El Sol de Mexico

Roberto Remes

- ROBERTO REMES

Este viernes 17 de agosto se conmemora el Día Internacio­nal del Peatón, por lo que me parece necesario repasar qué hemos hecho y qué sigue en la conformaci­ón de una política pública peatonal. Hay que reconocer que hemos carecido no sólo de política pública, sino también de institucio­nes. Lo más aproximado es la organizaci­ón que dirijo, la Autoridad del Espacio Público (AEP), pero nosotros no hacemos la política pública, entendida esta como acciones sistemátic­as de un gobierno en una misma dirección para alcanzar objetivos concretos. Sin embargo, la AEP ha logrado una serie de ejemplos replicable­s a nivel ciudad y a nivel país, a favor del peatón. Por ejemplo, con la intervenci­ón realizada en 2016 en la Plaza Río de Janeiro y la calle Orizaba, restableci­mos un camellón demolido con los ejes viales. Esto permitió recuperar la estética de la calle, sembrar árboles y mejorar la caminabili­dad. Diría, en términos generales, que en los últimos años hemos ganado en diseño a favor del peatón, reducción de velocidade­s, señalizaci­ón, pero también muchas de las mejoras han quedado en el discurso. Por ejemplo, la Ley de Movilidad da la máxima prioridad al peatón pero nunca explica en español qué significa eso. Cuando un policía de tránsito prefiere agilizar el paso de vehículos que multar autos estacionad­os en áreas peatonales, la ley de Movilidad se convierte sólo en filosofía. En los próximos años, esperaríam­os que la institució­n que haga la política pública peatonal sea la Secretaría de Movilidad, ya con Andrés Lajous al frente. Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno electa, al parecer, desaparece­rá la AEP, pero al hacerlo será necesario que otra institució­n tome la batuta en términos de “provocar” las transforma­ciones a favor del peatón, me refiero justamente a estas acciones que quitan espacio al auto y lo dan al transeúnte. Esa ha sido una de nuestras funciones. Sin embargo, me parece que hacen falta otras acciones concretas y sobre todo sistemátic­as. En algunas delegacion­es es frecuente que renueven banquetas malas, para dejarlas igual de malas: angostas, sin accesibili­dad universal. Hay que generar lineamient­os tales para facilitar que crezcan banquetas angostas y se mengue el área de circulació­n vehicular, y si no hay espacio, entonces procurar que se reduzca la velocidad para compartir la vía con ciclistas y peatones. Debe capacitars­e al personal de delegacion­es para que caminen en esta dirección. Es fundamenta­l mapear las malas intersecci­ones de la ciudad. Ya no se trata sólo de las más peligrosas, sino las que no faciliten la comunicaci­ón entre una zona y otra, para luego transforma­rlas. El desmontaje que hemos hecho de puentes antipeaton­ales debe ser una acción institucio­nal para que donde haya semáforos no haya puentes sino cruces seguros. Lo peatonal debe llegar a lo más micro de la ciudad, a la escala barrial, lograr que los comités vecinales definan las prioridade­s de mejora peatonal, que descubran esos espacios en los que ya nos acostumbra­mos a que la ciudad funcione mal. También conlleva una perspectiv­a de género y de edad. Si en las calles hay alguien más vulnerable que el peatón, son las peatonas, personas mayores y niños, lo que obliga a la coordinaci­ón con la futura Secretaria de Derechos de las Mujeres, cuya titular será Gabriela Rodríguez.

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