"Y el mundo se llenó de gigantes"
¿Valdrá la pena luchar contra gigantes? ¿Será un esfuerzo inútil? ¿Estaremos exponiendo nuestra vida?
La objetividad de las circunstancias nos pone en una encrucijada, por un lado sabemos que urge hacer frente al caos de la delincuencia, por otro, esa realidad nos supera y hace parecer vano todo esfuerzo.
Objetivamente hablando tenemos hechos que demuestran cómo está la criminalidad, por ejemplo, en redes sociales que difunden videos de jóvenes asaltando combis, micros y camiones, en las noticias se difunde información sobre sucesos donde actúa el crimen organizado. Y el dato constante que salta a la vista es que todas estas operaciones son realizadas por jóvenes.
Los esfuerzos que realizan las autoridades e instituciones no han logrado revertir el desarrollo de crecimiento de los grupos delictivos, es más, destruyen una célula y surgen otras más derivadas de la primera. La proliferación de las bandas hace que se peleen hasta por el territorio, que se ataquen y arrebaten la paz a los vecinos. Cuántas veces no hemos escuchado decir que se trato de un “ajuste de cuentas”. Incluso en las calles donde vivimos, por las noches se oyen tiroteos, patrullas, ambulancias, y al final el lamento de la gente por un familiar querido que estaba metido en la delincuencia.
Desafortunadamente en este campo de batalla las trincheras están llenas de jóvenes, de personas emprendedoras, creativas, inteligentes, animosas, fuertes, hábiles.
Ciertamente son gente que no quiso estudiar, que no quiso trabajar de manera honesta, ¡por qué? ¿Será posible que solo los mueva el dinero?
Pues ciertamente la fascinación por lo material los posee, haciendo de este elemento el único horizonte existencial posible, es decir que así es y no puede ser de otra manera.
De jóvenes, cuando se fundamentan los anhelos y se reconoce la vocación, también se afianza el horizonte existencial.
Pero el cristiano sabe que dicho horizonte puede cambiar porque no estamos condicionados a nuestro entorno y a sus circunstancias, aunque los filósofos afirmen todo lo contrario (“yo soy yo, mi circunstancias”), el cristiano sabe que no es de este mundo, aunque estamos en él (cfr.jn 17,15-16). Estamos en una circunstancia, estamos ante un gigante, pero todo lo podemos en aquel que nos da fuerzas (cfr.,flp 4,13).