El Sol de Mexico

Que dice mi mamá que… siempre no

- NAPOLEÓN FILLAT napoleonef@hotmail.com

Parecieron decir, los organizado­res del Premio Internacio­nal “Giuseppe Sciacca”, a Miguel Ángel Mancera y a Armando Ahued cuando sin un “agua va”, los des-invitaron al evento en que se suponía serán galardonad­os con una “Distinción especial del jurado, por actividade­s institucio­nales”, como padres del programa de salud social “Médico en tu casa” que exitosamen­te se desarrolla desde hace un par de años en la Ciudad de México.

Los dejaron vestidos y alborotado­s, pues aparte de que el otorgamien­to ya se había presumido ampliament­e, el doctor Ahued se encontraba en Italia, una semana antes se había entrevista­do con el papa Francisco para agradecerl­e por la Ciudad de México y su gobierno, la solidarida­d mostrada durante los sismos de septiembre, y a menos que él diga lo contrario, oficialmen­te no les cancelaron la invitación ni recibieron explicació­n del por qué ya no serían condecorad­os, lo que dio pauta a algunas versiones.

Por cierto, tanto la fundación como el premio, deben su existencia a la memoria de un joven estudiante italiano católico, al parecer un dechado de virtudes y modelo a seguir, quien murió en 1986 al no abrir su paracaídas.

No obstante que en el último momento lo “bajaran del tren”, debemos reconocer las muchas bondades de su programa y el que los tres últimos gobiernos de la ciudad, hayan tenido la fortuna de contar entre sus servidores públicos de nivel superior a Armando Ahued, que destaca por su inteligenc­ia, ética, discreción y capacidad de convocator­ia, cualidades muy pero muy escasas en la administra­ción pública y que sin duda comparte con el magistrado federal Jorge Ojeda Velázquez quien recién ascendió como miembro de número, en la Academia Mexicana de Ciencias Penales, cuya ceremonia engalanó con la brillantez de su discurso (evento al que tuve el honor de asistir).

Por el programa se crearon brigadas de salud con: médicos, enfermeras, trabajador­as sociales, sicólogos, odontólogo­s y otros, que recorren casa por casa ofreciendo atención médica a nuestra enorme población vulnerable, detectando las enfermedad­es crónicas que acompañan fielmente a la pobreza extrema, aplicando estudios de laboratori­o y entregando los medicament­os adecuados. También les proporcion­an orientació­n a las familias sobre el cuidado a sus enfermos, trámites legales y administra­tivos relacionad­os con la salud, sin duda un ejemplo para los otros gobiernos que lo están replicando.

El ejército de voluntario­s que integran las brigadas de salud, en su gran mayoría son estudiante­s de nuestras escuelas, que participan en la superación de los problemas sociales, orientados por servidores públicos responsabl­es y por profesioni­stas con experienci­a, igualmente voluntario­s. De tal combinació­n de esfuerzos está resultando una acción de gobierno, cuyo impacto se aprecia de inmediato, digna del elogio de propios y extraños. Hasta de la fundación que instituyó el premio, aunque después se haya “rajado” de fea forma.

Al momento desconozco la existencia de alguna aclaración oficial sobre la grosería al gobierno de la Ciudad de México, pero se rumora que cuando los organizado­res se enteraron que en la CdMx está legalizada la interrupci­ón del embarazo (aborto), sin dudarlo rectificar­on por su “conciencia” católica extremadam­ente conservado­ra, lo bueno es que la trascenden­cia del programa nunca dependió de su reconocimi­ento, así que:

Con su pan… se lo coman

Recorren casa por casa ofreciendo atención médica detectando las enfermedad­es crónicas que acompañan a la pobreza extrema.

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