Reactivación industrial: la tregua
México debe aprovechar el proceso de recuperación económica iniciado en marzo para implementar una estrategia de Política Industrial que le permita alinearse rápidamente a lo que aplican las naciones líderes y evitar con ello las consecuencias del Nuevo Orden de la Industria Global que se está configurando.
Sin lugar a duda que se debe valorar positivamente el aumento de 35.7% de la actividad industrial alcanzada en abril pasado.
La reactivación de casi todos los componentes de la industria nacional, salvo los vinculados con el sector energético e inversión pública en infraestructura, permitió acumular un segundo mes de variación positiva, algo atribuible a la recuperación de EU pero que será temporal y cuyo efecto se diluirá en 2022 si no se aplica un plan de reactivación de la inversión y una estrategia de impulso a nuevos diferenciales productivos.
Si México desea alcanzar una recuperación perdurable deberá tomar medidas de corto, mediano y largo plazos para lograr que la reactivación del ciclo industrial se transforme en una nueva etapa de desarrollo económico y no sea solamente un “rebote”.
Debe considerarse que la recuperación industrial global tiene un nuevo destino, no es un camino que conduzca a la situación de producción, logística, inversión, empleo y comercio prevalecientes hasta antes del Covid19.
El proceso de recuperación industrial tiene cuatro aspectos de transición que la llevarán a una nueva realidad.
Primero: la recuperación industrial no es inercial, tiene un componente de cambio estratégico que favorecerá a las naciones y empresas que están implementando una Nueva Generación de Política Industrial.
Segundo: el reordenamiento de las Cadenas Globales de Valor es valorado como un tema de seguridad nacional y no sólo como una necesidad productiva para evitar la falta de abasto que el cierre de Wuhan provocó en 2020.
EU y Europa buscan disminuir su dependencia de China e instrumentan estrategias para atraer inversiones aprovechando las ventajas de la Revolución Digital.
Tercero: la implementación del TMEC tiene una lógica de contenido regional que en la práctica se traduce en la necesidad de fabricar insumos y productos finales en América del Norte.
Por ello algunos países asiáticos tienen la urgencia de firmar acuerdos comerciales con México. Se debe actuar con estrategia para garantizar el fortalecimiento de la industria nacional antes que convertirse en punto de triangulación comercial, es decir, en perpetuar el estado maquilador creado en los últimos 40 años.
Cuarto: las condiciones creadas por el COVID19 modificaron las condiciones de trabajo y el uso de las nuevas tecnologías intensificó el trabajo a distancia.
En este sentido México enfrentará, en desventaja, una nueva lógica de competencia global en materia de servicios que se ofrecerán vía remota.
Las restricciones estructurales no resueltas asociadas con la debilidad en su infraestructura digital, la economía informal, la desarticulación de las cadenas productivas y los bajos estándares del sistema educativo serán un desafío por superar.
Para hacerlo México debe aplicar una Nueva Política Industrial, de otra forma solo recibirá los efectos marginales del Nuevo Orden de la Industria Global.