La mujer que desafió al México más machista
Una biografía escrita por Francie Chassen-López, demuestra que Juana Cata fue mucho más que la amante zapoteca de Porfirio Díaz
Juana Catarina Romero. Quizás no reconozcas el nombre. En la escuela nadie obliga a memorizar los nombres de las amantes de los caudillos, de esos que sí tienen biografías en Wikipedia y libros por montón.
La amante zapoteca de Porfirio Díaz. Esa es la versión oficial sobre la vida de esta mujer que se atrevió a ser libre y empresaria en una época en que las mujeres eran vistas como "criaturas tiernas y deliciosas" incapaces de contribuir a la construcción del país, según escribió un editor del periódico El Día en 1839.
En el siglo XIX, cuando México consolidaba el Estado-Nación en medio de una sangrienta lucha entre liberales y conservadores, había una ley incuestionable en todas las familias: "Los pantalones dan las órdenes, no las enaguas".
Hubo, sin embargo, una mujer que se pasó por las enaguas aquella regla. Su nombre: Juana Catarina Romero. O Juana Cata, como la llamaban sus amigos.
"Como empresaria en el comercio y en la agricultura, se transformó en una mujer moderna. Cambió su huipil y su enagua por un vestido occidental y contribuyó a la modernización de México desde Tehuantepec, donde forjó una fuerza y un poder político inimaginable para un siglo en el que las mujeres no podían decidir ni en sus propias familias", dice la historiadora Francie Chassen-López, quien acaba de publicar la primera biografía documentada sobre este personaje medular en la formación de la identidad nacional.
Desde el título del libro hay una advertencia sobre el mundo desconocido al que estamos por entrar: Mujer y poder en el siglo XIX. La vida extraordinaria de Juana Catalina Romero, cacica de Tehuantepec (Taurus, 2020). En sus páginas, se derriban —o al menos se cuestionan— los mitos machistas que rodean la figura de Juana Cata, desde aquellos supuestos amoríos con Porfirio Díaz hasta sus presuntas habilidades de bruja. También se aclara que no era zapoteca, sino mestiza.
Aquel mito de lujuriosa hechicera, dice Chassen-López, tiene su origen en las novelas, telenovelas y hasta textos históricos. El más famoso de éstos fue reproducido en una de las telenovelas exitosas de Televisa en los noventa: El vuelo del águila, escrita por Enrique Krauze y producida por Ernesto Alonso, en la que Salma Hayek interpreta a una Juana Cata "devora hombres", una "belleza zapoteca" a la que el general Díaz no se pudo resistir. Hasta ahí quedó la historia de la primera cacica de México: la exótica agresora sexual que sorprendió a Porfirio Díaz en su recámara.
Chassen-López recopila una versión más apegada a la realidad en voz del historiador Miguel Covarrubias: "Una belleza famosa de Tehuantepec, que visitaba las barracas para jugar a los dados con los soldados, a cambio del dulce de coco que vendía. Se convirtió en la mejor amiga de Díaz, en su aliada y en líder de su servicio de inteligencia. Díaz aprendió de ella todo movimiento del enemigo".
Pero no existen evidencias históricas para afirmar que existió una relación amorosa entre ellos, afirma la investigadora. De hecho, cuando Porfirio Díaz dictó sus memorias, ni una palabra hubo sobre su amiga Juana Cata.
Las mujeres del siglo XIX "fueron relegadas de la historia o fueron reproducidas en estereotipos que no corresponden a la realidad", apunta la autora