CHEMUYIL VIVE EN LA INCERTIDUMBRE
En medio de la selva, un grupo de jóvenes formó hace seis años una guardia comunitaria para rescatar los cenotes; ahora les preocupa el trazo del Tren Maya, sobre el que nadie los consultó
TULUM. A mitad de la selva de Quintana Roo se localiza Chemuyil, un pequeño poblado de menos de mil habitantes donde 16 jóvenes oriundos se organizaron para recuperar y preservar los cenotes de la región que hasta hace seis años estaban repletos de basura.
Ahora su nueva preocupación está a sólo siete kilómetros del poblado: es el trazo del Tren Maya sobre el que ninguna autoridad los consultó y hasta ahora nadie les ha podido definir si cruzará por su comunidad.
“La verdad, la verdad te voy a ser honesto [...] tenemos incertidumbre porque ni siquiera sabemos dónde va a pasar y con todo lo que ocurrió hace algunos meses o unas semanas no se sabe. Hemos tratado de averiguar todo y nadie sabe de momento”, dice Einer Medina, uno de los jóvenes que integran el colectivo Bejil-ha, la Guardia Comunitaria de los cenotes.
La suspensión provisional de las obras del tramo 5 del Tren Maya —que va de Playa del Carmen a Tulum—, luego de que se comprobara que no existía la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), tiene en vilo al colectivo y a la comunidad.
“Hemos preguntado a gente que conocemos que vive en la selva para ver si alguien se ha acercado y todo, pero no. No hemos dado por dónde va pasar. Sabemos nada más por información que se ve en las redes de que fue cancelado momentáneamente [...] En pocas palabras, hay incertidumbre y no se sabe”.
Hace un par de semanas un bloguero de la región, Salvaje Wil, documentó en un video publicado en su cuenta de Youtube la incertidumbre de los vecinos de Chemuyil, que comenzaron a preocuparse luego de ver banderines del Tren Maya cerca de sus hogares.
Si bien un técnico de la Fonatur accedió a asesorarlos en sus dudas, no pudo responderles a ciencia cierta por dónde pasará el tren, pues el Gobierno contempla aún tres posibles trazos en la zona.
Einer Medina recuerda que hace mucho tiempo, casi al inicio del sexenio del presidente López Obrador, gente de su administración se apersonó para informarles a grandes rasgos acerca del proyecto, pero sin consultarlos sobre el mismo. “De hecho, yo me acuerdo que nada más fue el mapa de la Península. Nos mostraron el trazo y listo. Pero no se había ni especificado ni tramo uno, ni tramo dos, ni nada”.
De acuerdo con el Gobierno, para llevar a cabo la construcción del Tren Maya se realizó un proceso de consulta indígena en los cinco estados por donde pasará, ejercicio para el que se celebraron 15 asambleas informativas y 15 consultivas. Participaron 10 mil 305 personas.
Sin embargo, activistas de la zona denuncian que dicha cantidad de votantes no es ni 10 por ciento de la población total de Quintana Roo, que para 2020 tenía un millón 857 mil 985 habitantes, y al menos 12 por ciento hablaban una lengua indígena, según datos del Inegi.
“Entonces, como ni siquiera es el 10 por ciento de la población, seguramente el resto ni siquiera sabe, ni está enterada, ni informada de lo que puede pasar. Porque sólo están diciendo los beneficios, pero no hablan de los daños”, dice la espeleóloga Tania Ramírez.
Con todo, Einer no se opone tajantemente a la obra insigne del Presidente. “Al menos yo sí considero que es un buen proyecto”, dice. Pero acota: “implica muchos estudios y yo creo que es ahí donde no ha habido esa transparencia, no se han hecho esos estudios y la fragilidad que tiene nuestro suelo pues lo hace aún más complicado”.
Ayer, la OEM publicó que el tramo 5 del Tren Maya se construye sobre un suelo con alto riesgo de colapso. Los biólogos explican que se debe a que la Península de Yucatán está sobre una enorme plataforma de roca calcárea o caliza, que no es más que carbonato de calcio, y cuya porosidad y permeabilidad es tal que por eso no existen ríos en la zona, pues toda el agua llega directo al manto freático.
Estas características son las que le dan a la roca una consistencia tan frágil como una barra de mazapán en algunas partes.
“Ese es un punto, los otros puntos pues son todo lo que implica un desarrollo grande”, agrega Einer en referencia al