mujeres participan en el mercado laboral tanto como en la Ciudad de México. Sin embargo, muy pocas tienen estudios de bachillera­to y universida­d, por lo que se concentran en empleos informales y de bajos ingresos. Con ello, presenta la mayor brecha de ingresos en el país.

Chiapas es un caso atípico en el que las mujeres en promedio ganan 10.2 por ciento más que los hombres. Esto se debe principalm­ente a que pocas mujeres participan en el mercado laboral, pero lo hacen en condicione­s ligerament­e mejores que ellos, quienes se concentran en los sectores de agricultur­a y construcci­ón, los cuales se asocian con menores niveles de ingreso.

Hablar de la brecha de ingresos es importante para todas y todos, puesto que tiene implicacio­nes en la toma de decisiones diarias de las mujeres y de los hogares. Por ejemplo, desde la perspectiv­a económica, una mujer que cuida a sus hijos o a algún familiar difícilmen­te buscará un empleo si la paga no cubre los gastos en cuidados alternativ­os para tener tiempo disponible. También, ante el panorama actual, en un hogar es racional que la mujer deje su empleo ante una mayor demanda de cuidados porque es más probable que gane menos. Este tipo de escenarios perpetúan las barreras que han limitado el potencial económico de las mujeres.

Combatir la brecha de ingresos es un desafío complejo. Por su naturaleza, no hay una solución única ni mágica que contribuya a cerrarla. Sin embargo, mucho se puede hacer. El primer paso es medir el fenómeno y entender las causas a nivel local para identifica­r posibles soluciones. Esto aplica incluso al interior de los centros de trabajo, en donde se podrá hacer el ejercicio con mayor precisión. Solo así se podrá aterrizar una agenda efectiva para captar el talento de las mujeres, sobre todo en los puestos mejor pagados.

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