Claridad en el juego y sacrificio colectivo
Solidez defensiva y claridad en la idea de juego presumió La Manada el viernes en el puerto, logrando su segunda victoria en fila de la campaña para quedar de nueve a 11 puntos de distancia de la salvación.
En el Luis “Pirata” Fuente, Lobos resolvió los momentos de apremio en su área y se las ingenió para generar peligro, aún sin dominar la posesión del esférico. Veracruz controló el 60 por ciento del tiempo la pelota.
El plan en Veracruz pasaba por jugar con la desesperación, el ansia o la animosidad de los escualos en aras de ganar el compromiso sí o sí. La victoria, en caso de lograrla, le hubiese permitido a los Tiburones recortarles distancia a los licántropos dentro de la porcentual.
Sin embargo, La Manada no lo permitió y ganó el juego cediéndole la pelota al adversario para cazarlo por medio de un error.
En los primeros 45 minutos, el plan funcionó y el equipo de Juan Francisco Palencia gozó de opciones con un Yago César da Silva más asentado al futbol mexicano y causándole incesantes estragos al costado izquierdo del enemigo. Pero a pesar de los latigazos, el gol no llegó. En el complemento, Veracruz ajustó y monopolizando el balón le negó los desdoblamientos a Lobos.
Los jarochos crecían y jugaban cada vez más en el área del adversario, pero no daban la sensación de generar real peligro.
Siboldi tiró de Colin Kazim-richards en busca de claridad en el último trecho de la cancha; sin embargo, el turco –como sucedió en su momento en Lobos- careció de frialdad a la hora cero.
Sorteado el “temporal”, La Manada creó desde el mediocampo una bella jugada colectiva con Esquivel abriendo por izquierda la pelota a Rabello, éste tocando de primera intención a Leo Ramos y “El Tanque” rematando el centro como venía para detonar las redes jarochas.
Lobos ganó porque entendió el partido, presumió de efectividad y corrió codo a codo para atacar o defender.