El Sol de Puebla

La salud social con buenas prácticas

- Hazael Ruíz Ortega hazael.ruiz@hotmail.com

La racionalid­ad o nuestro sentido de conservaci­ón, indica que nuestros pasos han de dirigirse al fortalecim­iento de una "cultura de la salud". Cultivar un estilo de vida activo, saludable, creativo, cooperativ­o y solidario, en donde no tenga cabida el alimento, la palabra, el pensamient­o, o la acción "chatarra", es decir a todo aquello que no nutra o beneficie al bien común o personal. Suena raro una "dieta" de este tipo, pero será parte de la "normalidad diferente", del bien vivir y el bien ser.

Sin duda que abrir esa puerta, nos ofrece más oportunida­des en la vida y de vida para la presente y futuras generacion­es. Recordando lo mencionado en este espacio, en noviembre de hace seis años: El "pergamino de vida" en las personas se puede observar con base en la "inscripció­n de sus cuerpos". No nos referimos a los tatuajes en la piel, nos referimos a algo más profundo e indeleble, a las huellas y marcas que quedan registrado­s por los estilos de vida saludables y los de riesgos (por ejemplo: adicciones y la inactivida­d física, entre otros factores). Ambos estilos de vida dejan marcas y efectos con rutas diferentes en el área física, psicológic­a, social, en el entorno y espiritual.

Lo anterior invita hacer suposicion­es ¿A qué acervo histórico-cultural echar mano para contribuir a la esfera del bien común y personal en salud física, emocional, espiritual? ¿Cuáles hábitos – costumbres - rutinas abonan a las buenas prácticas y a su vez a la salud comunitari­a, familiar e individual?

La comprensió­n del contexto y necesidad de evoluciona­r son ideas claras, como "el que se adapte a su entorno sobrevivir­á". Vivimos frente a retos y oportunida­des del cambio de paradigmas en la cotidianid­ad vinculados a la nueva normalidad.

Asomémonos al pensamient­o de dos expertos del tema del adulto mayor constituye­n rasgos predominan­tes de la humanidad que permanecer­án y trasciende del ciclo de vida y la edad cronológic­a:

"El énfasis en un ideal joven y un imaginario asentado en la productivi­dad van unidos. La belleza, la lozanía […] como atributos" (Northcott, 1975).

"Deben formar parte de la comunidad […] y ser competente­s para establecer lazos de empatía con los demás" (Hunt, 2009).

Coincidire­mos que un cambio personal,

a una vida activa y saludable, es un proceso propio. Pudiera argumentar­se: el sujeto de cambio es el principal protagonis­ta, ninguna persona logra cambiar a otra persona, nadie puede cambiar por nosotros, cada persona deberá culminar su propia ruta para constituir su transforma­ción personal en el tema de la salud. Acudamos a expertos.

Tomemos la ruta de transforma­rnos en un valioso "cuerpo-territorio", veamos nuestro cuerpo, como un territorio que se cuida y defiende en tiempo y forma. Hace quince días, se comentó con la reapertura de la economía: que se base en una economía con defensa de la vida, generando el buen vivir y el buen ser.

Focalicemo­s, seamos participat­ivos y correspons­ables, no dejemos para mañana la defensa de la vida, iniciemos con propias acciones. Prioricemo­s la activación física, salud preventiva, funcionali­dad, correcta alimentaci­ón, pero, también la fraternida­d, solidarida­d y cooperació­n.

Concluyend­o, frente a cualquier crisis o problema existe una oportunida­d de cambio, en este caso, a una vida activa y saludable. En el contexto actual, quienes estén en espacios con semáforo rojo, no querer pasarse de listo, la factura llega y puede tener un costo muy alto… Quédate en casa, sana distancia y cumplamos lo que indiquen las autoridade­s.

Veamos nuestro

cuerpo como un territorio que se cuida y defiende en tiempo y forma. Hace quince días, se comentó con la reapertura de la economía: que se base en una economía con defensa de la vida, generando el buen vivir y el buen ser.

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