Gestión y política del agua
El corte de agua que afecta a casi cuatro millones de habitantes de 480 colonias en 13 alcaldías de la ciudad de México constituye una oportunidad para considerar la situación del agua en la ciudad de Puebla. Hay aún diferencias notables entre ambas regi
Hay hechos preocupantes; el crecimiento de la población asentada en la ciudad de Puebla y sus alrededores impulsa la demanda de agua; el uso intensivo para fines agrícolas e industriales ha incrementado el volumen de agua extraído de los acuíferos; la reducción del área de captación por la expansión del pavimento y el escurrimiento no aprovechado a causa de la deforestación obstaculizan la recarga subterránea, y el vertido incontrolado y sin sanción de aguas residuales no tratadas inutiliza las corrientes superficiales, entre las que destaca el río Atoyac.
En conexión con los hechos anteriores son visibles los problemas que dan cuenta de la falta de mecanismos para solucionar los conflictos entre diversos usos del agua e incapacidad de los sistemas operadores para garantizar el acceso universal al agua de consumo humano. Las pipas que circulan cada día por las calles y la diversidad de usuarios que se abastecen de ellas expresan esta incapacidad. Existen además conflictos relacionados con los derechos de uso de las aguas subterráneas, es decir, con la propiedad de los pozos de los que se abastecen instancias públicas, comunitarias o individuales para usos diversos. En relación con la contaminación del Atoyac se ha mencionado que se trata de un caso
ampliamente estudiado. Diagnósticos van y vienen por encargo de instancias diversas. Son igualmente frecuentes los anuncios espectaculares sobre acciones para su limpieza. Pese a este despliegue la preocupación central debería ser la capacidad del sistema físico y de las diversas formas de gestión,
así como el alcance de los acuerdos políticos de cara a la viabilidad de esta zona habitada ante la posibilidad del agotamiento de las fuentes de agua. Algunas ciudades parecen reaccionar tarde ante la falta de agua. Ojalá no sea el caso de Puebla. Las decisiones tomadas hasta hoy han combinado diversos enfoques y han dado origen a medidas cuestionables que pueden ser modificadas o mejoradas, según sea el caso. Entre ellas están el intento de regionalización del sistema operador de agua mediante la creación del SOAPAP y la concesión de los servicios a un organismo privado, al mismo tiempo que han quedado fuera del área de cobertura diversas zonas donde el abastecimiento se gestiona de manera comunitaria o mediante arreglos entre particulares.
Esta combinación de formas de gestión ha dejado fuera el ciclo completo del agua: no se atiende la captación y el saneamiento es desigual, con los resultados que cada día el Atoyac nos refleja. Al mismo tiempo la desarticulación ha dejado fuera el enfoque de cuenca, agravado por la falta de funcionamiento de las instancias de ciudadanización como los comités de cuenca. Se debe fortalecer el sistema físico de la cuenca para que pueda absorber la creciente demanda social, es también necesario que los diversos actores sean capaces de articular sus acciones y su alcance para reorganizar el sistema del agua y mantenerlo dentro de límites aptos para el consumo presente y el futuro. No se trata solamente de la gestión, sino de elevar la capacidad política para llegar a acuerdos razonables. *El autor es profesor del Instituto de investigaciones en medio ambiente Xavier Gorostiaga de la Universidad Iberoamericana Puebla.