Pensamiento mágico
Históricamente el ser humano ha buscado una explicación a fenómenos naturales, de salud, religiosos, espirituales entre otros, lo cual contribuya a encontrar respuesta a su existencia, así como al misterio de la muerte y al más allá. La búsqueda explicativa en un primer ejercicio la ubico en dos planos del conocimiento: Recurriendo a un pensamiento científico o bien por medio de un pensamiento mágico, ilusorio.
El pensamiento mágico está vinculado a explicaciones ilusorias, fantásticas de la realidad social, sirvan algunos ejemplos: Pensar que nuestra vida ya está determinada por un destino, el pobre a ser pobre, el rico a ser rico, pasando por alto el pensamiento crítico, reflexivo, orientado a problematizar mi realidad personal y social con el propósito de transformarla.
Pensar que mi salud o enfermedad están en función de un fenómeno sobrenatural, pasando por alto las condiciones de cultural social y/o alimentarias que desencadenan nuestro estado.
En cambio, otro modo de explicar la vida individual y social es recurriendo al pensamiento científico y racional, pensamiento que la familia, la sociedad, la Educación habrían de estimular como una tarea superior ya que el pensamiento crítico permite conquistar mayores niveles de conciencia, al respecto pedagogos diversos han precisado que la Educación ha de tener como fin superior la concienciación. Al formar sujetos críticos la sociedad estaría en condiciones de construir mejores niveles de bienestar y de convivencia.
¿Por qué se fomenta una Educación dogmática, acrítica de la realidad? ¿Cuál es la función social del educador?
Las respuestas son muy amplias complejas.
La niñez y la juventud son poblaciones vulnerables por su labilidad emocional propias de su desarrollo, lo cual es aprovechado por intereses económicos y de mercado para alimentar conductas enajenantes ligadas a una realidad mágica fomentando el consumo de drogas que los esclaviza y les aparta de su evolución saludable y de pleno disfrute de sus libertades. Si bien es cierto que la conducta adictiva permite a quien la consume crear un mundo mágico de bienestar, la principal amenaza de su elección es la compulsión a repetir el consumo para mantener el bienestar mágico experimentado que
Las fuerzas enajenantes que amenazan a la niñez y juventud son frenos de la evolución integral humana que educadores y sociedad juntos, sólo juntos, podremos superar.
Si bien es cierto que la conducta adictiva permite a quien la consume crear un mundo mágico de bienestar, la principal amenaza de su elección es la compulsión a repetir el consumo para mantener el bienestar mágico experimentado que en la realidad no existe
yen la realidad no existe. El problema se agudiza al observar el fenómeno de la promoción de la enajenación desde las propias estructuras sociales o institucionales que las incentivan desde los aparatos que deberían tener como misión la Educación en su más amplia acepción formativa, liberadora.
Por su parte, el educador en su función social asume una tarea que va más allá de la concepción ilustrativa, académica, que lo define como transmisor de saberes, significar la función comunitaria del maestro en la dimensión liberadora, que potencia el desarrollo de las facultades humanas es sin duda el encargo superior que las sociedades de todo el mundo asignan al educador, en él se confía lo más valioso de la sociedad misma, la formación de la niñez y juventud. Importante subrayar que en la promoción de una Educación que estimule el pensamiento reflexivo y crítico, en oposición a un pensamiento dogmático, mágico, es necesario que la familia, los gobiernos en sus diferentes niveles, la estructura social en su conjunto, asuman su función como agentes educativos, liberadores y no como aliados de las fuerzas enajenantes que amenazan a la niñez y juventud, presente y futuro de una sociedad fraterna, humana a la que aspiramos construir.
Motivo de preocupación es observar las propuestas y acciones de promoción cultural para la niñez y juventud que se diseñan desde las propias direcciones o institutos oficiales matizados de recreación masivos que tal vez diviertan o entretengan al público objetivo, más sin embargo muy alejados de su influencia formativa, socializante en su dimensión estética, afectiva, concienciadora, sí en cambio enajenante lo cual se celebra.
En la procuración de la paz y convivencia social, propósitos en los que coinciden organismos nacionales e internacionales, estudiosos en la materia, entre ellos F. Cascón, referido por la UNESCO, plantean que la cultura de la violencia como fenómeno social, es fomentado desde las propias estructuras socialmente instituidas, cuyos fines son contrarios para los que fueron creadas.
No resulta extraño o ajeno identificar grupos o movimientos sociales que se oponen a una pedagogía crítica, reflexiva, como sabiamente ha sido expuesto por pedagogos progresistas, la principal amenaza para algunas orientaciones es el despertar conciencias, superando con ello la ignorancia, padecimiento al que habremos colectivamente de superar, misión que los educadores asumen con amplia vocación histórica.