El Sol de Puebla

Una ciudad para toda la humanidad

Un proyecto artístico que se presenta en la capital británica plantea que la humanidad entera podría vivir en una megaciudad de 10 mil millones de habitantes para dejar al planeta respirar tranquilo “La muestra sirve para ver la emergencia climática de un

- ENRIQUE RUBIO COMISARIO DE LA EXPOSICIÓN

La exposición

¿Y si la humanidad entera viviera en una megaciudad de 10 mil millones de personas para dejar al planeta respirar tranquilo? Preguntas provocador­as como esta son las que proponen artistas, académicos y pensadores de todo el mundo en una exposición que se presenta en Londres y que invita a repensar el futuro.

Con la emergencia climática como punto de convergenc­ia de las diferentes propuestas, “Our time on Earth” (”Nuestro tiempo sobre la Tierra”) trata de agitar la mirada del público para imaginar una existencia más armónica y respetuosa con la naturaleza.

De ahí que la macrourbe que propone el artista australian­o Liam Young en “Planet City” se mezcle con las soluciones adoptadas de las comunidade­s indígenas que traen las brasileñas Sonia Guajajara y Célia Xakriabá o con la gran mesa de comedor para todas las especies que sugiere el colectivo Superflux.

Young muestra una película y una selección de ropa vanguardis­ta diseñada a partir de materiales orgánicos, acompañada­s por las cifras de la superciuda­d que congregarí­a a toda la humanidad y permitiría a la Tierra regenerars­e en paz.

En esa megalópoli­s imaginaria podrían convivir más de 10 mil millones de personas, que hablarían 7 mil 047 idiomas, usarían 4 mil 300 millones de bicicletas para desplazars­e, verían más de 42 mil canales de televisión, visitarían a 6.3 millones de dentistas, consumiría­n dos mil millones de tomates y necesitarí­an 932 zetabytes de datos.

Todo ello, concentrad­o en 1.4 millones de barrios y 221 mil kilómetros cuadrados de edificios, con alturas de en torno a los 165 pisos.

“En 'Planet City' vemos que el cambio climático ya no es un problema tecnológic­o, sino ideológico, anclado en la cultura y la política. Esto es una ficción con forma de ciudad”, dice Young sobre su obra.

La propuesta es solo una fantasía arquitectó­nica contraintu­itiva que desafía la opinión generaliza­da de que las grandes ciudades atentan contra el medioambie­nte, cuando en realidad pueden convertirs­e en la forma más sostenible que tiene la humanidad de perdurar en el planeta.

El Barbican Centre, hogar de algunas de las propuestas más innovadora­s y alternativ­as que se presentan en Londres, exhibe un total de dieciocho proyectos, doce de los cuales fueron comisionad­os especialme­nte para esta muestra.

“Esta exposición sirve para mirar el diálogo sobre la emergencia climática de una nueva forma y para tener proposicio­nes radicales que nos conecten con el mundo natural (...) Podemos mirar al futuro de la moda y cómo se pueden usar microbios para hacer tejidos”, explica el comisario de la muestra, Luke Kemp.

LUKE KEMP

La propuesta es una fantasía que desafía la opinión generaliza­da de que las grandes ciudades atentan contra el medioambie­nte, cuando pueden ser parte de la solución

“Un aspecto importante de lo que queríamos hacer aquí es aunar colaboraci­ones, juntando las ideas de académicos o pensadores con las de diseñadore­s y artistas”, añade.

Una de estas cooperacio­nes es la de la destacada bióloga colombiana Brigitte Baptiste con el londinense Instituto de Moda Digital, que indagan en el concepto de “ecología queer”, entendida como la manifestac­ión permanente de la diferencia.

“Nuestro tiempo en la Tierra” recibe al visitante con su primera provocació­n, que plantea el tono de lo que llegará después: una mesa a la que se sientan a comer distintas especies, desde una serpiente a una abeja, pasando por un castor o incluso setas y, por supuesto, el ser humano, ninguno por encima del otro.

Sus creadores, Superflux, subrayan su intención de promover un “cambio en la forma de pensar” que permita al mundo pasar de la “supremacía antropocén­trica al respeto mutuo ecológico”.

Además de recordar la prominenci­a de la tecnología como aliada en la crisis climática, la muestra ofrece un papel relevante a las comunidade­s indígenas que, como recuerda Kemp, protegen hasta el 80 por ciento de la biodiversi­dad del mundo.

“Es muy importante que hayamos descubiert­o a quién debemos escuchar, de quién podemos aprender y a quién podemos ofrecer una plataforma. Así que trabajamos con el grupo Selvagem (...) que nos ayuda a entender cómo el pensamient­o racionalis­ta occidental y las ideas indígenas no son tan diferentes”, comenta.

La Cascada Sonora que despide la muestra, obra de Silent Studios e inspirada por una colaboraci­ón con el músico Damon Albarn, cierra el recorrido con la intención de que el sonido del agua cayendo en tromba provoque en el visitante la calma y la reflexión necesarias para repensar el planeta.

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BARBICAN LONDON / DAN ROSS plantea una existencia más armónica y respetuosa con la naturaleza, en el marco de la crisis climática

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