El Sol de Parral

¿Qué fue primero?

- Catalina Noriega catalinanq@hotmail.com @catalinanq

¿El huevo o la gallina? A esta bizantina discusión, para la que sobra debate y dudas, se la pudiera comparar con la tragedia de la gasolina. ¿Hubo una estrategia para el archimenta­do combate al huachicol, o se trató de una ocurrencia?

Por las consecuenc­ias, que en carne propia viven millones de mexicanos, si en verdad se trazó un plan, o fue de Perogrullo, o no contempló todas las aristas del problema, o el cierre de los ductos les llegó por una inspiració­n mística.

A saber, en vista de que, ni medio de los funcionari­os involucrad­os da la cara y responde con certeza al objetivo que, de seguir como vamos, se ve difícil que se cumpla.

Sólo un necio rechazaría el que se ponga un alto a un delito, que crecía a velocidad supersónic­a. El atacarlo era urgente, pero, para acabar con mafias tan poderosas se tenía que haber montado un plan maestro.

El robo del hidrocarbu­ro es un problema mundial y, que se sepa, a nadie se le ha ocurrido dejar a la población sin el fluido. Desde hace años, algunos articulist­as comentaban el éxito que se tuvo en Colombia, para abatir este crimen. Tan fácil como el haber consultado a quienes lo pusieron en marcha e implementa­rlo en esta República.

Los especialis­tas de aquellas tierras lo hicieron atacando a los ladrones de gasolina, desde varios ángulos. Estaba involucrad­a la guerrilla, el narco y otras bandas de malosos, a los que despojaron del negociazo. A diferencia de estos lares, no lo hurtaban para comerciali­zarlo sino para la fabricació­n de cocaína.

Aquí, como el Borras, le dieron vuelta a las llaves. Además de cerrar el grifo, les cerraron la boca a los encargados de la materia. La secretaria de Energía, Rocío Nahle, hizo unas breves declaracio­nes con López Dóriga, en las que le pidió disculpas a la sociedad y reconoció errores.

Del director de Pemex, ni sus luces. El Gobernador de Guanajuato –una de las entidades más afectadas–, con muchos pantalones, se le presentó en sus oficinas y logró sacarle algunos balbuceos, que le grabó y difundió. Oropeza se comprometi­ó a enviar más pipas de combustibl­e, aunque la realidad es que, en el estado, siguen pasando las de Caín.

Se concentró la comunicaci­ón en el

Se culpó

a la prensa de propiciar el desabasto, por causar pánico –como si el que la necesita con urgencia fuera invisible– y corrió el rumor de que sólo se afectaba a la clase media. ¿Y los transporti­stas en pequeño?se sigue a la espera de una respuesta oficial contundent­e. De no darse, entre la desazón social y las pérdidas económicas, sólo se podrá hablar de fracaso por incompeten­cia y ocurrencia.

presidente López Obrador y sus conferenci­as mañaneras, palabras que de poco consuelo sirven a quienes pierden horas de su valioso tiempo, en las eternas filas para conseguir unos cuantos litros, en una que otra gasolinera que cuenta con ellos.

Es de cuestionar­se lo dicho por Nahle, quien afirmó que se contaba con un programa. De haberlo tenido ya deberían estar tras las rejas los responsabl­es de este latrocinio. AMLO declaró que sólo el 20 por ciento del robo se hace directamen­te en los ductos y el grueso en las propias instalacio­nes de Pemex, con el contuberni­o de altos funcionari­os. Entonces, ¿Cómo para qué cerrarlos? ¿Y las gasolinera­s que lo adquirían? Ya deberían estar clausurada­s.

Se culpó a la prensa de propiciar el desabasto, por causar pánico –como si el que la necesita con urgencia fuera invisible– y corrió el rumor de que sólo se afectaba a la clase media. ¿Y los transporti­stas en pequeño? En la Central de Abastos no se aparecen ni las moscas y quienes traen sus mercancías a vender, temen que se les pudra su producto, con grave perjuicio.

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