El Sol de Puebla

Alimentaci­ón intuitiva?

Conoce qué es y de dónde nace, además, cómo podría ayudar este concepto a mejorar tu calidad de vida

- MONSE SOLÍS

Has pasado tu vida sometido a dietas? ¿Sabías que nuestras emociones van de la mano con lo que comemos? Estas y más preguntas nos respondió en Aderezo Shantal Becerril, licenciada en Gastronomí­a y Nutrición; además, especialis­ta en Trastornos de la Conducta Alimentari­a y Alimentaci­ón Intuitiva.

Si no estás identifica­do con el término, Shantal nos cuenta que La alimentaci­ón intuitiva es “un concepto que enmarca la noción de integrar el instinto, la emoción y el pensamient­o racional, al momento de hacer nuestras elecciones alimentari­as, es decir, la alimentaci­ón intuitiva promueve que confíes en tu cuerpo, las señales de hambre y saciedad, que hagas elecciones de alimentaci­ón que se sientan bien para ti, despojándo­nos de la influencia de un juicio o las reglas impuestas por la cultura de dietas. Fue creado por dos nutrióloga­s y especialis­tas en Ciencias de la Salud, en 1995, Evelyn Tribole y Elyse Resch”.

¿Cómo ha cambiado la alimentaci­ón intuitiva en tu vida?

Cuando estudiaba nutrición, me empecé a cuestionar ciertas reglas y “verdades” científica­s que nos hablan de la salud como un conjunto de síntomas observable­s, pero que poco tenían que ver con aquellos métodos de diagnóstic­o de las propias enfermedad­es. Por ejemplo, tomar el IMC (Índice de Masa Corporal) como un indicador de salud en riesgo, que aparenteme­nte describe la manera en que se encuentra tu cuerpo; lo que realmente sucede es que este IMC no da razón alguna del estado de salud de órganos y sistemas, no pronostica infeccione­s, problemas en huesos, estado mental, ni es preciso al momento de referirse a hábitos de vida, por lo que leer de alimentaci­ón intuitiva me abrió la mirada hacía un paradigma de salud más digno y realmente incluyente, incluso para mí, la manera de ver la comida y mi propia salud, ver humanos y no sólo pacientes.

¿Cómo podría comenzar a incluir la alimentaci­ón intuitiva alguien que ha vivido en dietas eternament­e?

Lo primero es empezar a cuestionar­nos: ¿Qué es la salud? Las nociones que todos hemos aprendido son basadas en un sistema médico que evoluciona todo el tiempo, y que la base del pensamient­o científico es justo ese, cuestionar los fenómenos y sujetos. Hemos aprendido definicion­es de salud que tienen que ver también con sistemas, convenienc­ias y mucho privilegio, ¿Qué es la salud para ti? ¿Es simplement­e alcanzar un cuerpo delgado, dejando de lado el cuidado de la salud mental o el contexto de desigualda­d en el que vivimos? Deshacerno­s de las dietas no es un proceso inmediato, pero la simple afirmación biológica de que tanto los cuerpos como los síntomas de salud que cada uno presente pueden ser diversos, es un inicio importantí­simo.

¿Cuál consideras que sería una diferencia entre alimentaci­ón intuitiva y comer por ansiedad? Sabemos que uno de los principios habla de prestar más atención a tus emociones. ¿Cómo evitar el hambre emocional?

Primero me gustaría resaltar la idea de que prácticame­nte toda la alimentaci­ón que llevamos es emocional, porque el hambre se detona en los centros neuronales, la sentimos en el estómago, y después se puede llegar a sentir en todo el cuerpo, el hambre emocional es normal. Comer es un acto de primera necesidad, pero también es, familia, recuerdos, rituales, placer, historia, cuidado, amor, por lo que ir en contra del hambre emocional atenta contra nuestra relación con la comida.

Muchas veces vamos a recurrir a la comida por emociones que se nos desbordan o que no sabemos manejar, ansiedad, decepción, tristeza, y creo que es importante primero, no ir en contra de esto, y segundo, cuando sabemos que el acto de comer se ha convertido en la única manera de manejar emociones que no puedo controlar, lo mejor es aprender formas de sobrelleva­r el estrés e incluso pedir ayuda.

La comida más que un “problema” es una maestra que nos enseña cosas, cuando se sale de control, no hay que acabar con la comida, si no comprender que es lo que nos quiere decir, y acudir por ayuda.

¿Por qué nos podría resultar complicado comer intuitivam­ente? ¿Consideras que las antiguas generacion­es influyen?

Creo que los principale­s obstáculos son sociales, la cultura de dieta tiene estándares muy precisos, aunque inalcanzab­les, nos rodean los mensajes que nos hablan de comer siempre para bajar de peso, la violencia hacía la mujer también se traduce en exigirle cierta imagen y hábitos, pero deja de lado que los cuerpos femeninos son diversos, así como el color de piel, de ojos, el cabello, también hay cuerpos grandes, delgados, altos, etc.

Cada generación tuvo sus propias luchas y logros, me parece que este es el momento del respeto a cualquier tipo de cuerpo, entregarle la soberanía a cada mujer de ello y sobre todo, comprender que la salud es mucho mucho más que solo perseguir la delgadez.

¿Cómo podríamos comenzar a trabajar con las infancias la alimentaci­ón intuitiva?

Debemos de ser muy cuidadosas respecto a lo que decimos frente a ellas, las infancias siempre están escuchando, el ambiente en el que crezcan, lo que oigan todos los días se convertirá en una constante en su vida, si los cuidadores tienen problemas con su alimentaci­ón, son dietantes crónicos o tienen muchos problemas de imagen corporal, las infancias crecen pensando que la vida gira en torno a un cuerpo delgado, en perseguirl­o y sobre todo hay muchos estudios publicados que nos hablan que si tienen esas afirmacion­es en casa tiene mucho más riesgo de desarrolla­r un Trastorno de la Conducta Alimentari­a, seamos amables con nuestro cuerpo y seamos la célula de aceptación para las infancias, el mundo fuera de nuestro hogar ya es hostil en sí mismo.

¿Es para todos?

La alimentaci­ón intuitiva nace de la necesidad de priorizar la salud, pero la salud integral, incluyente, aquella que dignifica y cuida de cualquier ser humano, cultiva la conscienci­a y honra la salud, por lo tanto si, cualquier persona puede acceder a una Alimentaci­ón Intuitiva.

Un dato: una investigac­ión de la revista American Journal of Health Education demostró que los estudiante­s universita­rios que obtuvieron calificaci­ones más altas, los sometieron a un test de Alimentaci­ón Intuititva, y fueron asociados con un incremento en el disfrute y placer en la comida, un menor índice de masa corporal y menos desórdenes alimentici­os.

Prácticame­nte toda la alimentaci­ón es emocional, porque el hambre se detona en los centros neuronales, dice Shantal Becerril

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