¿Para qué sirve el alcanfor?
¿Has oído hablar alguna vez del alcanfor? ¡Seguro tu abuela lo ha nombrado más de una vez! Se trata de una planta usada para tratar variadas dolencias, sobre todo catarros, inflamaciónes de las vías respiratorias y la nariz congestionada. Puedes conocer más usos del alcanfor en el siguiente artículo.
Características del alcanfor
También conocido como “alcanforero” su nombre científico es Laurus camphora y es un árbol originario de la isla de Borneo, en el continente asiático. Su uso se ha difundido en toda Europa y desde hace siglos se utiliza para tratar enfermedades y controlar malos olores.
El alcanfor es una sustancia cristalina con un leve color blanquecino nácar que se usa como insecticida, antiséptico y aromatizante. Seguramente conoces el aroma al alcanfor, porque es bastante distintivo y fresco. Se puede conseguir en diferentes formatos:
Aceite esencial: para hacer vapores, tratar dolores de estómago y reducir la colitis.
Cremas: para masajes descontracturantes.
Líquido: para todo tipo de aplicaciones.
¿Para qué sirve el alcanfor?
Su sabor es un tanto amargo, como el de la menta, es ligeramente refrescante y su aroma es especial. Al momento de la aplicación en ciertas zonas se puede sentir un entumecimiento o adormecimiento, ya que el alcanfor tiene propiedades analgésicas.
Algo que solemos desconocer del alcanfor es que es absorbido rápidamente por los poros (hay que prestar atención, ya que algunas personas son alérgicas y sufren de irritación luego de la aplicación).
Entre otras cosas, el alcanfor sirve para:
Mejorar la circulación de la sangre.
Prevenir enfermedades como la conjuntivitis y los ojos rojos.
Aliviar la hinchazón abdominal y los gases (es carminativo). Evitar la varicela. Favorecer la buena digestión y ayudar a tener un metabolismo óptimo.
Aliviar dolores en las articulaciones (por ejemplo, para personas con reumatismo o artritis).
Reducir los dolores en los golpes, esguinces y contusiones.
Desinflamar los músculos.
Descongestionar las vías respiratorias y expulsar las flemas (es expectorante). Desinfectar heridas. Tratar hongos en la piel o uñas.
Repeler insectos y combatir piojos.
Reducir el ardor en las picaduras de mosquitos.
Tratar problemas en la piel, como el acné y las erupciones.
Fortalecer el sistema inmunitario.