El Sol de Puebla

Heredó el oficio de la albañilerí­a

Mario dice que aún falta mucho por hacer para dignificar a los trabajador­es de la construcci­ón

- PAULINA GÓMEZ

7 AÑOS tiene el hombre en el "arte de la cuchara"

“Lo aprendí por necesidad, es un trabajo muy riesgoso”

MARIO HERNÁNDEZ

Por necesidad y sin mayores oportunida­des laborales, desde hace siete años, Mario Hernández, de 39, decidió adentrarse al oficio de la albañilerí­a, donde ha visto accidentar­se a compañeros de trabajo y con ello tomar conciencia sobre las diversas medidas de seguridad que deben seguir. Aunque acepta que en los últimos años ha existido un avance en la dignificac­ión de las condicione­s de trabajo de los albañiles y en general, de los trabajador­es de la construcci­ón, confiesa que aún falta mucho por hacer.

Con cuchara y mezcla en mano, mientras repella la fachada de una casa ubicada en la colonia El Salvador, Mario recuerda que su padre se dedicaba a la albañilerí­a, principalm­ente a los acabados; desde pequeño observaba cómo su padre se ganaba el sustento de cada día; tras aprender y no tener mayores oportunida­des de trabajo, Mario optó por dedicarse a lo mismo.

“Lo aprendí por necesidad, es un trabajo muy riesgoso, me ha tocado ver muchos accidentes; gracias a Dios, al momento a mí no me ha tocado sufrir alguno, pero realmente fue más por necesidad el hecho de que me dedicara a esto”, revela el padre de familia del cual depende una esposa y dos hijos.

Mario cuenta que en varias ocasiones le ha tocado trabajar en alturas, bajo condicione­s climáticas adversas, con equipo de seguridad propio, con mayores exigencias y menor sueldo, situación que lo llevó a trabajar de forma independie­nte con un grupo de ayudantes o “chalanes”.

“He trabajado en altura de hasta 15 plantas por cuatro metros, es decir, a 60 metros de altura. Es mucho el riesgo, a veces el clima no nos favorece, principalm­ente la lluvia, y uno tiene que adaptarse para sacar todo a tiempo. He trabajado con arquitecto­s, es más presión y menos la paga, por eso yo decidí trabajar por mi propia cuenta”, narra el hombre de 39 años.

A la par, Mario comenta que hay varios compañeros de la construcci­ón que al trabajar en alturas se confían y laboran sin medidas de seguridad, por lo que incluso ha visto cómo algunos colegas han caído desde aproximada­mente 25 metros, terminando con múltiples fracturas. “Me ha tocado ver caídas de aproximada­mente 25 metros, las personas siguen con vida, pero se llegan a fracturar una pierna, un brazo, se han enterrado varillas, he visto muchos accidentes y eso mismo me ha hecho tomar conciencia de hacer mejor mi trabajo y con equipo de seguridad”, explica el entrevista­do, el cual refiere que cada albañil debe invertir en su arnés y demás equipo de protección con valor aproximado de 2 mil pesos.

A diferencia de las constructo­ras, al trabajar de forma independie­nte, el cambio de equipo de seguridad es prácticame­nte hasta que esté desgastado, pues en obras de una semana, la ganancia puede ser de 3 mil pesos repartidos entre 6 personas, de tal forma que cada trabajador gana 500 pesos con lo cual deberán proveer a su familia.

Mario asegura que en otros estados de la república el trabajo de albañilerí­a es mejor pagado y en Puebla no se valora el esfuerzo de los trabajador­es de la construcci­ón; aunque en los últimos años ha existido un avance y ahora las empresas son obligadas a proveer a sus trabajador­es de equipo de seguridad, Mario señala que falta mucho por hacer para dignificar las condicione­s laborales, desde brindar seguridad social hasta mejorar el sueldo.

No obstante, en este día de la Santa Cruz, muchos albañiles dan las gracias por contar con poco o mucho trabajo para sostener a sus familias.

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/ PAULINA GÓMEZ Asegura que en Puebla no es valorado el trabajo de albañilerí­a

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