Rescatistas peludos, al servicio comunitario
La primera generación de este grupo se originó en 2012 y surgió a partir de la necesidad por hacer frente al alto índice de extravíos
Desde hace más de una década, 15 leales perros y 20 voluntarios comprometidos se preparan permanentemente para la búsqueda y rescate de personas en grandes áreas, estructuras colapsadas y zonas montañosas. Gracias al trabajo del heroico escuadrón SAR K9 de la Delegación Estatal de la Cruz Roja Mexicana (CRM), decenas de vidas humanas se siguen salvando dentro y fuera de la entidad.
Efrén Aguayo es ingeniero de profesión, sin embargo, su amor por los perros lo orilló a integrarse como voluntario en la especialidad más reciente de la CRM Puebla: el equipo de Búsqueda y Rescate K9 (SAR, por sus siglas en inglés).
La primera generación de este grupo se originó en enero de 2012 y surgió a partir de la necesidad latente del organismo por hacer frente al alto índice de personas extraviadas, específicamente en áreas montañosas, agrestes, además de la constante incidencia de inmuebles colapsados en la entidad.
Actualmente participan 15 caninos, de los cuales cinco se encuentran acreditados para la búsqueda de personas, otros cinco están próximos a certificarse y cinco más están en una etapa preparativa; además de los 20 elementos humanos, entre médicos veterinarios, operadores y personal de apoyo.
Efrén es propietario de Max, un labrador color chocolate de cuatro años de edad. En entrevista con EL SOL DE PUEBLA, el feliz dueño del canino contó que su perro es uno de los cinco animales calificados para localizar personas en zonas amplias y de difícil acceso. Refirió que adquirió a su can específicamente para servir a la población y trabajar por salvar vidas.
Cuando Max era tan sólo un cachorro comenzó a demostrar sus habilidades de salvamento y por esa razón Efrén empezó a capacitarlo poco a poco. Su constancia fue el motor que lo impulsó a obtener la certificación internacional para perros de búsqueda y rescate (IRO, por sus siglas en inglés), apenas en 2019. Gracias a ello, el canino lleva más de una decena de personas salvadas en cuatro años.
Entre sus principales logros se encuentran los marcajes que hizo en la explosión de la Diagonal Defensores de la República y la 2 Poniente, en 2022; el derrumbe en el sitio de construcción de un centro comercial en San Martín Texmelucan, en 2021; además de los múltiples rescates que ha hecho en lugares como el Cerro del Cristo de Chignautla, la región del Izta-popo, el Pico de Orizaba y en toda la Sierra Norte y la Mixteca, por mencionar algunos.
Sobre esta certificación, es importante mencionar que cada ejemplar requiere entre un año y año y medio de capacitación para poder obtenerla. Una vez adquirida, el entrenamiento se vuelve cotidiano e indispensable.
EL ESCUADRÓN EN EL TERREMOTO DE 2017
A decir de Efrén Aguayo, el pertenecer a ese equipo ha sido la experiencia más impactante y gratificante de su vida. Uno de los eventos más demandantes física y emocionalmente fue, sin lugar a dudas, su experiencia como voluntario en los trabajos de rescate durante el terremoto del 19 de septiembre de 2017.
Cuando el desastre ocurrió y los primeros daños empezaron a ser cuantificados, la sede nacional de la Cruz Roja convocó a los voluntarios de las delegaciones estatales aledañas a la Ciudad de México. Al menos dos binomios y cuatro personas más partieron desde Puebla rumbo a la capital del país. El destino: el Colegio Enrique Rébsamen, lugar que colapsó casi en su totalidad.
Desde su llegada al sitio, el escuadrón poblano fue recibido con gran esperanza por los rescatistas y ciudadanos que se aglutinaron primero en la zona. Fue en ese momento cuando Efrén terminó de convencerse de su labor y entrega al SAR K9.
“Cuando vieron que llegamos con los perros, empezó a aplaudir la gente (...) Hay veces en las que no hay que decir nada para saber que ya llegó una esperanza para las familias (...) Fue muy difícil asimilar que casas completas (...) se vinieron abajo en un segundo”, refirió.
Otro de los voluntarios que viajó a esa entidad a atender la crisis del terremoto fue Juan Gutiérrez Álvarez, fundador del escuadrón y dueño de tres perros: Maia, una labrador de seis años; Hunter, un bloodhound de nueve años, ambos con certificación IRO, y Canelita, una canina de raza criolla de apenas dos años que actualmente está siendo entrenada.
El veterano de la CRM relató a esta casa editorial que, en sus poco más de dos décadas al servicio de la organización, sus años más memorables los ha vivido junto al SAR K9. Él se trasladó al Colegio Enrique Rébsamen junto a Maia, quien logró el rescate de una persona y protagonizó el hallazgo de tres cuerpos que, a expectativa de muchos, parecían ilocalizables.
Al llegar a ese momento, asegura que experimentó una fuerte conexión con su perrita como nunca antes lo había hecho y la razón fue el temor que ambos sintieron al vivir tantas experiencias en ese corto tiempo.
Después de vivir ese acontecimiento, pese a las trágicas escenas, reconoce que las labores de rescate no hubieran sido iguales sin el apoyo y la valentía de los canes. De todo lo que percibió, persisten aún las emociones de impotencia y nostalgia ante la remoción de cuerpos, pero, sobre todo, la satisfacción de haber contribuido junto a su perrita a la recuperación de una ciudad devastada por un siniestro de tal magnitud.
LOS PELIGROS
Juan Gutiérrez es propietario de Hunter, el elemento de mayor antigüedad. Este sabueso tiene las habilidades y las credenciales necesarias para encontrar personas en cualquier entorno terrestre mediante el apoyo de su olfato y audacia.