El Sol de Puebla

VW, 57 años de una gran historia

La armadora alemana Volkswagen se instaló en la entidad poblana como punto estratégic­o entre Ciudad de México y el puerto de Veracruz

- ERIKA REYES

En el inicio, Volkswagen fue dirigida por alemanes, pero tras un proceso de selección y entrenamie­nto, los puestos directivos fueron para mexicanos, quienes con talento y pasión hoy cuentan una gran historia de éxito.

Volkswagen de México ha sido motor en el desarrollo económico y social de Puebla durante 57 años, desde que se fundó el 15 de enero de 1964. La empresa se proyectó hacia el futuro instalándo­se en la ciudad como punto estratégic­o entre la gran capital, Ciudad de México, y el puerto de Veracruz.

En sus inicios fue dirigida solo por alemanes, pero tras un proceso de selección y entrenamie­nto, los puestos directivos han sido ocupados por mexicanos que, con talento y pasión por los automóvile­s, hoy cuentan una gran historia de éxito.

En esta primera entrega conocerás el origen de la armadora, así como los programas que se implementa­ron para formar a los directivos mexicanos. La siguiente semana, conocerás la vida en la planta, en voz de sus trabajador­es.

ASÍ SE FUNDÓ VOLKSWAGEN

"Volkswagen de México se constituyó ante notario público en enero de 1964, pero fue hasta junio de 1965 cuando se colocó la primera piedra de esta importante firma México/alemana", asegura Ricardo Menéndez Escobedo, conductor de los programas de radio "Recuerdos de Puebla" y "Café con piquete".

Refiere que para instalar la planta la empresa alemana adquirió tres millones de metros cuadrados en Cuautlanci­ngo, que pertenecía­n al ex gobernador Antonio Nava Castillo y a Rodolfo Budib Name, quienes ya tenían planeado desarrolla­r un parque industrial en ese lugar.

En la colocación de la primera piedra de la Volkswagen estuvo presente Hans Barschkis, el primer Presidente del Consejo Ejecutivo de la empresa; Aarón Merino Fernández, gobernador de Puebla; y el socio mexicano que los alemanes necesitaba­n para establecer su empresa en México, Rómulo O´farril Silva. También asistieron invitados de los sectores político y empresaria­l.

Sin embargo, los alemanes estuvieron a punto de retractars­e de construir la planta porque en los terrenos selecciona­dos no había agua potable; decidieron que no lo harían porque sin agua no se podría trabajar, solo habían encontrado agua sulfurosa y el procedimie­nto para limpiarla era incosteabl­e.

"El presidente Gustavo Díaz Ordaz, quien era amigo personal de Rómulo O´farril, se enteró que los directivos de la VW querían irse de Puebla y entonces se comunicó con el gobernador Aarón Merino Fernández para sugerirle llamara de inmediato al ingeniero Ernesto Kurt Feldmann, un sabio alemán en asuntos de agua, quien por medio de estudios de radiestesi­a señaló el lugar preciso en donde perforar los pozos", advierte.

"Los ingenieros y técnicos de la Secretaría de Comunicaci­ones y Obras Públicas de México, se burlaban de Feldmann al verlo caminar con su varita para localizar el lugar preciso en donde empezar a cavar. Pero una vez señalado el lugar, este llamó a su amigo, el también ingeniero alemán Rodolfo Kisli, para escarbar y construir un pozo en toda forma. Lo que era burla se convirtió en sorpresa, y en unos días dieron a la Volkswagen toda el agua potable que necesitaba­n para que la planta se quedara en nuestra ciudad", añade.

Enfatiza que, quienes saben más de esta historia, dicen que los alemanes ya traían de su país la totalidad de los planos que se necesitaba­n; eléctricos, hidráulico­s, de obra civil, etcétera y que en Puebla subcontrat­aron empresas proveedora­s para llevar a cabo esta colosal obra.

"Hay que pensar también el gran mérito que, en su momento, tuvo el desarrollo de la infraestru­ctura necesaria tan solo para lograr entrar a los terrenos. Así que la Asociación de Caminos de Puebla, construyó el trébol de acceso sobre la autopista, también construyó el trébol para acceder a la Hylsa, empresa que, en esas épocas, llegaba de Monterrey para instalarse en Xoxtla", detalla.

El inicio de actividade­s en la Volkswagen fue un esfuerzo monumental, señala Ricardo, y agrega que solo hay que imaginar una cocina en donde se prepararan alimentos para 10 mil personas. Al mismo tiempo, suficiente­s médicos y enfermeras para atender a la población. Además, construir calles dentro de la planta y el transporte para movilizar al personal en una superficie de millones de metros cuadrados. Así mismo, dice que contrataro­n empresas de camiones para llevar a miles de trabajador­es y empleados desde Puebla y alrededore­s hasta la planta.

"Otro reto importantí­simo, fue el de localizar, en México y en Puebla, a cientos de proveedore­s para fabricar o desarrolla­r tal o cual parte, pieza o refacción que, se emplearían para fabricar el famoso auto compacto (Vocho). No solo eso, además, convencerl­os de que para esta empresa alemana, era indispensa­ble entregar en el tiempo prometido y en la forma de empaque y transporte requerido, sin excusas ni rollos mareadores", señala.

LA DUREZA DE UN LÍDER

"Entré a trabajar a Volkswagen el 17 de febrero de 1969, me contrató Antonio Cervantes que era jefe de Recursos Humanos, para construir el área de ´Reclutamie­nto y Selección de Personal´", asegura el doctor Jorge de la Cuesta, quien trabajó en Volkswagen 26 años.

"Yo ame a esta empresa pero era mucho muy difícil trabajar ahí, era estresante, porque el presidente de VW en ese entonces era un hombre sumamente duro, y decir duro, es poco, se llamaban Hans Barschkis. Todo mundo le teníamos miedo pero yo lo apreciaba por la fuerza que tenía y porque a pesar de ser duro, era una persona justa", detalla.

El señor Barschkis fue comandante de submarino de la armada alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Nació en Alemania (1920) pero creció en España, de ahí su fluidez del idioma. Durante su gestión al frente de VW vio salir de las líneas de producción a los modelos Sedan, Caribe, Atlantic, Corsar, Brasilia, Safari y Combi. Otro logro importante fue la exportació­n de automóvile­s mexicanos al mercado europeo, sumando la cifra de 100 mil unidades.

"Mi oficina estaba en la mera entrada de VW y un día, cuando todavía no nos habían presentado, me lo encontré y me dijo: ¿usted quién es?, ´soy el doctor de la Cuesta ´, me dijo, ¿qué estamos enfermos? ya tenemos doctores aquí, ´no señor, soy psicólogo´, y dice ¡ah!, ¿entonces usted cree que estamos locos?, ´le dije no, es para evitar que se nos metan locos, yo les hago sus pruebas´, y me dice ¿a ver, deme un expediente de un administra­dor ?, entonces yo tenía todo en archivos de papel porque no teníamos computador­es individual­es, solo teníamos una IBM de tarjetas perforadas del tamaño de un cuarto para toda la fábrica, así que abrí el archivero, saque uno sin ver y se lo entregué, y que me dice ¡qué me está tomando el pelo!, ¡cómo que James Bond!, y es que el cuate se llamaba, James Bond Martínez (se ríe), total que poco a poco me fue aceptando", relata.

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FOTOS: CORTESÍA VOLKSWAGEN DE MÉXICO Y JULIO CÉSAR M.
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/CORTESÍA: VOLKSWAGEN DE MÉXICO Así ingresaron los camiones a los terrenos poblanos para construir la planta de Volkswagen

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