Gabriela Mora
Lo dijo en Tamaulipas pero en realidad, a lo largo y ancho del territorio nacional estamos igual… salvo honrosas excepciones como Yucatán, Campeche y Tlaxcala, quizá vivimos uno de los peores momentos que ha padecido México, y ante ello, el presidente Andrés Manuel López Obrador dejó en claro que no aplicará el “modelo del garrotazo que convirtió al país en un cementerio” y concluyó “mandando al carajo” a la delincuencia: “No estoy diciendo que no hay problema, claro que hay, pero estaba peor… o sea, estaba muy difícil, la violencia ha ido bajando, se ha ido serenando la situación, hay menos inseguridad (¿?). ¡Ya!, al carajo la delincuencia, fuchi, wákala; es como la corrupción, fuchi, wákala”, dijo luego de que integrantes de la llamada Columna Armada han mantenido sitiado, entre otros, el ejido de Buenavista, municipio de Hidalgo; y sin embargo, Andrés López insistió en que para combatir la delincuencia no se usará el garrotazo ni convertirá al país en un cementerio, por lo que fortalecerá los programas para inculcar los valores familiares y cívicos.
Pues bien, ideas como las expresadas por López el pasado domingo, traen a nuestra mente frases de campaña como la manifestada en uno de los debates al referirse a Ricardo Anaya como “Riqui, riquín, canayín…”, a lo que el aludido respondió: “Contesta sin payasadas”: la frase trascendió permitiendo al pueblo enamorarse aún más de él, lo que a la vez le otorgó la oportunidad de continuar su ascenso a la Presidencia.
Pues bien, llevamos meses escuchando frases presidenciales tales como “Becarios, no sicarios” y ahora esta novedad “Fuchila, wákala contra la delincuencia”, frases que logran su cometido: distraer la atención de los adeptos a López y disfrazar la gran problemática de este México nuestro: la creciente ola delictiva y la inseguridad que se va extendiendo por todo el país… Ahora el Pejidente pretende llamar a los criminales al arrepentimiento y a formar parte de la gran mayoría de esta sociedad, de este “pueblo bueno” como lo ha llamado López.
Pero, hay un problema de fondo: cuando se es incongruente entre los dichos y la forma de pensar, nunca habrá como resultado una solución, más bien los problemas seguirán acumulándose y tal es el caso de la inacción de las Fuerzas Armadas, cuya instrucción por parte de su comandante en jefe es “no reprimir al pueblo”, lo cual ata las manos y ha provocado miles de muertes ante la falta de respeto a la formación y disciplina militar: la reivindicación del Ejército mexicano como la institución más valorada y respetada por los mexicanos es un asunto urgente y de seguridad nacional a sabiendas de que, mediante acciones efectivas como suele actuar la milicia, se alcanzarán mejores resultados que al grito de “fúchila, wákala”.
Estamos consientes de que la gravedad de los hechos, las cifras de muertos y los incidentes delictivos hacen de este uno de los años más violentos en la historia de México.
Y ya que estamos en el tema, ¡VIVA MÉXICO! ¡VIVAN LOS HÉROES QUE NOS DIERON PATRIA Y LIBERTAD, Y ASÍ SEA!