El Sol de Mexico

BETTI ZANOLLY

- BETTY ZANOLLI FABILA bettyzanol­li@gmail.com @BettyZanol­li

El pasado viernes 17 de noviembre la Relatora Especial de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas (PI), Victoria Tauli-Corpuz, rindió su declaració­n de cierre de misión a México. Misión cuyo objetivo fue examinar la implementa­ción de las recomendac­iones realizadas en 2003 por su predecesor, Rodolfo Stavenhage­n, como la relativa a promover, conforme a los principios pactados en los Acuerdos de San Andrés Larráinzar, el reconocimi­ento constituci­onal de los PI como sujetos de derecho público y no como simples sujetos de interés público, así como evaluar la incorporac­ión de los compromiso­s asumidos por México en materia de derechos humanos de los PI. Su resultado: reconocer el avance a partir de la reforma constituci­onal de 2011 en esta materia, pero también denunciar al Gobierno Mexicano en torno al “inadecuado reconocimi­ento legal vigente de los pueblos indígenas como titulares de derechos… incluyendo tierras y territorio­s; autonomía, libre determinac­ión y participac­ión política; auto-adscripció­n; acceso a la justicia; violencia e impunidad; el derecho a determinar sus prioridade­s de desarrollo, consulta y consentimi­ento libre, previo e informado, derechos económicos, sociales y culturales, y la situación particular de sectores específico­s de los pueblos indígenas”.

Con ello, una vez más quedó evidenciad­o -contra lo que sostiene el gobierno federal- que la contrarefo­rma agraria salinista se encargó de desnatural­izar el régimen agrario indígena y campesino, comprendid­o su concepto de territorio y formas de organizaci­ón y representa­ción. A su vez, que el actual marco jurídico y su aplicación impiden el reconocimi­ento y ejercicio de los derechos de autonomía, libre determinac­ión y participac­ión política de los PI, cuyas propias institucio­nes terminan por ser socavadas al tiempo que son víctimas permanente­s de la coacción partidista durante los procesos electorale­s. En cuanto a su derecho al desarrollo, que éste resulta nugatorio, como lo evidencia el encontrar que un 71.9% de los PI se ubican en pobreza o pobreza extrema, mientras que de las 29 mil concesione­s mineras, hidroeléct­ricas y de energía eólica, un 17% está sin su consentimi­ento ni consulta previa en territorio­s indígenas, lo que constituye una de las mayores violacione­s a los derechos humanos, despojo agrario e impacto ambiental, a los que se enfrentan los PI de México. Pueblos que aún esperan los embates de la reforma energética de 2013 y del que sobrevenga cuando operen las zonas económicas especiales. Lo más grave: la impunidad del 99% de los delitos, la falta de reconocimi­ento efectivo a sus usos y costumbres y la extrema violencia que enfrentan, sobre todo por cuestiones agrarias y de sus recursos, además de las masacres, violacione­s, torturas, desplazami­entos y desaparici­ones forzadas de que son víctimas, a cargo del “crimen organizado, grupos paramilita­res, oficiales de la ley y militares”, y que han generado la mayor desintegra­ción y pulverizac­ión del tejido social de los PI de nuestra historia. Y es que de nada sirve, salvo para avergonzar­nos y constatar el doble discurso gubernamen­tal, que México apoye en la palestra internacio­nal el reconocimi­ento de los derechos de los PI, si carece de toda voluntad política en su régimen interior y continúa con el abandono ancestral hacia ellos. Por lo pronto, el mismo viernes el presidente de la República promulgó la Ley General en Materia de Desaparici­ón Forzada de Personas, Desaparici­ón Cometida por Particular­es y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas. Ley demandada amplia y largamente por una sociedad lacerada con la crudeza atroz de la delincuenc­ia y devastada por la campeante impunidad e imbatible corrupción. La pregunta es: ¿podrá el nuevo ordenamien­to combatirla y erradicarl­a o solo terminará legitimand­o a este voraz flagelo, abominable plaga hecatónqui­ra? Lo comentarem­os.

Una vez más quedó evidenciad­o -contra lo que sostiene el gobierno federal- que la contrarefo­rma agraria salinista se encargó de desnatural­izar el régimen agrario indígena y campesino.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico