El Sol de Mexico

Un cambio indispensa­ble

- Catalina Noriega catalinanq@hotmail.com @catalinanq

Arrollador­as la marcha del 8 de marzo y el paro del 9, pero insuficien­tes para conseguir el cambio indispensa­ble. El par de acciones consiguier­on el objetivo de hacer visible el tamaño del hartazgo femenino. Ahora hay que seguir con lupa, las demandas esenciales para que se hagan una realidad.

El domingo, Día Internacio­nal de la Mujer, murieron asesinadas tres: Una joven estudiante de la Universida­d Iberoameri­cana de León; otra chica de entre 20 y 25 años, en Coahuila y una adolescent­e de 16 años, embarazada, en Veracruz. De poco sirvió el que miles de sus congéneres se manifestar­an en contra de esta violencia.

Habría que empezar por la educación. Cuando le dije a la señora que me auxilia en la casa, que no se presentara a trabajar el lunes, brincó hasta el techo. Ignoraba la cuestión del paro y, por más que intenté aleccionar­la de que era un día para ser solidaria y que se ponga un alto a los feminicidi­os, estoy segura que se dedicó a la pura pachanga.

Difícil romper con los siglos de patriarcad­o, de violencia machista que dispone de la mujer como si fuera un objeto de su propiedad y se refleja en todos los ámbitos de la vida económica y social. Patrones culturales arraigados hasta lo más profundo, inconscien­tes en su mayoría y que afloran en la realidad, con caracterís­ticas crueles hasta lo impensable.

Parte destacada de esta tradición lo es la mujer, a la que se le enseña que tiene que ser abnegada, al servicio del papá y los hermanos, dócil con el esposo maltratado­r y dispuesta a asumirse como segundona. Hay avances, aunque todavía cortos, en este renglón del comportami­ento. A mayor ignorancia más esclavitud, por lo que hay que educar en la igualdad, desde la infancia.

Gobiernos ciegos a la paridad y, por el contrario –como el actual, dispuestos a castigar al “sexo débil” quitándole las pocas ventajas con las que contaba, como las estancias infantiles, los refugios para mujeres maltratada­s y hasta los comedores –mixtos, pero a los que acudían muchas féminas hambrienta­s, entre otros logros.

El trato del tabasqueño, hacia las mujeres, ha sido de una misoginia abierta. Trágico el que insista en que su gabinete tiene paridad cuando, al verse con el agua hasta el cuello, las puso a “celebrar la fecha”, con un choro a cargo de la Secretaria de Gobernació­n.

Con base en la caída de su aceptación en las encuestas, se intentó darle la vuelta al garrafal error, después de que algunas habían criticado el paro. Su actitud confirmó el que son parte del juego machista, que las usó, no obstante una que otra, como la propia Sánchez Cordero, han sido siempre proclives a la causa.

El reformular la educación tiene que incluir a la escuela, por lo que resulta urgente un cambio de mentalidad de los maestros y la adecuación de la enseñanza a cargo de las autoridade­s.

Abatir la violencia sería lo primero. En una etapa en la que está a flor de piel, lo más urgente es poner un alto a la impunidad, que entroniza el delito. Mientras se golpee, viole y mate sin consecuenc­ias, la barbarie seguirá en pleno.

Ha habido avances legislativ­os, aunque parece que la ley es letra muerta, en tanto no se aplica. En ese sentido de nada sirve, mientras no se cuente con las fuerzas policiacas, los ministerio­s públicos y los tribunales que sancionen a los sátrapas transgreso­res.

Se demostró la potenciali­dad femenina. Hay que evitar que se detenga el cambio y lo manden al baúl de los olvidos.

Parte destacada de esta tradición lo es la mujer, a la que se le enseña que tiene que ser abnegada, al servicio del papá y los hermanos, dócil con el esposo maltratado­r y dispuesta a asumirse como segundona. Hay avances, aunque todavía cortos, en este renglón del comportami­ento. A mayor ignorancia más esclavitud.

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