Arzobispo dedica misa a los padres
Así mismo, pidió por ser una Iglesia que camine “con Jesús en la barca”, en el 130 aniversario de la Diócesis
En el marco del Día del Padre, el arzobispo de Chihuahua, Constancio Miranda Weckmann, pidió al Señor por los papás y también por los sacerdotes, para que el Señor les conceda tener la capacidad de ser fieles reflejos de la paternidad de Dios, durante la sagrada eucaristía, celebrada en la Catedral Metropolitana de Chihuahua.
Así mismo, manifestó una acción de gracias por los 130 años de haber sido erigida la Diócesis de Chihuahua, el 23 de junio de 1891, y pidió al Señor que otorgue la capacidad de ser una Iglesia en la que todos caminen con Jesús en la barca. También pidió por los difuntos, para que el Señor los tenga en el Cielo, particularmente por don Justo, el obispo que lo ordenó como sacerdote y diácono.
Al disertar durante la homilía, monseñor Miranda refirió que las palabras que utiliza Jesús cuando calma la tempestad, les dice “cállate, enmudece”, y cuando expulsaba demonios decía lo mismo al mar que con sus peligros significaba el mal.
“Con frecuencia, también en nuestro entorno se levanta la tempestad, parece que nuestra pobre barca no aguanta y corre el riesgo de hundirse, y puede darnos la impresión de que Dios está ausente, y guarda silencio, y las olas se nos vienen
Monseñor Miranda refirió que las palabras que utiliza Jesús cuando calma la tempestad, les dice “cállate, enmudece".
encima, las dificultades de nuestra vida nos superan. Si por encima de lo que nos pasa, acudimos al Señor con confianza, por más malo que parezca el momento que estamos pasando, Él ayudará a pasarlo. Si depositamos la confianza en el Señor, podremos depositar nuestros problemas con serenidad. Nos falta la serenidad, cuando deformamos la realidad, y hacemos de un granito de arena una tormenta. La confianza en el Señor nos va a dar la serenidad de la mente, para no ser esclavos de nuestros nervios o víctimas de nuestra imaginación. Nos va a dar la confianza en el corazón, para no vernos reducidos en nuestra angustia, y también en nuestra acción, para evitar el derroche inútil de nuestras fuerzas”, manifestó Su Excelencia.
En ese sentido destacó que nadie puede estar sereno en los problemas que lo aquejan, si no está puesta su confianza en Jesús, y no lucha por adquirir esta virtud.