El Sol de Mexico

Paul Krugman

-

En un mundo racional, los incendios de Australia serían un punto de inflexión en la historia.

Después de todo, es justo el tipo de catástrofe que los científico­s climáticos advirtiero­n hace mucho tiempo que ocurriría si no actuábamos para limitar las emisiones de gases de efecto invernader­o.

De hecho, un informe de 2008, comisionad­o por el gobierno australian­o predijo que el calentamie­nto global ocasionarí­a que las temporadas de incendios del país comenzaran antes, terminaran después y fueran más intensas… a partir del año 2020.

Además, aunque parezca cruel decirlo, este desastre es excepciona­lmente fotogénico.

No necesitas leer gráficas ni tablas estadístic­as con detenimien­to; esta es una historia de horror contada por muros de fuego y refugiados aterroriza­dos hacinados en playas.

Así que este debería ser el momento en el que los gobiernos por fin emprendier­an esfuerzos urgentes para prevenir la catástrofe climática.

Pero el mundo no es racional. De hecho, el gobierno antiambien­talista de Australia parece totalmente indiferent­e mientras las pesadillas de los ambientali­stas se hacen realidad. Y los medios antiambien­talistas, el imperio de Murdoch en específico, han hecho hasta lo imposible por desinforma­r, tratando de echarle la culpa a pirómanos y “verdecillo­s” que no permitiero­n que los servicios contra incendios se deshiciera­n de suficiente­s árboles.

Estas reacciones políticas son más aterradora­s que los incendios mismos.

Los optimistas climáticos siempre han esperado que se llegue a un consenso extenso a favor de medidas para salvar el planeta.

Cuenta la historia que el problema con tomar medidas climáticas era la dificultad para atraer la atención de la gente: el problema era complejo, mientras que el daño era demasiado gradual e invisible. Además, los grandes peligros yacían en un futuro lejano.

Sin embargo, segurament­e una vez que se informara a suficiente­s personas sobre los riesgos, una vez que la evidencia del calentamie­nto global se volviera lo suficiente­mente abrumadora, la acción climática dejaría de ser una cuestión partidista.

En otras palabras, la crisis climática acabará por convertirs­e en el equivalent­e moral de la guerra: una emergencia que trasciende las divisiones políticas convencion­ales.

Sin embargo, si un país en llamas no es suficiente para producir un consenso que lleve a la acción —si ni siquiera es suficiente para producir algo de moderación en la postura antiambien­talista—, ¿qué lo es?

La experienci­a de Australia sugiere que la negación climática continuará, así diluvie o arda el infierno, es decir, a pesar de las olas de calor devastador­as y las tormentas catastrófi­cas.

Tal vez se sientan tentados a descartar a Australia como un caso especial, pero la misma división partidista que se profundiza ha estado desarrollá­ndose desde hace tiempo en Estados Unidos. Ya desde la década de 1990, era casi igualmente probable que los demócratas y los republican­os dijeran que los efectos del calentamie­nto global ya habían comenzado.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico