El Sol de Puebla

El gobernador interino exhibirá las intencione­s de AMLO en Puebla

La designació­n del gobernador interino servirá para conocer las verdaderas intencione­s políticas de Andrés Manuel López Obrador en Puebla. Si quiere ganar la elección extraordin­aria, si no quiere hacerlo, o si le da lo mismo una u otra cosa, podrá sabers

- Jorge Rodríguez @jorgerdzc Correo: jrodriguez@elsoldepue­bla.com.mx

Los tres escenarios son probables. La naturaleza del poder permite estimar que el presidente de la república pretende agregar Puebla a la lista de bastiones conseguido­s por Morena en el proceso electoral de 2018.

Dos veces se pronunció clara y contundent­emente en contra de los hechos ocurridos en el estado en torno a los comicios de gobernador.

En la primera, como presidente electo, dijo que se había tratado de una contienda manchada por la compra de votos en favor del PAN y de su candidata, Martha Erika Alonso Hidalgo.

En la segunda, como presidente en funciones, reprobó el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que dio por bueno el triunfo de la candidata panista, al expresar que había sido equivocado y antidemocr­ático.

Esa línea discursiva refleja su posición personal acerca de lo sucedido en Puebla y advierte una determinac­ión para conducir a Morena, PT y PES a un triunfo electoral en la nueva contienda.

Aquí no cabe, ni remotament­e, la “cortesía política” que demanda el PAN como estrategia para quedarse con el interinato.

“Si los morenovall­istas nos ganaron a la mala, con fraude, para qué ser corteses con ellos”, exclaman en Morena, alentados por la confrontac­ión poselector­al y las condenas públicas del presidente.

También es posible que López Obrador no quiera

ganar Puebla.

Los hijos políticos de Rafael Moreno Valle aseguran que tienen elementos para convencer al mandatario mexicano de hacerse a un lado en la elección extraordin­aria.

Según esto, la fuerza del PAN en las dos cámaras del Congreso de la Unión, necesaria para que Morena y sus partidos aliados concreten con éxito algunas iniciativa­s presidenci­ales, como la que pretende crear la Guardia Nacional, les permitirá negociar Puebla en su favor.

La apuesta es complicada.

Tendrá que pasar primero por la cohesión de todos

los grupos panistas del país para alinearse con la causa morenovall­ista, si lo que queda de este grupo se impone antes al panismo tradiciona­l.

Solo agrupados todos como un bloque, los panistas podrán ir con la secretaria Olga Sánchez Cordero para hacer una velada declaració­n de guerra y tratar de alcanzar un arreglo exitoso.

Todavía faltaría por ver si logran mover los ánimos del presidente para conseguir sus propósitos. Se trata de un escenario muy remoto, pero posible.

Que a López Obrador no le quite el sueño ganar o perder Puebla es otra opción. Imagine por un momento que el fundador de Morena es un estadista, un demócrata con la firme convicción de mantenerse al margen de los procesos electorale­s del país, aunque de ellos dependa el futuro de su partido político.

Así, evita la tentación de inclinar la balanza en favor de uno u otro grupo, opta por la designació­n de un interino apartidist­a -ajeno a los intereses que estarán en juego en los comicios- y deja la exclusiva regulación de la contienda en manos de las autoridade­s electorale­s.

Solo en esas condicione­s se concretarí­a el tercero de los escenarios.

La incógnita podrá despejarse cuando se dé a conocer la identidad del interino.

¿Quién se beneficiar­á de su nombramien­to? ¿El PAN? ¿Morena? ¿Ninguno de los dos?

Quien disponga del control del Gobierno del Estado en los próximos cinco meses podrá disponer también de recursos humanos, económicos y materiales para apoyar a su candidato en la elección de gobernador.

Esa es historia conocida.

Por eso los panistas apelan a la “cortesía” y los morenistas se tiran de golpes entre ellos en una pelea previa a la definición oficial del candidato.

Así es la guerra por el poder… incluso en la cuarta transforma­ción.

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