Las urgencias de la industria automotriz pueden atizar al virus
Las armadoras de automóviles de Estados Unidos reiniciaron sus actividades productivas a mediados de la semana pasada, y las mexicanas arrancarán este miércoles (entre ellas Volkswagen de México), a la par de las europeas y las asiáticas para reintegrar y poner en marcha una de las organizaciones productivas más poderosas del planeta, la cual emerge de su primera gran crisis global que obligó al cierre de sus plantas en casi todo el planeta, a causa de la pandemia universal del covid 19 que ha cobrado la vida de más de 300 mil personas e infectado a más de 4 millones.
El sector automotriz en Estados Unidos y México, forzaron, convencieron a sus gobiernos a que les levantaran la cuarentena cuando la cresta de contagios del COVID-19 se encuentra en la fase más alta, expondrán a sus cientos de miles de obreros a volver a sus líneas de producción en tiempos altamente peligrosos.
Este mismo riesgo lo está corriendo, en el país, la industria de la construcción, un sector básico de la actividad productiva que mayor número de empleos genera especialmente entre los niveles de población más necesitados, los más golpeados por la crisis sanitaria, la recesión económica y el desempleo masivo.
Sin embargo, no deben esperarse condiciones propicias para esta industria ni para el empleo. Es uno de los rubros que acumula varios años de preocupante decrecimiento. El año pasado sufrió una recesión de 7%, y este año su caída seguramente será superior a la de la economía nacional.
Los recortes presupuestales y las reasignaciones de recursos de los gobiernos federal y estatales para atender la urgencia sanitaria, cancelarán y pospondrán la mayor parte de las obras de infraestructura previstas, y la inversión privada también ha sido impactada en el trimestre perdido por la pandemia del coronavirus.
La industria automotriz en México regresa a la actividad productiva luego de casi 45 días de parálisis total en que la producción de autos se redujo 98.5 por ciento, las exportaciones a estados Unidos y otros mercados cayeron como nunca 90.2, y las ventas en el mercado interno 64.5.
La gente ha dejado de comprar automóviles desde el año pasado, pero este año y el próximo la caída será muy severa por el enorme desempleo y la pérdida del poder adquisitivo de la población. Si las empresas se descapitalizaron y miles quizá ya no reinicien actividades, lo mismo ocurre en los bolsillos y en los ahorros de millones de mexicanos que saldrán endeudados y empobrecidos de esta crisis de la que nadie se salvó.
La Asociación Mexicana de Automóviles ( AMDA) estima que la venta de autos se desplomará 25.5 por ciento este año en el mercado nacional respecto de 2019, aunque ya son tres años seguidos de crisis que arrastra el sector, y los despidos han sido masivos en las agencias distribuidoras que empleaban a 130 mil empleado.,
Una de las grandes preocupaciones del sector automovilístico nacional es que el mes próximo entrará en vigor el tratado de comercio de México, Estados Unidos y Canadá (TE-ME), pero sería preferible que lo pospusieran para julio, para darle tiempo a la adaptación de la cadena de suministro automotriz a las nuevas reglas de origen que establece este tratado. Wb julio pudiéramos estar listos, aunque es una situación difícil de atender, comentó Fausto Cuevas, director de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz.
Las que están más apuradas en volver a las líneas de producción son las autoparteras comprometidas a abastecer a la industria nacional y a las armadoras de Estados Unidos y Canadá con pedidos por más de36 mil millones de dólares. La manufactura de autopartes forma parte de una cadena productiva en América del Norte.
Las ensambladoras en Estados Unidos retornaron a las líneas de producción desde el 18 de mayo, esto obligó a los directivos del sector en México a convencer al gobierno federal sobre la urgencia de reabrir las plantas en México 15 días antes de que se levante la urgencia sanitaria.
La enorme cantidad de obreros que han vuelto a las líneas de producción constituyen un riesgo potencial que puede llevar al fracaso al sistema nacional de salud que hasta el momento ha logrado que en México no sea tan elevado el número de víctimas que ha cobrado la pandemia del coronavirus.
Pero por lo visto ya nada detendrá el apresurado regreso de las grandes armadoras de coches de México, Estados Unidos y Canadá.