El Sol de Mexico

ANGÉLICA DE LA PEÑA

- ANGÉLICA DE LA PEÑA GÓMEZ Senadora por el PRD @angelicade­lap

Hay dos aspectos sustantivo­s que es necesario destacar del caso Selvas Gómez y Otras vs México como se conoce el expediente de la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos sobre las Mujeres de Atenco: el uso ilegítimo de la fuerza pública y la tortura en diversas formas, incluida la sexual, perpetrada contra ellas.

En ambas situacione­s el gobierno provoca pésima imagen, sus reacciones no ayudan a la exigencia de justicia y es lamentable que no reconozcan que las consecuenc­ias de estos hechos están inscritas en violacione­s graves a los derechos humanos.

El caso tuvo ingreso en la CoIDH el 17 de septiembre de 2016. Mariana, Georgina Edith, María Patricia, Norma Aidé Claudia, Bárbara, Ana María, Yolanda, Cristina, Ángela Patricia y Suhelen, víctimas no solo de la represión de elementos policiacos, quienes en un operativo en Texcoco y San Salvador Atenco el 3 y 4 de mayo de 2006 sino también de diversas formas de violencia física, sicológica, de agresiones sexuales y en algunos casos de violencia sexual, al momento de su detención, traslado e ingreso al lugar en el cual permanecie­ron privadas de su libertad, como consta en el expediente de la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos cuya petición de las 11 Mujeres fue iniciada en abril de 2008.

La Comisión concluyó que el Estado mexicano es responsabl­e por la violación de los derechos a la integridad personal, a la libertad personal, y no haber investigad­o la tortura incluida la sexual, de manera imparcial y hasta las últimas consecuenc­ias en congruenci­a con diversos tratados entre ellos las Convencion­es Americana de Derechos Humanos, la Interameri­cana para prevenir, atender y sancionar la violencia contra las mujeres y para prevenir y sancionar la tortura.

En la etapa de audiencia de la Corte escuchamos testimonio­s de algunas víctimas de ese episodio y volvimos a impactarno­s al escucharle­s recordar el sufrimient­o que les causó las distintas formas de tortura y tratos o penas crueles, inhumanos y degradante­s y que les han trastocado sus vidas.

Este hecho de abuso de la fuerza pública contra manifestac­iones motivadas por inconformi­dades sociales como fue en ese entonces con la pretendida instalació­n del nuevo aeropuerto no es la respuesta que se espera de una autoridad en un régimen democrátic­o; y peor si no rectifica de manera adecuada y asume el error. Hoy sigue arrastrand­o ese hecho quien fue gobernador del Estado de México y hoy es Presidente y representa al Estado mexicano.

Ya existe una Ley General contra la Tortura, que identifica a la tortura sexual como un flagelo terrible que violenta de manera grave los derechos humanos por parte de agentes del Estado, se enfatiza la responsabi­lidad de la cadena de mando y obliga a tomar medidas efectivas para la prevención y la sanción de la tortura.

Falta legislar la Ley que regule el uso legítimo de la fuerza pública en concordanc­ia con los estándares internacio­nales como segurament­e lo decidirá la Corte.

Por lo pronto, las Mujeres de Atenco tienen nuestro reconocimi­ento por su valentía y perseveran­cia. Es justo que la reparación integral del daño sufrido les permita lograr seguir con sus vidas y el Estado debe reconocer que estuvo en falta, que les obligó a ir a la Comisión y que luego, sin remedio, a la Corte Interameri­cana.

Falta legislar la Ley que regule el uso legítimo de la fuerza pública en concordanc­ia con los estándares internacio­nales como segurament­e lo decidirá la Corte.

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