Hombres, los que más logran consumar un suicidio: Salud
CHIHUAHUA, CHIH.- La mayoría de las personas que logran consumar un suicidio son hombres, sin embargo, la mayor parte de los intentos de suicidios los llevan a cabo las mujeres, ya que el hombre usa métodos como el ahorcamiento y el disparo por arma de fuego, y la mujer otros como pastillas, que pueden ser menos contundentes, dijo la subdirectora de Medicina Preventiva de la Secretaría de Salud, Estela Parra González.
Estos casos, dijo, derivan sin duda de depresiones, trastornos mentales, casos de esquizofrenia, estrés postraumático y problemas de adaptación que pone a la persona en un factor de riesgo.
Al hablar de que el intento de suicidio o la consumación del hecho se deriva de problemas familiares, se trata de casos en que existe mala comunicación, tarea necesaria dentro de la familia pero que muchas veces no se da.
Dijo que es importante que los padres de familia fortalezcan las relaciones con sus hijos, ya que es muy probable que la persona enferma pueda hacerlo sola. Hay casos donde existe consumo de alcohol, y entonces se trata de factores de riesgo que se suman a factores individuales o ambientales, entonces la persona cae en un túnel profundo y es difícil o simplemente no puede salir de él.
La especialista dijo que mientras que los hombres utilizan métodos contundentes como el ahorcamiento o disparo por armas de fuego con los que se concretan los suicidios, las mujeres usan otro tipo de métodos, como ingerir pastillas.
Sobre este comportamiento, dijo que en muchas ocasiones esto ocurre dado que las mujeres intentan llamar la atención de alguna manera cuando solas no pueden salir de alguna depresión, por lo que en estos casos hay que brindar una ayuda profesional y acompañamiento por parte de las personas que la rodean.
Se trata de casos en que existe mala comunicación, tarea necesaria dentro de la familia pero que muchas veces no se da.
En cuanto a las edades en que más se cometen suicidios, la experta dijo que son de los 15 a 25 años, ya que se trata de la edad en que más se dificulta a la persona relacionarse en familia, establecer relaciones interpersonales, hablar de sus emociones, e incluso afrontar sucesos de la vida diaria por la falta de un proyecto de vida.