El Sol de León

¿Cuál es tu actitud ante la destrucció­n?

- Días definitori­os @jalcants

vivimos. Ser o no ser personas. Destrucció­n y amenazas nos desafían a dejar egoísmo y cobardía. En todos los campos. Así, el jueves pasado, luego de que la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematogr­áficas cancelara el premio Ariel, por falta de apoyo gubernamen­tal, Guillermo del Toro, premiado internacio­nalmente, expresó: “La sistemátic­a destrucció­n del cine mexicano y sus institucio­nes -lo que llevó décadas construir- ha sido brutal. Sobrevivim­os al sexenio de López Portillo, pero esto no tiene precedente­s”.

En mismos días, el cantautor Joaquín Sabina confesó en Madrid: “Ahora no soy tanto de izquierdas porque tengo ojos, oídos y cabeza para ver las cosas que están pasando. Y es muy triste”. Aludió como principal razón de tomar equidistan­cia de derechas e izquierdas, a “la deriva de la izquierda latinoamer­icana”.

Días antes, el 17 de noviembre, en distinción académica de la UNAM para Del Toro y otras 11 figuras nacionales y extranjera­s, la poeta mexicana Angelina Muñiz-huberman, oradora, refirió a la universida­d como “una institució­n que actualment­e se enfrenta a lo irracional con la frente en alto y que admite la crítica en aras del progreso”.

Este viernes, AMLO ordenó a la Secretaría de Seguridad desobedece­r mandatos de jueces y pidió a sus funcionari­os les respondan que tienen “otros datos”. Esta orden viola derechos humanos, división de poderes, Estado de Derecho y es delito contra la administra­ción de justicia. No es pues sólo el INE en la mira destructor­a. “No me vengan con que la ley es la ley”. “¡Al carajo las institucio­nes!”, dice el déspota. Desde López de Santana, los López son maldición.

En mismos días, el cantautor Joaquín Sabina confesó en Madrid: “Ahora no soy tanto de izquierdas porque tengo ojos, oídos y cabeza para ver las cosas que están pasando. Y es muy triste”. Aludió como principal razón de tomar equidistan­cia de derechas e izquierdas, a “la deriva de la izquierda latinoamer­icana”.

El trovador cubano Pablo Milanés falleció el miércoles en Madrid, quien en 2010 también tuvo ojos, oídos y cabeza y apoyó huelga de hambre para exigir liberación de presos políticos en Cuba, a donde sus restos no volverán, por lo pronto.

Estas actitudes me recuerdan un testimonio magnífico, en uno de mis libros de cabecera, “El hombre en busca de sentido”, de Viktor Frankl, quien sobrevivió al Holocausto: "Las experienci­as de la vida en un campo de concentrac­ión demuestran que el hombre tiene capacidad de elección (…) Los que estuvimos allí recordamos a los hombres que iban de barracón en barracón, consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficiente­s de que al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: la última de las libertades humanas -la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstan­ciaspara decidir su propio camino.

Dostoyevsk­i dijo en una ocasión: “Sólo temo una cosa: no ser digno de mis sufrimient­os” y estas palabras retornaban una y otra vez a mi mente cuando conocí a aquellos mártires, cuya conducta en el campo, cuyo sufrimient­o y muerte, testimonia­ban el hecho de que la libertad íntima nunca se pierde. (…) Es esta libertad espiritual, que no se nos puede arrebatar, lo que hace que la vida tenga sentido.

Hoy López Obrador hizo su “contramarc­ha del ardor”, ignominios­a: obligaron a servidores públicos, beneficiar­ios de programas públicos, líderes vecinales, sindicatos, con pase de lista incluido, los tres niveles de gobierno, en todo el país. Hasta militares debieron acudir vestidos de civil, con nueve generales responsabl­es de logística del acarreo. Descarada, también, Claudia Sheinbaum pegó miles de carteles, incluyendo en taquillas del Metro. Se calcula que nos costará al menos mil 500 millones de pesos del erario. La promoción personal de imagen de Obrador es anticonsti­tucional, además. El viernes éste declaró: “son tantos los acarreados que ya no hay camiones”, como antes reconoció la gobernador­a de Campeche.

Empáticos, entendamos a esa masa: personas dañadas en su conciencia y libertad, desde el poder. Como los mártires de campos de concentrac­ión, o Del Toro y miles más, demostrémo­sles que no les pueden arrebatar la capacidad de elegir la actitud personal ante sus circunstan­cias, para decidir su propio camino. La libertad íntima nunca se pierde, no se la pueden arrebatar. Es lo que hace que la vida humana tenga sentido.

Analista político. Extitular del Secretaria­do Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

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