Encuentran más huesos humanos Se agregan a los descubiertos hace una semana y que podrían pertenecer a dos menores secuestradas en 1983
ROMA, Italia. El misterio se alarga. Durante una nueva inspección en la sede de la nunciatura apostólica en el Estado italiano en Roma, fueron encontrados otros huesos humanos que se agregan a los descubiertos hace una semana que podrían pertenecer a Emanuela Orlandi y Mirella Gregori, seguramente secuestradas sin dejar rastros en la primavera de 1983. Esta vez los investigadores italianos se encontraron de frente a partes de un cráneo y de una mandíbula, mientras que, precedentemente, durante normales trabajos de restructuración, se habían descubierto varios huesos y un esqueleto. En la misteriosa desaparición de las dos jóvenes, cuando tenían 15 años de edad, una de ellas hija de un dependiente del Vaticano, se ha planteado varias veces la hipótesis, por no decir la sospecha, de
En los últimos días se ha disparado la hipótesis de que los restos puedan pertenecer incluso a la esposa de un portero de la Nunciatura que desapareció en la década de 1960
que algún prelado del Vaticano haya estado de alguna manera involucrado. Por lo pronto, la policía científica italiana, junto con el perito nombrado por el Vaticano, siguen analizando los primeros restos óseos encontrados debajo de un pavimento de la embajada vaticana en pleno centro de Roma. El objetivo es establecer, también a través del ADN, la época del deceso, seguramente no reciente, así como la edad y el sexo (según indiscreciones se trataría de dos mujeres, aunque falta la confirmación oficial). En este contexto, según los investigadores, los restos encontrados, serían aparentemente de una mujer de unos 25-30 años, lo que excluiría su pertenencia a Emanuela Orlandi o Mirella Gregori. De esta manera, en espera del resultado de los exámenes, todo parece indicar que, prescindiendo de saber a quién, o quiénes, pertenecían los huesos humanos descubiertos, el subsuelo de la sede diplomática del Vaticano estaría revelándose por lo pronto como un pequeño cementerio clandestino.