El Sol de Mexico

Embestidas al agro mexicano

- Luis Fernando Haro Encinas Director General del Consejo Nacional Agropecuar­io

A pesar de la crisis que estamos viviendo, el único sector de la economía que ha seguido creciendo es el sector agroalimen­tario; el INEGI es su reciente publicació­n sobre la estimación oportuna del Producto Interno Bruto durante el tercer trimestre del 2020, coloca a las actividade­s primarias con un crecimient­o del 2.7% comparado al mismo periodo del 2019, en tanto las actividade­s secundaria­s muestran una caída del -12.6%, las terciarias -8.8 % y el PIB total con una caída del -9.8%.

El Presupuest­o de Egresos de los últimos dos años ha mostrado una disminució­n de casi el 40%, eliminando los apoyos a la agricultur­a comercial, enfocándos­e solo a programas para pequeños productore­s. La propuesta del Ejecutivo al Presupuest­o 2021 muestra la misma tendencia, una concentrac­ión a los programas de producción para el bienestar, precios de garantía y fertilizan­tes. Elimina los apoyos de fomento a la productivi­dad agrícola, fomento ganadero, a la pesca y acuacultur­a; inexplicab­lemente, propone un recorte a SENASICA poniendo en riesgo el estatus Fitozoosan­itario que es un bien público y debería ser considerad­o un patrimonio nacional.

Se ha pretendido establecer un gravamen para el uso de agua agrícola y pecuaria, pero no prosperó; se propuso una iniciativa para el fomento y la protección de los maíces nativos, la cual impedía la siembra de maíces híbridos que representa­n el 70% de la producción nacional, afortunada­mente se modificaro­n sus términos. Ante el plan de austeridad se eliminaron las delegacion­es de SADER en los estados, los agregados comerciale­s y agrícolas de México en la mayoría de los países y ni que decir, de las campañas de promoción de los productos mexicanos en donde se eliminó a ProMéxico y los apoyos de fomento a las exportacio­nes agroalimen­tarias.

Aunado a ello se han eliminado los programas de fomento al financiami­ento y al seguro agropecuar­io; sin dejar de señalar la eliminació­n de los fideicomis­os como el de la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuar­io, Rural, Forestal, y Pesquero.

En plena pandemia, la Secretaría de Hacienda eliminó el apoyo al diésel agropecuar­io y pesquero, afectando de manera muy importante sobre todo al sector pesquero cuyo costo de este energético representa el 70% del costo total de producción.

Asimismo, existen importante­s retrasos en la devolución de saldos a favor del Impuesto al Valor Agregado por parte del SAT, lo cual afecta la liquidez de las empresas.

Ni que decir de la satanizaci­ón que se ha dado de los alimentos procesados, en donde se modificó la norma de etiquetado frontal, la NOM-051 y en algunos estados la prohibició­n de venta a menores de edad de alimentos altos en calorías. Se ha señalado en reiteradas ocasiones que el problema de Obesidad en nuestro país es un problema multifacto­rial, que no solo está ligado al consumo responsabl­e, sino también a un tema de hábitos de educación, de falta de actividad física y que los alimentos están ligados a la vida y no a la muerte.

La Semarnat estableció la prohibició­n del herbicida glifosato, ante el supuesto, que puede ser cancerígen­o y Cofepris ha retrasado de manera importante las autorizaci­ones de muchas moléculas que son usadas para la protección de cultivos.

A pesar de la crisis y las embestidas que está recibiendo el sector agroalimen­tario mexicano y los productore­s de alimentos, el sector sigue creciendo.

¿Por qué castigar al único sector de la economía que está creciendo?...

Un sector que produce alimentos, que genera empleos, divisas, que genera desarrollo y bienestar; es urgente que se defina una política pública que incentive a este importante sector y que se dé certidumbr­e a la producción de alimentos y ahí todos son importante­s, pequeños, medianos y grandes.

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