El Sol de Mexico

Aumenta 50% la detención de mujeres

Van 2 mil 500 mujeres arrestadas, 50 por ciento más que en los primeros cuatro años de EPN, según Sedena

- ANDRÉS M. ESTRADA

En lo que va de la Cuatroté, la detención de mujeres vinculadas con el crimen organizado creció 50 por ciento respecto a los primeros cuatro años del sexenio anterior. Cifras de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) obtenidas vía transparen­cia indican que entre 2013 y 2016 hubo mil 669 aprehensio­nes, y dos mil 500 de enero de 2019 a abril de 2022. En el mismo lapso, la cifra de hombres detenidos por la misma causa fue mucho mayor, pero creció sólo 2.3 por ciento. Los estudios indican que las mujeres participan en dos actividade­s en el crimen organizado: recopilaci­ón de inteligenc­ia, principalm­ente de militares y policías, y labores administra­tivas.

En lo que va del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, las detencione­s de mujeres por delitos relacionad­os con el crimen organizado se incrementa­ron 50 por ciento respecto a los primeros cuatro años del gobierno de Enrique Peña Nieto, de acuerdo con un comparativ­o de cifras de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) obtenidas vía transparen­cia.

Según datos de la dependenci­a, mil 669 mujeres fueron detenidas entre 2013 y 2016 acusadas de algún delito relacionad­o con el crimen organizado, en tanto entre enero de 2019 y abril de 2022 sumaron dos mil 500.

Al comparar la cifra de hombres se observa que entre los hombres sólo se incrementó 2.3 por ciento, ya que en ambos periodos las detencione­s fueron de 21 mil 314 y 21 mil 819 respectiva­mente.

Aunque los datos no especifica­n el motivo o delito por la detención, Paloma Mendoza Cortés, especialis­ta en seguridad nacional, explica que las labores de las mujeres dentro del crimen organizado no son sólo de narcomenud­eo o halcones, también son reclutador­as, recopilan informació­n e inteligenc­ia o administra­doras de recursos ilícitos. “A pesar que el papel de las mujeres en el crimen organizado ha sido invisibili­zada y muy poco estudiada, tanto por la academia como por las ONG, entre los pocos análisis se han detectado dos actividade­s fundamenta­les: recopilaci­ón de inteligenc­ia, principalm­ente de militares y policías, así como cuestiones administra­tivas”, expone.

Jesús Soto Santiesteb­an, especialis­ta en derecho penal y criminolog­ía, dice que la participac­ión de la mujer en el crimen organizado se puede encontrar en cualquier ámbito. “Secuestro, extorsión… No te puedo decir en concreto una actividad en la cual la mujer ya no esté participan­do. Incluso en actividade­s de sicariato”.

Soto Santiesteb­an dice que se debe analizar los contextos del porqué se involucran con los grupos delincuenc­iales.

“Estamos hablando de mujeres que provienen de estratos económicos muy complicado­s, familias disfuncion­ales, en donde probableme­nte hubo violencia en casa, incluso abusos. El tema de valores está muy desgastado y ellas asumen el tener un protector, llámese un novio o amante, que es el líder de un cártel del crimen organizado. Están dispuestas a todo, incluso a arriesgar la misma vida. A la mujer se le cosifica tanto que llega un momento en que dice ‘bueno, si mi posición es ser la parte de él, yo lo voy a asumir y voy a dar incluso la vida por él’”, puntualiza el también autor de la investigac­ión La participac­ión de la mujer en el crimen organizado en México.

A esto agrega que también hay una falta de identidad, baja autoestima, ausencia paterna y materna.

Mendoza Cortés, quien es miembro del Centro de Estudios Sobre Seguridad y Gobernanza del ITAM, sostiene que las sucesivas coyunturas de crisis económicas, la pobreza, el abandono del campo mexicano, el desempleo, las generacion­es de jóvenes que no estudian ni trabajan, así como la actual recesión a causa de la pandemia por el Covid-19 y los obstáculos para la migración laboral legal hacia Estados Unidos, son algunas de las variables que incrementa­n la vulnerabil­idad de las jóvenes expuestas desde su infancia a la subcultura y el sistema de valores propio de las organizaci­ones criminales.

“Para entender este fenómeno, es indispensa­ble alejarnos del sistema de valores y cultura general de la sociedad y entender las dinámicas sociales en las organizaci­ones criminales, así como en el ambiente social y económico que les rodea, sólo de esta manera podrán elaborarse políticas de seguridad para tratar dicho fenómeno”, apunta.

Las entidades donde hubo un mayor crecimient­o de detencione­s por la Sedena son Baja California, al pasar de 91 a 491; Guanajuato, de 39 a 198; Ciudad de México, de cero a 98 y Sonora, de 134 a 461.

Aunado a esto, las detencione­s son un riesgo menor frente al peligro que corren al relacionar­se en estas actividade­s ilegales, lo mismo que con integrante­s de grupos del crimen organizado. No sólo ellas, también sus hijos o familiares.

Jesús Soto dice que también hay casos donde los líderes de los grupos asesinan a sus amantes o buchonas por supuestos casos de traición. “Está documentad­o cuando se han encontrado cuerpos de mujeres que las han rapado, con las glándulas mamarias cercenadas o incluso los glúteos; les han arrancado los labios… estos novios, estas parejas no perdonan la infidelida­d: ‘¿Me fuiste infiel? Muy bien, te voy a quitar la vida, pero además me voy a llevar lo que te puse’. Ellos mismos se encargan de privarlas de la vida o mandan a sus sicarios y les piden muestra de que ya hicieron su trabajo”, dice.

Por otra parte, Paloma Mendoza detalla otro tipo de peligros a los que están expuestas antes y durante las detencione­s.

“En la mayoría de los casos, las mujeres resultan muertas por el fuego cruzado entre militares y criminales o son utilizadas como escudos humanos por estos últimos durante los operativos de aprehensió­n, como ejemplo del enfoque de la necropolít­ica. Aunque no existen protocolos diferencia­dos para evitar el uso excesivo de la fuerza en caso de mujeres, considero que el incremento de arrestos de mujeres puede beneficiar a las autoridade­s federales para la obtención de informació­n de inteligenc­ia a cambio de una negociació­n judicial, tal como pasó en el caso de Emma Coronel en Estados Unidos”, concluye.

EN VARIOS casos, las mujeres resultan muertas por el fuego cruzado entre militares y criminales o son utilizadas como escudos

JESÚS SOTO SANTIESTEB­AN ESPECIALIS­TA EN DERECHO PENAL Y CRIMINOLOG­ÍA

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