NAGORNOKARABAJ: DOS GUERRAS EN UNA
Los enviados de la Agencia Francesa de Noticias narran cómo es cubrir un conflicto bélico en plena pandemia, con la sensación de que llevar tapabocas es indecente, superfluo, mientras los residentes se quedan a pesar de los bombardeos, a pesar de la muerte que acecha
STEPANAKERT. Se llevaron el equipo necesario para informar sobre un conflicto: chalecos antibalas, cascos, teléfonos satelitales y primeros auxilios. Pero, como advirtieron los periodistas de AFP enviados a NagornoKarabaj, cubrir una guerra en tiempos del coronavirus lleva la seguridad a una nueva dimensión. Tres días después de que estallaran los enfrentamientos entre los separatistas respaldados por Armenia y las fuerzas azerbaiyanas en la disputada región, la Agencia Francesa de Prensa (AFP) empezó a mandar equipos a ambos lados del frente. Más de una docena de periodistas de texto, foto y video fueron enviados a través de las capitales de Azerbaiyán, Bakú, y de Armenia, Ereván. A pocos días de que estallara el conflicto, dos reporteros del diario francés Le Monde resultaron gravemente heridos.
En lo que terminarían siendo seis semanas de combates, decenas de soldados y civiles murieron a diario. Mientras tanto, el coronavirus avanzaba sin importar límites territoriales, etnia o nacionalidad.
Para escapar del combate en una zona de guerra, existen algunas reglas básicas. Refugiarse en los sótanos es una. Otra es examinar los huecos abiertos por los bombardeos frente a los edificios: uno se guarece en la parte opuesta a los mayores daños, ya que está menos expuesta, explica el fotógrafo Bülent Kilic, quien informó desde el lado azerbaiyano.
Además, una vez que comienzan los disparos de los cohetes, señala por su lado el videoperiodista Kadir Demir, uno puede darse cuenta dónde se ubica la defensa antiaérea y figurarse de dónde puede venir un peligro inminente.