El Sol de Puebla

“A mí sí me pegaban”: exinterno de un anexo

Ante los constantes maltratos, un hombre decidió escapar del centro de rehabilita­ción donde estaba

- BRUNO FLORES

EL VARÓN era obligado a levantarse todos los días a las cinco de la mañana para bañarse con agua fría y la comida pasó de ser tres veces al día, a una sola vez

1300 PESOS era lo que tenía que pagar la familia del anexado

“Amí sí me pegaban, cuando tus familiares te llevaban la comida ni te la daban, se la comen ellos”, aseguró “Felipe”, de 31 años de edad, quien estuvo internado en un anexo de la ciudad de Puebla por alrededor de dos meses, sin embargo, ante los constantes maltratos decidió escapar del sitio.

“Felipe”, nombre ficticio por seguridad del entrevista­do, narró a El Sol de Puebla que hace aproximada­mente cuatro meses fue recluido por sus familiares en un centro de rehabilita­ción, debido a que padece adicción a la heroína; a pesar de que se oponía a ingresar al grupo, su familia intervino y lo obligó a internarse.

El hombre señaló que cuando llegaron al sitio, el personal del establecim­iento no permitió la entrada de sus familiares, argumentan­do que se violaría la privacidad de los demás pacientes.

Sin embargo, su familia acordó que debería quedarse para solucionar su problema con las drogas.

En este sentido, indicó que la primera semana los llamados “padrinos” lo trataron con normalidad, le proporcion­aron alimentos y dormía en un catre con una cobija, no obstante, unos días después empezó el martirio.

Según dijo, era obligado a levantarse todos los días a las cinco de la mañana para bañarse con agua fría y la comida pasó de ser tres veces al día, a una sola vez. “Decían que éramos muchos u que no alcanzaba para todos”.

Asimismo, refirió que además de un pago mensual de mil 300 pesos, sus familiares tenían que llevar una despensa semanal, aunque nunca se las entregaban de manera personal. “¿Y la comida que me trajo mi jefa?, cuestionab­a a uno de los padrinos, -del que no quiso proporcion­ar su nombre-. Ante el cuestionam­iento, los trabajador­es lo encerraron en el baño con candado alrededor de tres horas.

“Felipe” mencionó que las agresiones ocurrían cuando alguien no quería acatar algunas de las órdenes de los “padrinos”. “Nos enredaban en las cobijas y así nos pegaban, como para que no nos doliera tanto, yo creo”.

El usuario estuvo internado un mes, en todo ese tiempo no pudo tener contacto con ningún familiar, por lo que decidió escapar.

“Felipe” creyó que huir sería más difícil, pero no fue así. Refirió que salió por la tarde, luego de que un padrino fue a comprar unas cosas y dejara la puerta sin seguro. “Mucha gente se quería salir, pero les daba miedo; a mí me hubiera gustado terminar mi tratamient­o, pero era muy gacho estar ahí, tampoco me gustaba ver como maltrataba­n a los demás”.

De acuerdo con “Felipe”, ser adicto es una situación terrible tanto para él como para su familia, sin embargo, el abuso que existe por parte de personal en algunos centros de rehabilita­ción debe detenerse, pues lo único que quieren es curarse de las adicciones definitiva­mente.

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/ ILUSTRATIV­A EL SOL DE PUEBLA El hombre estuvo internado cerca de dos meses

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