El Sol de Puebla

LO HA VISTO TODO

ESTE AFICIONADO ES FIEL TESTIGO DE LA GRANDEZA DEL GUADALAJAR­A Y SUS 12 CAMPEONATO­S DE LIGA MX

- POR JAVIER JUÁREZ / ENVIADO

Yo estaba en el estadio, trabajando en las oficinas, cuando acabé mis funciones. Ya no había lugar en el Parque Oro, por lo que me subí a la lámina y vi el partido desde ahí. En ese lugar vi cómo Chava Reyes metió el gol. Desde entonces he visto todos los campeonato­s, todos”

Zapopan.- ¿Qué estabas haciendo en 1958? Muchos de nosotros ni siquiera habíamos nacido. Manuel Santillán, en cambio, estaba en el Parque Oro, en las láminas del estadio. Desde ese lugar presenció el primer título de Chivas Rayadas. Eso quiere decir que Don Manuel ha visto los 12 títulos del Rebaño Sagrado. Pocas personas pueden contarlo. ESTO visitó al aficionado rojiblanco en la intimidad de su hogar. El ingeniero Santillán nos ofreció café de grano, puso dos sillas, cargó revistas y presumió una bandera roja con el escudo de armas en medio. Estaba listo para la plática.

Manuel es rojiblanco, fue la herencia que le dejaron sus papás: “Mi padre nació en 1906, igual que Chivas; mi padre hubiera cumplido 116 años. Él y mi madre trabajaron en la parte administra­tiva del Guadalajar­a. Yo fui empleado del club cuando tenía 16 o 17 años. Hacía lo que hizo después el Pato Gómez: hacía los resúmenes, eran unos anuarios tremendos, había que recortar todos los periódicos. Sí, yo hacía eso, después entré a ingeniería y me separé de la institució­n”, relató.

Santillán escarbó en sus recuerdos. El ingeniero estuvo presente en el primer título de Chivas, en la temporada 1957-1958: “Estaba en el estadio, trabajando en las oficinas. Cuando acabé mis funciones en la oficina no había lugar en el Parque Oro, así que me subí a la lámina y vi el partido desde ahí. En ese lugar vi cómo Chava Reyes metió el gol. Desde entonces he visto todos los campeonato­s”, compartió.

La época del Campeonísi­mo es la más conocida, pero antes de eso fueron los “ya merito”. Manuel señaló una foto de esa época y enlistó a los presentes: “Están Juan Jasso, el Tigre Sepúlveda, el Chapetes Gómez, el Jamaicón Villegas, Pancho Flores, Chava Reyes, Tomás Balcázar, abuelo del Chicharito, el Mellone Gutiérrez -su nombre era Cresencio-, pero Mellone se lo pusieron por un jugador de Paraguay que se parecía, y la Pina Arellano”, enlistó. Nadie se le escapó.

El ingeniero Santillán vivió la época dorada de Chivas: “El Campeonísi­mo era un equipo increíble, cada jugador tenía sus caracterís­ticas, mas todos eran unos artistas en el campo. El Tubo Gómez, su famosa foto en la que está en el estadio Felipe Martínez Sandoval leyendo el periódico, no, no era un periódico, era el Memín Pinguín. Me acuerdo de eso, pero fue en réplica a una burla del peruano del Valle de Atlas. Él venía del San Sebastián de León, un año antes se sentó en el campo a burlarse de las Chivas. Entonces el Tubo Gómez se lo regresó un año después, pocos se acuerdan de ese detalle”, narró.

Manuel conoce el origen del escudo del Rebaño, para eso era la bandera que sostuvo en las manos. Mucha gente cree que los colores de Chivas están basados en la bandera francesa, pero ese dato es incorrecto.

El ingeniero Santillán sabe la verdadera historia: “El escudo es el de la ciudad de Brujas, Bélgica, lugar de nacimiento de Édgar Everaert, que fue el creador, motivador y el que les sugirió que pusieran el nombre de su ciudad, no el club Unión. Él lo sugirió. Como pueden ver son los colores originales, el azul, blanco y rojo. Muchos piensan que son de la bandera francesa y eso no es cierto, son los colores de su municipio, de Édgar Everaert. Ese es el origen real y es precioso, es lo que necesitamo­s ser. También leones, pero no de la Udeg”, bromeó.

El ingeniero Santillán tiene muchos recuerdos físicos, aunque todo “eso lo tiene mi hijo”. Hace como dos meses “se llevó cosas, él vive en San Antonio, y yo conservo las anécdotas, los partidos”, indicó el entrevista­do. Mucho tiempo después, Don Manuel dejó de treparse en una lámina para ver a Chivas. El ingeniero Santillán tiene su lugar asegurado en el estadio Akron y siempre que puede va a su asiento. A los 16 años lo hizo y a los 86 sigue con esa enorme tradición.

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El ingeniero siempre ha estado al pendiente del popular equipo tapatío y ha valorado sus títulos.
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El fiel aficionado todavía saborea los goles del inmortal Chava Reyes.

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