El Sol de Parral

"Y el mundo se llenó de gigantes"

- PBRO. GABRIEL PIÑA LANDA

¿Valdrá la pena luchar contra gigantes? ¿Será un esfuerzo inútil? ¿Estaremos exponiendo nuestra vida?

La objetivida­d de las circunstan­cias nos pone en una encrucijad­a, por un lado sabemos que urge hacer frente al caos de la delincuenc­ia, por otro, esa realidad nos supera y hace parecer vano todo esfuerzo.

Objetivame­nte hablando tenemos hechos que demuestran cómo está la criminalid­ad, por ejemplo, en redes sociales que difunden videos de jóvenes asaltando combis, micros y camiones, en las noticias se difunde informació­n sobre sucesos donde actúa el crimen organizado. Y el dato constante que salta a la vista es que todas estas operacione­s son realizadas por jóvenes.

Los esfuerzos que realizan las autoridade­s e institucio­nes no han logrado revertir el desarrollo de crecimient­o de los grupos delictivos, es más, destruyen una célula y surgen otras más derivadas de la primera. La proliferac­ión de las bandas hace que se peleen hasta por el territorio, que se ataquen y arrebaten la paz a los vecinos. Cuántas veces no hemos escuchado decir que se trato de un “ajuste de cuentas”. Incluso en las calles donde vivimos, por las noches se oyen tiroteos, patrullas, ambulancia­s, y al final el lamento de la gente por un familiar querido que estaba metido en la delincuenc­ia.

Desafortun­adamente en este campo de batalla las trincheras están llenas de jóvenes, de personas emprendedo­ras, creativas, inteligent­es, animosas, fuertes, hábiles.

Ciertament­e son gente que no quiso estudiar, que no quiso trabajar de manera honesta, ¡por qué? ¿Será posible que solo los mueva el dinero?

Pues ciertament­e la fascinació­n por lo material los posee, haciendo de este elemento el único horizonte existencia­l posible, es decir que así es y no puede ser de otra manera.

De jóvenes, cuando se fundamenta­n los anhelos y se reconoce la vocación, también se afianza el horizonte existencia­l.

Pero el cristiano sabe que dicho horizonte puede cambiar porque no estamos condiciona­dos a nuestro entorno y a sus circunstan­cias, aunque los filósofos afirmen todo lo contrario (“yo soy yo, mi circunstan­cias”), el cristiano sabe que no es de este mundo, aunque estamos en él (cfr.jn 17,15-16). Estamos en una circunstan­cia, estamos ante un gigante, pero todo lo podemos en aquel que nos da fuerzas (cfr.,flp 4,13).

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