El Sol de Puebla

Adiós, Ceci…

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un pequeño homenaje a mi amiga

Este es

Conocí a Ceci Monzón hace algunos años. Recuerdo perfecto que hablamos por primera vez saliendo de una reunión de Kybernus en el Tecnológic­o de Monterrey. Abierta siempre, me incluyó al grupo y, por primera vez, me hizo parte de él. Después de eso compartimo­s 33 mujeres, la primera generación de este gran proyecto de otra gran activista, Edurne Ochoa.

Ahí nos hicimos más cercanas. Antes de aquella primera vez que hablamos, ya había escuchado de Cecilia Monzón, ya la había visto en periódicos y escuchado en la radio. Ya la admiraba, pero no tenía la fortuna de decirme su amiga.

De ahí empezamos a enumerar muchas historias juntas, incontable­s sobremesas hablando del reto de la crianza solas, de nuestras malas elecciones, de padres que no se hacían responsabl­es, de “chismes”, de grilla, de sus locuras porque era de esas locas que este mundo necesita, de todos los temas. Éramos amigas.

Ceci era una abogada extraordin­aria, una especialis­ta y, sobretodo, era solidaria siempre con las mujeres. Odiaba la injusticia y luchaba contra ella.

Tenía una risa única, inundaba todos los lugares. Amaba la fiesta, cantaba con enjundia y bien entonada, amaba la vida. Era una madre extraordin­aria que rompía paradigmas, siempre preocupada y ocupada.

Luchó hasta el último día defendiend­o los derechos de su hijo, luchando contra un padre ausente que la hizo pasar todo tipo de problemas como ser señalada y en ocasiones humillada, pero nunca la hicieron sentir menos porque siempre supo quién era y cuánto valía.

Me duele su partida, me duele que le hayan arrebatado la vida de una manera tan cobarde. Me duele que nos falta una amiga, una luchadora, una activista pero, sobretodo una hija, una hermana y la mamá de un bebé que no podrá crecer acompañado de la gran mujer que escogió como madre, pero sabrá por todos quienes amamos a Ceci- quién era.

Estaremos pendientes, justicia.

Confío plenamente en las palabras dichas por el Gobernador y sé que el caso no quedará impune.

Abrazo con cariño a su familia, a su compañero de vida, a sus amigas, a sus hermanas de lucha, a todos a quienes iluminó con su paso por este mundo. Vivirá siempre en nosotras, en nosotros. Extrañaré nuestras pláticas, sus notas de voz que eran larguísima­s y que siempre le reclamaba me mandara, su cabellera rojiza que era la más temida de cualquier Ministerio Público, esos ojos de gato que expresaban todo, sus cantos de banda, gusto musical que siempre compartimo­s, su causa y su lucha tan congruente siempre.

Hicieron que te fueras muy pronto Monzón, pero vivirás aquí y será ejemplo de mujeres y niñas y para quienes te queremos seguirás en nuestro corazón.

Nos volveremos a encontrar Monzón. Vuela alto, como solo tú sabías hacerlo. exigentes de

Olas mujeres. El asesinato de la abogada Cecilia Monzón, que ocurrió recienteme­nte, debe ser un estímulo para que nuestras autoridade­s redefinan su estrategia de seguridad, debido a que –de acuerdo a medios de comunicaci­ónel crimen se efectuó en una avenida transitada, durante el día, y en un Pueblo Mágico, por cierto.

Todavía no concluye la investigac­ión, pero es visible que se trató de un hecho delictivo lamentable, que debe ponernos en alerta, toda vez que se trataba de una mujer que alzaba la voz y defendía los derechos de los sectores con más vulnerabil­idades.

Coincidí con Cecilia en algunos eventos,

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