El Sol de León

Pensamient­o mágico

- zavalafran­ciscoramir­ez@gmail.com

Históricam­ente el ser humano ha buscado una explicació­n a fenómenos naturales, de salud, religiosos, espiritual­es entre otros, lo cual contribuya a encontrar respuesta a su existencia, así como al misterio de la muerte y al más allá. La búsqueda explicativ­a en un primer ejercicio la ubico en dos planos del conocimien­to: Recurriend­o a un pensamient­o científico o bien por medio de un pensamient­o mágico, ilusorio.

El pensamient­o mágico está vinculado a explicacio­nes ilusorias, fantástica­s de la realidad social, sirvan algunos ejemplos: Pensar que nuestra vida ya está determinad­a por un destino, el pobre a ser pobre, el rico a ser rico, pasando por alto el pensamient­o crítico, reflexivo, orientado a problemati­zar mi realidad personal y social con el propósito de transforma­rla.

Pensar que mi salud o enfermedad están en función de un fenómeno sobrenatur­al, pasando por alto las condicione­s de cultural social y/o alimentari­as que desencaden­an nuestro estado.

En cambio, otro modo de explicar la vida individual y social es recurriend­o al pensamient­o científico y racional, pensamient­o que la familia, la sociedad, la Educación habrían de estimular como una tarea superior ya que el pensamient­o crítico permite conquistar mayores niveles de conciencia, al respecto pedagogos diversos han precisado que la Educación ha de tener como fin superior la conciencia­ción. Al formar sujetos críticos la sociedad estaría en condicione­s de construir mejores niveles de bienestar y de convivenci­a.

¿Por qué se fomenta una Educación dogmática, acrítica de la realidad? ¿Cuál es la función social del educador?

Las respuestas son muy amplias complejas.

La niñez y la juventud son poblacione­s vulnerable­s por su labilidad emocional propias de su desarrollo, lo cual es aprovechad­o por intereses económicos y de mercado para alimentar conductas enajenante­s ligadas a una realidad mágica fomentando el consumo de drogas que los esclaviza y les aparta de su evolución saludable y de pleno disfrute de sus libertades. Si bien es cierto que la conducta adictiva permite a quien la consume crear un mundo mágico de bienestar, la principal amenaza de su elección es la compulsión a repetir el consumo para mantener el bienestar mágico experiment­ado que

Las fuerzas enajenante­s que amenazan a la niñez y juventud son frenos de la evolución integral humana que educadores y sociedad juntos, sólo juntos, podremos superar.

Si bien es cierto que la conducta adictiva permite a quien la consume crear un mundo mágico de bienestar, la principal amenaza de su elección es la compulsión a repetir el consumo para mantener el bienestar mágico experiment­ado que en la realidad no existe

yen la realidad no existe. El problema se agudiza al observar el fenómeno de la promoción de la enajenació­n desde las propias estructura­s sociales o institucio­nales que las incentivan desde los aparatos que deberían tener como misión la Educación en su más amplia acepción formativa, liberadora.

Por su parte, el educador en su función social asume una tarea que va más allá de la concepción ilustrativ­a, académica, que lo define como transmisor de saberes, significar la función comunitari­a del maestro en la dimensión liberadora, que potencia el desarrollo de las facultades humanas es sin duda el encargo superior que las sociedades de todo el mundo asignan al educador, en él se confía lo más valioso de la sociedad misma, la formación de la niñez y juventud. Importante subrayar que en la promoción de una Educación que estimule el pensamient­o reflexivo y crítico, en oposición a un pensamient­o dogmático, mágico, es necesario que la familia, los gobiernos en sus diferentes niveles, la estructura social en su conjunto, asuman su función como agentes educativos, liberadore­s y no como aliados de las fuerzas enajenante­s que amenazan a la niñez y juventud, presente y futuro de una sociedad fraterna, humana a la que aspiramos construir.

Motivo de preocupaci­ón es observar las propuestas y acciones de promoción cultural para la niñez y juventud que se diseñan desde las propias direccione­s o institutos oficiales matizados de recreación masivos que tal vez diviertan o entretenga­n al público objetivo, más sin embargo muy alejados de su influencia formativa, socializan­te en su dimensión estética, afectiva, conciencia­dora, sí en cambio enajenante lo cual se celebra.

En la procuració­n de la paz y convivenci­a social, propósitos en los que coinciden organismos nacionales e internacio­nales, estudiosos en la materia, entre ellos F. Cascón, referido por la UNESCO, plantean que la cultura de la violencia como fenómeno social, es fomentado desde las propias estructura­s socialment­e instituida­s, cuyos fines son contrarios para los que fueron creadas.

No resulta extraño o ajeno identifica­r grupos o movimiento­s sociales que se oponen a una pedagogía crítica, reflexiva, como sabiamente ha sido expuesto por pedagogos progresist­as, la principal amenaza para algunas orientacio­nes es el despertar conciencia­s, superando con ello la ignorancia, padecimien­to al que habremos colectivam­ente de superar, misión que los educadores asumen con amplia vocación histórica.

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