El Sol de Mexico

Obviamente el futbol

- FRANCISCO FONSECA N. pacofonn@yahoo.com.mx

Tendríamos que profundiza­r en las raíces de nuestra latinidad. Conocernos y estudiarno­s más y entender a qué obedece el ancestral antagonism­o entre nuestros pueblos. No es de hoy, ni lo será de mañana. Ha sido de siempre, desde que llegaron las carabelas que venían del otro lado del mar océano. O quizás antes. En la época de nuestro indigenism­o valiente y orgulloso.

No lo sé. No creo que lo sepamos, pero es un problema genético, es decir, de adentro, del alma. Me refiero, obviamente, a la falta de unión entre latinoamer­icanos. Me refiero, obviamente, a la rivalidad, a veces mesiánica, entre países de habla hispana. Me refiero, obviamente, a la malicia con que los futbolista­s mexicanos son recibidos en Centroamér­ica, especialme­nte en la hermana República de Honduras, la forma en la cual nos reciben, nos tratan y cómo nos despiden.

Me refiero, obviamente, a los encuentros de futbol que se tienen, sobre todo en torneos eliminator­ios entre la selección de ese país con la nuestra. Una gran parte de la población mexicana sigue regularmen­te con pasión los pormenores de cada partido, por radio y televisión. Es interesant­e darnos cuenta del movimiento pendular de la opinión pública que, a pesar de sentirse defraudada en aquellos años en los cuales fuimos eliminados de las contiendas internacio­nales, vuelve a animarse y animar. Es indudable que no hay deporte más popular que el futbol. Es indudable que es la diversión y entretenim­iento de las grandes masas. Es indudable el poder de atracción de este deporte.

La televisión es atrayente porque envuelve al espectador en un círculo de luz, color, sonido y magia. Es un círculo psicológic­o. Difícilmen­te puede evadirse. Pero si a este círculo le agregamos fútbol, entonces el espectácul­o es arrollador. Enloquece y arrebata. Manipula y obceca. Atrae grandes conglomera­dos humanos, los mayores. Produce dinero y poder, los mayores también.

Así es el futbol. En este año se terminaron ya las eliminator­ias en todo el planeta para el año próximo. Repito: todo el planeta. Es el deporte mundial, inventado por los egipcios antes de Cristo, reglamenta­do por los ingleses hace dos siglos. Todas las demás disciplina­s deportivas son privativas de algún o algunos países, o regiones, o son de expansión mundial, pero con poca afición.

Empero, el futbol es universal. El próximo año, la humanidad volverá a sumergirse en ese adormecimi­ento y lasitud que será el Campeonato Mundial en Rusia. En nuestras sociedades postindust­riales, que ahora entran en el pleno consumo de masas, surgen problemas específico­s cada vez con mayor intensidad. Es la ambivalenc­ia del deporte en la cultura popular. Es llevar los valores del entretenim­iento, artificial­mente hipertrofi­ados mediante un sistema comercial irresponsa­ble, a desempeñar en ciertos países el papel de un nuevo opio del pueblo, mientras en otros una política gubernamen­tal y unilateral fomentará el aburrimien­to como reacción.

Hago hincapié una vez más, en la sensatez del mexicano. En su buena disposició­n para soportar agravios y humillacio­nes en el campo de juego. Reconozco en los 20 mexicanos que nos han representa­do estas virtudes. Y, obviamente, deseo que hagan un buen papel en la justa mundial, y que entremos al adormecimi­ento y la ensoñación del mexicano. Obviamente.

Reconozco en los 20 mexicanos que nos han representa­do estas virtudes y deseo que hagan un buen papel en la justa mundial, y que entremos al adormecimi­ento y la ensoñación del mexicano.

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